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650. Aprendamos


     

La Historia enseña que los privilegiados de todos los tiempos solo han hecho concesiones a los oprimidos cuando éstos, por su unión y fuerza, les han infundido temor haciéndoles comprender que sus intereses podían correr peligro si no satisfacían en parte las aspiraciones de los que ansiaban mejorar su estado.

La banca y las grandes empresas (La burguesía, en el original), con sus propios actos hacia los trabajadores indican que únicamente aflojan el cordón de la bolsa cuando entienden que, de no hacerlo así, puede verse su existencia amenazada , su dominio comprometido o la vida de algunos de los suyos en riesgo de muerte.

Si los parados no fueran un peligro, por su crecido número, para la tranquilidad burguesa y la buena marcha de sus negocios, las pocas obras buenas que acometen no se llevarían a cabo.

Si la derecha (burguesía, en el original) lleva hoy a los Parlamentos proposiciones de carácter social aparentemente favorables a los trabajadores, lo hace tan solo impulsada por el propósito de despertar alguna esperanza de bienestar y por suponer que de este modo contiene algo los progresos del socialismo.

Si declara en los mensajes a las Cámaras que los sufrimientos de los trabajadores y el mejoramiento de su estado van a ser objeto de su preferencia, se propone con ello solamente disminuir el descontento de las masas obreras y calmar su espíritu revolucionario.

Si reconoce alguna vez que, en efecto, las quejas de las víctimas del régimen capitalista tienen fundamento sobrado y merecen ser atendidas, lo hace con el fin de no exasperar a los desposeídos y de paralizar en lo posible la unión de éstos.

En fin, todo cuanto el poder financiero y político (burguesía, en el original) lleva a cabo, real o aparentemente, en beneficio de los trabajadores, veríficalo a impulsos del miedo.

Únanse los trabajadores por oficios, teniendo por bandera el mejoramiento de las condiciones de trabajo… creen una organización internacional y habrán realizado la mitad de la tarea para realizar aquella tarea.


Pablo Iglesias

El Socialista,  número 203, 24-1890, pp. 1-2








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