El
alba del diecinueve
de julio no se atrevía
a precipitar el día
sobre su costa de nieve.
Nadie a despertar se atreve
hosco de presentimiento.
Y el viento del pueblo, el viento
que muevo y aliento yo
pasó a mi lado y pasó
hacia el 5º Regimiento.
Me desperté entre cañones,
y pistolas, y aeroplanos,
y un río de milicianos
como un río de leones.
Eran varios corazones
los que en el pecho sentía:
la sublevación ardía,
disparaba, aullaba en torno,
y eran el corazón de un horno
el gran corazón del día.
Hombres, de noble mirada
y de condición más noble,
que han hecho temblar al roble
y desmayarse a la espada:
héroes que parió la nada,
dejando sin movimiento
el monte, el campo, el aliento
de la paz y la labor,
iban a unir su valor
en el 5º Regimiento.
Herrerías y poblados,
minas, talleres y eras
ante las cajas guerreras
enmudecieron parados.
Se marchaban los arados,
y las demás herramientas,
a las casas cenicientas
donde la pobreza anida
al aparecer la vida
con pólvoras y tormentas.
Campesinos: segadores,
la fama de los yunteros,
la historia de los herreros
y la flor de los sudores:
albañiles y pastores,
los hombres del sufrimiento,
ante el fatal movimiento
que atropellarlos quería,
fueron a dar su energía
en el 5º Regimiento.
Lejos de los minerales,
los mineros más profundos
se movían irancundos
como los fieros metales;
ausentes de los trigales
y de los besos ausentes,
los campesinos vehementes,
con una sonrisa hostil
iban detrás del fusil
y de las malvadas gentes.
¡Qué largamente seguros
lucharon bajo sus ceños,
qué oscuramente risueños
y qué claramente oscuros!
Eran como errantes muros
generosos de cimiento,
y si llegaba el momento
de morir daban su vida
como una luz encendida
para el 5º Regimiento.
¡Cuántos quedaron allí
donde cuántos no quedaron
y cuántos se recostaron
donde cuántos de pie vi!
Así cayeron, así:
como gigantes lucientes,
enarboladas las frentes
como un orgullo de lanza,
y una expresión de venganza
alrededor de los dientes.
España será de España
y español el español
que lleva en la sangre un sol
y en cada gota una hazaña.
No seremos de Alemania
en ningún negro momento
porque el puro sentimiento
que nutre a los españoles
seguirá dando sus soles
para el 5º Regimiento.
Miguel Hernández
de julio no se atrevía
a precipitar el día
sobre su costa de nieve.
Nadie a despertar se atreve
hosco de presentimiento.
Y el viento del pueblo, el viento
que muevo y aliento yo
pasó a mi lado y pasó
hacia el 5º Regimiento.
Me desperté entre cañones,
y pistolas, y aeroplanos,
y un río de milicianos
como un río de leones.
Eran varios corazones
los que en el pecho sentía:
la sublevación ardía,
disparaba, aullaba en torno,
y eran el corazón de un horno
el gran corazón del día.
Hombres, de noble mirada
y de condición más noble,
que han hecho temblar al roble
y desmayarse a la espada:
héroes que parió la nada,
dejando sin movimiento
el monte, el campo, el aliento
de la paz y la labor,
iban a unir su valor
en el 5º Regimiento.
Herrerías y poblados,
minas, talleres y eras
ante las cajas guerreras
enmudecieron parados.
Se marchaban los arados,
y las demás herramientas,
a las casas cenicientas
donde la pobreza anida
al aparecer la vida
con pólvoras y tormentas.
Campesinos: segadores,
la fama de los yunteros,
la historia de los herreros
y la flor de los sudores:
albañiles y pastores,
los hombres del sufrimiento,
ante el fatal movimiento
que atropellarlos quería,
fueron a dar su energía
en el 5º Regimiento.
Lejos de los minerales,
los mineros más profundos
se movían irancundos
como los fieros metales;
ausentes de los trigales
y de los besos ausentes,
los campesinos vehementes,
con una sonrisa hostil
iban detrás del fusil
y de las malvadas gentes.
¡Qué largamente seguros
lucharon bajo sus ceños,
qué oscuramente risueños
y qué claramente oscuros!
Eran como errantes muros
generosos de cimiento,
y si llegaba el momento
de morir daban su vida
como una luz encendida
para el 5º Regimiento.
¡Cuántos quedaron allí
donde cuántos no quedaron
y cuántos se recostaron
donde cuántos de pie vi!
Así cayeron, así:
como gigantes lucientes,
enarboladas las frentes
como un orgullo de lanza,
y una expresión de venganza
alrededor de los dientes.
España será de España
y español el español
que lleva en la sangre un sol
y en cada gota una hazaña.
No seremos de Alemania
en ningún negro momento
porque el puro sentimiento
que nutre a los españoles
seguirá dando sus soles
para el 5º Regimiento.
Miguel Hernández
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