Jim
Lardner fue el último norteamericano caído en la Guerra Civil. Su comandante lo
puso en primera línea de batalla para que fuera mejor literato. Es uno de los
personajes de la reconstrucción histórica de la sangrienta batalla del Ebro
elaborada por Jorge Martínez Reverte.
Jorge M. Reverte - 4
NOV 2012 - ElPaís.com
28 de
julio de 1938
Jim Lardner experimenta, por
primera vez, en carne propia, la barbarie de la guerra. Tiene hambre y se
arriesga a dejar el parapeto para coger manzanas de un árbol. Una bomba de
aviación revienta a su lado. La tierra se conmueve a su alrededor y cae al suelo.
Aturdido, busca su equipo, el fusil, las cartucheras, la cantimplora, que ha
quedado desperdigado a su alrededor, y vuelve a la posición donde está su
compañía. Cuando llega, advierte que está herido en la pantorrilla y la nalga
izquierdas. Le evacuan al hospital, donde pasará varias semanas.
Lardner es el segundo de los
cuatro hijos de un conocido escritor norteamericano, Ring Lardner. Todos ellos
tienen una fuerte vocación literaria, y todos comparten una ideología
izquierdista. Jim ha venido a España unos meses antes como corresponsal de
guerra para la revista danesa Politiken, la agencia de noticias News Services
y, sobre todo, un periódico, Herald Tribune. Tras pasar algunas semanas en
España, decidió que su lucha por la libertad debía hacerla en el frente, y no
en la retaguardia. Ernest Hemingway, al que había conocido como corresponsal,
elogió su decisión, aunque le advirtió que no podía aconsejarle, que se trataba
de algo muy personal. Jim se alistó en las Brigadas Internacionales.
En una carta algo rimbombante
le comunicó a su madre los 16 motivos de su decisión: no sé con qué atención
has seguido la guerra, pero imagino que tienes una exagerada idea del peligro
de nuestra posición. (...) Hice una lista de razones:
“Porque creo que el fascismo
está equivocado y debe ser exterminado, y esta democracia liberal, o más
probablemente comunista, tiene la razón”.
“Porque mi integración en las
B. I. podría tener un efecto para la abolición de la neutralidad en Estados
Unidos”.
“Porque espero encontrar
material para escribir”.
“Porque quiero saber qué es
tener miedo de algo, y quiero ver cómo otra gente reacciona ante el peligro”.
Lardner acaba la carta a su
madre pidiéndole, “si es que aún me consideras uno de tus hijos”, que le envíe
chocolate con leche, ciruelas y cosas que no necesiten preparación.
5 de
agosto
Alvah Bessie, que es ya un
escritor conocido en su país, y Ed Rolfe discuten mucho sobre el futuro
literario. El de Rolfe y el del ausente, por estar herido, Jim Lardner. Rolfe
está obsesionado con el posible paso de Jim a la retaguardia para escribir en
el órgano de prensa de la Lincoln, The Volunteer for Liberty. Rolfe le insiste
a Bessie en que, desde luego, teme por su vida, pero sobre todo piensa que su
experiencia en el combate es muy importante para los demás, y tiene ya una gran
carga literaria.
17 de
agosto
Ernest Toller, el autor de
Una juventud en Alemania, está en el hotel Majestic, en Barcelona,
emborrachándose en medio de una discusión sobre el porvenir de la República
española. Su borrachera tiene que ver con lo que ha podido observar en Pàndols,
una experiencia casi insoportable. Con él comparten bebidas y argumentos André
Malraux, Boleslavskaya (corresponsal de Pravda), Herbert Matthews (de The New
York Times) y otros periodistas como Robert Payne, Louis Fischer y James
Lardner, que se repone de sus heridas y va a volver en breve al frente.
André Malraux, que es piloto
aficionado, estuvo al principio de la guerra volando en una escuadrilla de caza
en el frente de Madrid. Sus discrepancias con la Internacional Comunista le
llevaron a abandonar el frente, pero no la causa de la República. Ahora está en
Barcelona, hospedado en el hotel Majestic junto con su equipo y la ocasional
compañía de un soberbio escritor republicano: Max Aub. Rueda una película
basada en su última novela, Sierra de Teruel, que se ha publicado en Francia
con gran éxito (...). La propaganda es, hoy más que nunca, un objetivo
estratégico. Malraux ha probado su fidelidad a la República y su película será
un buen argumento para la política exterior.
André Malraux es un veterano
de la guerra y no baja nunca a los sótanos cuando se anuncia un bombardeo. No
falta la bebida en el hotel, aunque no hay prácticamente nada sólido que
llevarse a la boca. Los camareros se mueven alrededor del variopinto grupo y
encienden las velas que iluminan las mesas. Hay que tener cuidado con la
iluminación, debido a los bombardeos nocturnos.
13 de
septiembre
Los de la XV Brigada Internacional
están sucios y exhaustos, y desean, “probablemente en vano”, volver al otro
lado del río. Alvah Bessie espera noticias. Quizá le envíen a Barcelona a la
redacción del periódico Volunteer for Liberty, como le ha prometido Ed Rolfe
que intentará conseguir. Sería un buen destino, tras haber participado en
tantos combates y estar invadido por la sarna, resfriado y con dolores de
estómago. Jim Lardner está ya repuesto de sus heridas y se ha reincorporado a
la brigada. El comandante del batallón Lincoln, George Watt, discute con el
capitán Wolf sobre la posibilidad de que Lardner se incorpore como su ayudante.
Watt se muestra pretencioso, engreído cuando da su opinión:
—Jim está aprendiendo cosas
que le harán madurar, ser mejor escritor. Es mejor para él seguir en primera
línea, no ha aprendido aún bastante de eso. ¡Será mejor escritor!
—Si vive —responde Wolf.
22 de
septiembre
Tres soldados de la XV
Brigada Internacional han sido enviados, aprovechando la oscuridad, para
contactar con una unidad aislada. Uno de los patrulleros es Anthony Nowakowsky,
un americano de la Lincoln. Jim Lardner es otro. Lardner se distancia un poco
de sus compañeros, pidiéndoles silencio. Y se oyen unas voces, a las que
contesta en español. Su acento le delata. Le responde el fuego de una
ametralladora y un auténtico diluvio de granadas de mano. Nowakowsky logra
huir, dejando a sus dos compañeros tras de sí. De Lardner no se vuelve a saber
nada.
Durante algunas semanas, su
familia piensa que puede estar prisionero de las tropas franquistas. Pero
finalmente aparecerá un cuerpo con sus credenciales de prensa en el bolsillo.
La muerte de Lardner provoca
una dura reacción de Alvah Bessie: su desaparición acaba con una carrera que
“estaba asegurada por lo que está viendo ahora. Es amargo contemplar el
resultado de la estupidez y el engreimiento de Watt”. Watt es el comandante de
su batallón, el que se negó a aceptar que Lardner estuviera en un puesto más
seguro, para que se pudiera hacer mejor escritor con las experiencias de la
primera línea. Y Lardner es el último brigadista norteamericano que muere en
tierra española.
Otra muerte inútil en una
batalla innecesaria.
¿Qué significa B.I.?
ResponderEliminar¿Qué significa B.I.?
ResponderEliminarSifnifica Brigadista Internacional 0 Brigadas Internacionales. También puedes encontrarte las siglas BBII para refiriéndose a estas ultimas.
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