Ángela Iglesias Rebollar fue fusilada junto con su marido por los fascistas durante la Guerra, acusada de ser protestante y desafecta al régimen.
Gabino Alonso / Septiembre 2012
En Galicia, como en el resto de las provincias durante
la Guerra, los golpistas quería saberlo todo, la enorme
represión no parecía ser suficiente, la construcción de su “Nueva España ”
exigía silencio, obediencia y control.
Todo el mundo era sospechoso y existía una consigna
clara: Confeccionar un gran fichero donde figuraran todos los
“indeseables y rojos“. Solo en Vigo entre 1936 y 1939 se perpetraron casi 4500
informes de delación.
La obsesión era tal que en numerosa ocasiones se
llegaba al ridículo. A Fernando Blanco Andrés, carpintero de profesión, lo
denunciaron porque en la radio de su taller no sonaba el himno nacional. La
investigación policial arrojó el resultado de que tenía el aparato estropeado.
Esto que hoy resulta cómico, en aquella época de represión y miedo no tenía
ninguna gracia.
Los insurrectos articularon un remedio de legalidad a
través de consejos de guerra, que dictaban penas de muerte rápidas y masivas,
cuyo resultado aún sigue impune. Nunca faltó a los sublevados una ley que
calzase la realidad a su medida. Una maquinaria paralela de fusilamientos sin
formación de causa se extendería por los territorios dominados en su totalidad.
El matrimonio formado por Ángela Iglesias Rebollar,
natural de A Guarda (Pontevedra) y José García Niebla, vecinos de Vigo, fueron
uno más de los muchos denunciados bajo la acusación de ayudar a esconder a
fugados.
Según se refleja en los legajos de los archivos
militares de Ferrol, en la denuncia se hacía hincapié en que Ángela
Iglesias era “protestante” y desafecta al régimen.
El 11 de abril de 1937, ambos fueron trasladados al
monte de La Guía (Vigo) y los asesinaron disparándoles por la espalda junto a
la ermita que se encuentra en la cima de monte.
Ángela tan solo tenía 26 años y estaba embarazada de
su tercer hijo. Los otros dos hijos del matrimonio, José de 4 años y Eliseo,
fueron separados y no se reencontraron hasta mediados de la década
de los 70.
Su casa fue saqueada, quemando posteriormente el resto
de sus pertenencias.
En el barrio de Teis de la ciudad de Vigo, próximo al
Monte de La Guía hay una calle que lleva el nombre de Ángela Iglesias Rebollar.
Fotografía: María Torres
Creo que el problema del alejamiento de nuestra sociedad con aquellos sucesos está principalmente en verlos demasiado lejos y sin mucha conexión con el presente.
ResponderEliminarHay que recordar que en aquellos tiempos también, un hecho como el que sucedió, antes de iniciarse la sublevación militar les parecería, si no imposible, muy poco creíble que se pudiese llevar a cabo.
Y de un modo más importante que el que queremos creer, aquellos sucesos marcaron nuestra propia realidad de hoy.
Yo creo Mikel que esos acontecimientos, tienen mucha conexión con el presente. Casi todos tenemos a algún familiar represaliado. No podemos mirar para otro lado, no podemos pasar una página que no se ha leído y que conste que no se trata de odio o venganza, simplemente es Justicia.
ResponderEliminarTristemente la represión no termino con la obligada rendición republicana. Se prolongó hasta 1975, y esto no nos pilla tan alejado. En unos días, el 27, tendrá lugar el aniversario de los últimos fusilados por el regimen franquista.
Y sin lugar a dudas, como señalas; todos esos hechos marcaron nuestra realidad de hoy.
Un cordial saludo.