Severino Chacón es el secretario general de
la Federación Tabaquera Española. Ha conseguido llegar a Valencia, al cabo de
un año de guerra. Estuvo escondido meses y meses, y varias veces intentó la
evasión. Ahora lo ha conseguido junto con algunos otros compañeros.
—... Yo salí —ha contado a su regreso— de
Madrid el día 18 de Julio, a las siete de la tarde, ajeno por completo a lo que
se estaba preparando. Fui a cumplir un deber de organización. Al enterarme de
la sublevación, me presenté en el Gobierno civil. El 20 de Julio, por la tarde,
estallaron los sucesos. Los obreros declararon la huelga, que duró ocho días.
Vencida ésta, la del ramo de construcción duró todavía cerca de un mes. Por
fin, los obreros hubieron de reanudar el trabajo. Naturalmente, muchos cayeron
en la lucha. Otros quisieron escapar, y pocos lo consiguieron. Han sido muchos,
muchos episodios de una gran emoción dramática. Hay uno, sobre todo...
Ahora, en Valencia, Severino Chacón ha
recordado este episodio, que tiene un formidable valor trágico. Eran nueve
camaradas que tenían en preparación la huida. Entre ellos, una mujer. Todo lo
tenían organizado ya, y una barca pesquera les esperaba en Marín. Se
embarcaron, y cuando ya se disponían a zarpar, fueron descubiertos. Iban ya a
ser detenidos. Ellos, rápidamente, se dieron cuenta de la situación y
concibieron, sin más palabras que las necesarias, un plan trágico. Se
encerraron en la bodega y prefirieron morir a entregarse. La mujer, con la
única pistola que tenían, mataría a sus compañeros. Así lo hizo. Uno a uno
fueron cayendo. El último disparo fué para ella. Y cuando sus buscadores
consiguieron penetrar en la bodega, ante ellos se ofreció un cuadro dramático.
Los nueve cadáveres estaban en el suelo, confundidas las sangres de los cuerpos
inertes.
Tras una pausa de emocionado recuerdo a los
camaradas caídos. Chacón habla de su fuga.
—Por cinco veces intentamos la fuga. Sólo
en esta última lo logramos. Salimos en cuatro barcos pesqueros. Después de tres
días de navegación, llegamos a la costa de Francia. Y ahora, por fin, a
Valencia, con nuestros camaradas...
Fausto Lamata
Mundo Gráfico, 11 de agosto de 1937
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