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23 enero 2020

2973. Los presos de Asturias ¡Acusamos!


"Publicamos a continuación un documento sensacionalmente terrorífico. Las páginas más escalofriantes de “El Jardín de los Suplicios” de Mirbeau no son nada más que una débil sombra al lado de lo que aquí se cuenta, de lo que aquí se dice, de lo que aquí se prueba.

No se trata de invenciones macabras hijas de una fantasía enfermiza a lo Edgard Poe, sino de hechos lacónicamente expuestos, con la frialdad de una noticia telegráfica.

Es la exposición breve, sumaria, de los crímenes cometidos en Asturias, con los presos revolucionarios.

No habla, describiendo la tragedia, un "espectador imparcial". Hablan 547 presos que han podido salvarse -algunos de ellos momentáneamente, tan solo- de las sádicas torturas aplicadas especialmente por el comandante Doval, en las Adoratrices, y por el capitán Nilo Tello, en la Cárcel. Exponen lo que han visto, horrorizados, lo que han sentido en sus carnes desgarradas y maceradas, en sus articulaciones descoyuntadas, en sus huesos fracturados y molidos con las culatas de los fusiles.

Los presos de la Cárcel de Oviedo relatan lo que han hecho con ellos y lo realizado con aquellos otros que cayeron muertos, que no pudiendo resistir más se suicidaron o, en estado de locura, tuvieron que ser recluídos para siempre en el Manicomio.

El relato de este crimen jamás igualado culmina, llegando al paroxismo horripilante de la bestialidad más desenfrenada, en el asesinato en masa de los veintisiete presos que sacados, la noche del 24 al 25 de octubre de la Cárcel de Sama de Langreo, son apuñalados, mutilados, destrozados y luego enterrados, algunos con vida aún, en el lugar llamado la “Coraxona” de los montes de Carbayín.

En estas páginas sombrías de torturas y suplicios no se hace hincapié en las fechorías del Tercio y Regulares, “los bravos soldados de la patria”, perpetradas en toda la región asturiana. Los asesinatos de hombres, mujeres, ancianos y niños, la violación de muchachas, los robos desenfrenados de aquellas hordas de forajidos que el gobierno de Lerroux-Gil Robles condujo a Asturias “para salvaguardar la civilización” no son señalados aquí. Los presos únicamente se refieren a lo que han hecho con ellos, a lo que se está haciendo todavía. Es una simple prueba testifical ante el Tribunal de la clase trabajadora de todo el mundo.

La represión llevada a cabo en Asturias supera a las mayores que recuerda la historia moderna. Ha ido más allá que la ferocidad de Mussolini e Hitler. Sólo puede ser parangonada, aunque quizá sea más intensa la española, a la que ejecutaron los sanguinarios Thiers y Gallifet cuando cayó la “Commune” de París. Thiers dió entonces la orden de que se “exterminara a los lobos, a las lobas y a los lobeznos”. Exactamente lo mismo que Lerroux y Gil Robles mandaron hacer en Asturias.

Después de las sangrientas jornadas de últimos de mayo de 1871, las hienas de la burguesía francesa paseaban por las calles de París, y con la contera de sus sombrillas arrancaban los ojos a los cadáveres de los heroicos “communards”.

La perras de la burguesía española ha llegado en su refinamiento y en su perversidad a más aún. La tarea de ensañarse con los cadáveres de los revolucionarios dejaron que lo efectuaran los legionarios y los moros. Ellos han caído, sádicamente, sobre los heridos y enfermos. Un periódico reaccionario de Madrid publicó, en enero el siguiente telegrama procedente de Oviedo, que luego a título de reproducción pudieron publicar algunos diarios de Madrid y Barcelona:

“Las damas católicas de Oviedo hemos creado un cuerpo de enfermeras para acabar con los heridos revolucionarios que se hallan en la Cárcel o en el Hospital. Para ello, o se equivocan los medicamentos o se ponen inyecciones con dosis elevadísimas”.

¿Es posible imaginar criminalidad mayor?

Cuando las primeras noticias del crimen permanente que el gobierno de Lerroux-Gil Robles comete en Asturias fueron publicadas por la prensa extranjera, las agencias oficiosas trataron de desmentir tal información. Sin embargo, posteriormente la verdad no ha podido ser ocultada.

El informe de Fernando de los Ríos, ex ministro de la República, que publicó “Le Populaire”, de París y reprodujo “Acción’, periódico del B.O.C., causó una sensación tan enorme que el Gobierno fué impotente para seguir silenciando lo ocurrido, y no tuvo más remedio que ordenar al Fiscal General de la República que hiciera las correspondientes averiguaciones.

Los presos de la Cárcel de Oviedo se apresuraron a mandar al Fiscal de la República el documento que sigue como un simple avance de lo que se ha hecho con los presos.

En las prisiones de Asturias y en las de todo el país hay miles y miles de presos sufriendo atrozmente los rigores de un régimen criminal que sintiéndose en estado agónico, hace esfuerzos inauditos para sobrevivirse torturando y asesinando sin cesar.

Los trabajadores de Cataluña, de España entera, emocionados, han visto el heroísmo de los trabajadores asturianos durante los días rojos de octubre y ven ahora sus sufrimientos atroces.

La gloriosa COMMUNE asturiana es para todos los obreros una lección transcendental. Ha demostrado que cuando el proletariado está fuertemente unido es invencible. Si el Proletariado astur es martirizado se debe a que la clase trabajadora hispana no supo seguir su magnífico ejemplo, esto es, constituir una poderosa Alianza Obrera y luego combatir hasta triunfar.

Esta poderosa lección no puede, no debe ser olvidada. Precisa superar la situación actual para sacar a los camaradas presos de las garras de la justicia burguesa y para continuar la gesta de octubre hasta el triunfo definitivo, hasta la victoria de la segunda revolución que implante la dictadura del proletariado."

(...)



Cárcel Modelo de Oviedo, a 24 de enero de 1935




Tomado de http://cosal.es/






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