No estoy dispuesta a que dejarme invadir por el desánimo. Utilizando el que seguro es el argot del “Coronel” intento convencerme de que he perdido una batalla pero no la Guerra, así que cuando Pedro Peinado me sugiere que busque en la Causa General, me pongo manos a la obra confiando en encontrar algo de información para ir recomponiendo la historia de la represión del abuelo por si ocurriera lo peor y lo peor en este caso es que no pudiera ver nunca el sumario.
Debo estar muy afectada por la situación de ayer en el Archivo de Defensa, porque me acabo de leer el prólogo de la “Causa General de la Guerra Civil Española, la dominación roja en España” firmado por Eduardo Aunós, promotor de la Causa y Ministro de Justicia en 1943, y ahora tengo ganas de vomitar. Desaconsejo su lectura salvo que se sea muy franquista y se utilice solo para purgarse.
La Causa General fue creada por Decreto de 26 de abril de 1940 y ratificado por el de 19 de junio de 1943 y “Atribuye al Ministerio Fiscal, subordinado al Ministerio de Justicia, la honrosa y delicada misión de fijar, mediante un proceso informativo fiel y veraz para conocimiento de los Poderes públicos y en interés de la Historia, el sentido, alcance y manifestaciones más destacadas de la actividad criminal de las fuerzas subversivas que en 1936 atentaron abiertamente contra la existencia y los valores esenciales de la Patria, salvada en último extremo, y providencialmente, por el Movimiento Liberador”.
La información se distribuía en once apartados: Alzamiento, Ejército rojo, Cárceles y sacas, Checas, Justicia roja, Prensa, Actuación de las autoridades, Delitos contra la propiedad, Banca, Persecución religiosa y Tesoro artístico y cultura roja. La investigación se dio por finalizada en 1946, y se cerró oficialmente en 1969 a través del Decreto 10/1969 de 31 de marzo.
En 1954 toda la documentación de la Causa General fue traspasada al Ministerio de Justicia donde permaneció hasta 1980 que fue depositada en el Archivo Histórico Nacional. Desde 2011, la Causa General se aloja en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, la mayoría de los archivos están digitalizados y se pueden consultar a través del Portal de Archivos Españoles (PARES).
No es fácil moverse por estos archivos. Comienzo por poner en el buscador el nombre del abuelo. Ningún resultado encontrado, así que escribo “Torrubia del Campo” y se abre una ventana donde se muestran los archivos y las ubicaciones en los que se han encontrado unidades que coinciden con este nombre.
Elijo el archivo de la Fiscalía del Tribunal Supremo y selecciono “Partido Judicial de Tarancón (Cuenca), FC-CAUSA_GENERAL,1063, Exp.5, 1940 / 1944”. Se abre un listado con las características del archivo, entre ellas el alcance y contenido de archivo. En este caso el detalle es el siguiente:
- Relación de localidades del partido judicial de Tarancón.
- Oficios.
- Estado nº 1:relación de personas residentes en este término municipal, que durante la dominación roja fueron muertas violentamente o desaparecieron y se cree fueron asesinadas.
- Estado nº 2:relación de cadáveres recogidos en este término municipal, de personas no reconocidas como residentes en él, que sufrieron muerte violenta durante la dominación roja.
- Estado nº 3:relación de tormentos, torturas, incendios de edificios, saqueos, destrucciones de iglesia y objetos de culto, profanaciones y otros hechos delictivos que por sus circunstancias, por la alarma o el terror que produjeron deban considerarse como graves, con exclusión de los asesinatos, que fueron cometidos en este término municipal durante la dominación roja.
- Informes del Ayuntamiento.
- Declaraciones de testigos.
- Extractos de sumarios seguidos por la Fiscalía Jurídico Militar de la Primera Región.
- Certificaciones.
Compruebo que figura documentación de Torrubia del Campo y el número de páginas en que se encuentra. Ahora solo tengo que seleccionar visualizar imágenes y buscar...
Es duro enfrentarse a la visión de estos documentos. Da igual que se conozca a las personas que figuran en ellos o no. Pueblo por pueblo, las listas de acusados son interminables, las denuncias practicadas contra ellos parecen de ciencia-ficción.
Mis ojos recorren impacientes los listados de denunciados. Reviso el Estado número 3 “Relación de tormentos, torturas, incendios de edificios, saqueos, destrucciones de iglesias y objetos de culto, profanaciones y otros hechos delictivos que por sus circunstancias, por la alarma o el terror que produjeron, deban considerarse como graves, con exclusión de los asesinatos que fueron cometidos en este término municipal durante la dominación roja”.
El listado está lleno de nombres y acusaciones variopintas. Allí, con una letra mecanografiada menuda y en tonos morados, encuentro el nombre del abuelo: Arturo Torres Barranco. El hecho delictivo que se le imputa: “Durante la guerra se incautó la horda marxista de las fortunas de los señores que a continuación se relacionan, saqueó sus casas y hasta intentaron o pensaron atentar contra la virtud de dos jóvenes hijas de un asesinado”.
"Intentaron o pensaron atentar". No es que se tenga certeza del delito, tan solo se supone. Incluso se supone lo que pensaba. Un tremendo odio y un insoportable hedor fascista emana cada una de las palabras de este documento, firmado por el Alcalde de la localidad, Pedro Garrido, el día 28 de octubre de 1940.
El abuelo llevaba ya más de un año en la cárcel.
María Torres
El abuelo llevaba ya más de un año en la cárcel.
María Torres
Nieta de un republicano español
El hedor es el de los miles de torturados y asesinados por los rojos solo por no serlo. Ese lo que hiede ahora y por los siglos de los siglos
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