Escultura de Juan Genovés, conocida como "El Abrazo", en recuerdo del asesinato de los abogados laboralistas de Atocha (Madrid), el 24 de enero de 1977 |
"Si el eco de su voz se debilita, pereceremos"
Paul Éluard
Hacía poco más de un año que el dictador se había marchado con el dios que le nombró caudillo. Los españoles
caminábamos aún inseguros hacia las primeras elecciones legislativas a
celebrar en junio de 1977.
Franco murió, pero nos dejó a sus herederos,
que continuaron ejecutando el terror fascista. Los Guerrilleros de
Cristo Rey eran uno de ellos. Pistola en mano obligaban a quienes se les
antojaba a cantar el cara al sol y a poner el brazo en alto.
Luis Javier Benavides, Serafín Holgado,
Javier Sauquillo, Enrique Valdelvira, Luis Ramos, Alejandro Ruiz, Dolores
González y Miguel Ángel Sarabia eran abogados. Ángel Rodríguez Leal era el
administrativo del bufete laboralista del PCE, partido aún no legalizado,
situado en el número 55 de la calle Atocha de Madrid.
El PCE promovió a partir de 1966, una
serie de despachos de abogados laboralistas con la finalidad de asesorar y
asistir jurídicamente a los trabajadores que lo necesitaran. Desempeñaban una
función imprescindible de apoyo legal a la acción reivindicativa de los
trabajadores. En principio actuaron así y terminaron dando asistencia al
movimiento ciudadano que acababa de nacer, por lo que los abogados se
convirtieron además en abogados de barrio que atendían de forma mayoritaria a asociaciones
de vecinos.
El trabajo que realizaban era colectivo.
Todos los componentes del despacho, desde los abogados a los administrativos
cobraban lo mismo y tomaban las decisiones de forma conjunta. Los
únicos ingresos que percibían como fruto de su trabajo era el porcentaje sobre
el resultado económico del juicio, si este era favorable al trabajador.
El 24 de enero de 1977,
cuando faltaban quince minutos para las once de la noche, aún se encontraban
trabajando en una reunión de coordinación de movimiento vecinal. De
forma violenta irrumpió en el despacho un grupo de pistoleros fascistas
componentes del “Comando Hugo Sosa” de la Alianza Apostólica Anticomunista
(Triple A). Uno empuñaba una Browning 9 mm Parabellum, y el más joven una
Star de 9 mm, modelo Super.
Pusieron contra la pared a los ocho
abogados y al auxiliar y se desencadenó el terror de las balas a poco más de
medio metro de distancia. Fueron tantos los disparos que al
principio se creyó que utilizaban metralletas. José Fernández Cerrá y Carlos
García Juliá apretaron el gatillo, mientras Fernando Lerdo de Tejada vigilaba
desde la puerta. Contaron con la complicidad de Leocadio Jiménez Caravaca que
les facilitó las armas y Gloria Herguedas, novia de Fernández Cerrá.
Luis Javier Benavides, Enrique
Valdelvira, y Ángel Rodríguez murieron en el acto. Francisco Javier
Sauquillo y Serafín Holgado ingresaron con vida en el hospital,
falleciendo al día siguiente.
Luis Ramos, Alejandro Ruiz, Dolores
González y Miguel Ángel Sarabia resultaron gravemente heridos, pero
lograron sobrevivir. Dolores perdió a su marido, Javier Sauquillo, y al hijo
que esperaba.
El objetivo inicial de los asesinos era
el dirigente comunista Joaquín Navarro, sindicalista del sector del Transporte
y principal promotor de la huelga de transporte que en aquellos días paralizaba
Madrid enfrentándose a los intereses del sindicato vertical. Joaquín Navarro
había estado toda la tarde en el despacho de Atocha organizando la huelga del
transporte y se marchó hora y media antes de que llegaran los pistoleros.
La noticia de la matanza conmocionó a
todo el país y la inseguridad sacudió a la clase política. Algunos de sus
miembros llegaron a abandonar sus domicilios.
A pesar del temor de autoridades y
grupos políticos, los abogados tuvieron un entierro multitudinario y sin
incidentes. Decenas de miles de personas salieron a la calle para
presenciar el paso de la comitiva fúnebre y protestar por el brutal asesinato
de aquellos hombres que participaron en la lucha y la libertad en
España.
Según la sentencia de febrero de 1980,
la matanza de Atocha fue ordenada por el secretario provincial de Madrid del
Sindicato vertical de Transportes, Francisco Albadalejo Corredera, como
escarmiento a los “rojos” inspiradores de una huelga de transportes que
perjudicaba al Sindicato. Fue condenado a 73 años de prisión. Siempre existió
la sospecha de que la trama de criminales no se detenía en ese eslabón.
Fernández Cerrá fue condenado a 193 años
de cárcel. Cumplió 15 años y consiguió la libertad condicional en 1992.
Fernando Lerdo de Tejada no llegó a ser juzgado: antes de que comenzara el
juicio, aprovechó un permiso de fin de semana para desaparecer. Se cree que
se fugó a Brasil. El crimen prescribió en febrero de 1997.
Al igual que Cerrá, García Juliá
(sobrino de una secretaria de Blas Piñar) fue condenado a 193 años de cárcel.
Tras 14 años en prisión, consiguió la libertad condicional. Tuvo tiempo de
fugarse a Bolivia antes de que se revocara el permiso que le concedió la
Audiencia Nacional para viajar a Paraguay por una oferta de trabajo. Prófugo de
la Justicia, aún le quedan por cumplir días de cárcel.
Cada 24 de enero, el número 55 de la
calle Atocha se llena de flores en homenaje a los cinco abogados y militantes
del PCE asesinados, para que el crimen no quede en el olvido. Una placa en la
fachada recuerda a las víctimas de la matanza.
Cerca de 30 pueblos de la Comunidad de
Madrid, incluida la capital, tienen un reconocimiento, a modo de un
parque, una calle, una plaza, un monumento, dedicado a estas
víctimas del terrorismo.
Por ellos y por otros muchos, es hora
de recordar.
La historia y la Verdad no prescriben.
La historia y la Verdad no prescriben.
Gracias por mantener la memoria viva ese día fue de un dolor que no hay palabras que lo puedan expresar.
ResponderEliminarGracias porque hoy nevegando por el blog he visto a mi tía Aurelia Ramos Perodia en la portada del vídeo Trece Rosas, es la de de la segunda fila, empezando por la derecha también la segunda, esa foto y otras de las pocas que tenemos cuando estaba en la cárcel, cuando he visto la portado mi corazón ha dado un vuelco y en segundos han afloradas miles de recuerdos a mi memoria.
Que su nombre y su historia no se olvide nunca, gracias por este espacio en el entro a menudo y cada día descubro cosas nuevas, hoy me he emocionada especialmente, por los compañeros de Atocha y luego viendo a mi tía.
Gracias por tus palabras Dori.
ResponderEliminarPonemos este espacio a tu disposición por si quieres escribir y que publiquemos algo sobre tu tía.
Un abrazo.
Gracias por el ofrecimiento si algún día escribo estar seguros que os lo pasaré.
ResponderEliminarUn abrazo
Dori
Resulta increíble tu capacidad de trabajo.
ResponderEliminarGracias María por recordarnos esta triste historia,
Un abrazo.
Gracias a ti por tus palabras Paco.
ResponderEliminarResistencia, para seguir manteniendo vivo el compromiso contra la injusticia.
Un abrazo.
Hace pocos días Joaquín Navarro presentó sus memorias en Valencia.
ResponderEliminarSeguro que les interesa el vídeo y el artículo:
http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2014/11/28/memorias-superviviente-asesinatos-atocha/1194336.html
https://www.youtube.com/watch?v=OgmadVYeqkc&feature=youtu.be
Muchas gracias Nacho.
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