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718. A Federico García Lorca


Dalí, Moreno Villa, Luis Bruñel, García Lorca y Pedro Garfías en la Residencia de Estudiantes


También yo quiero hablarte, Federico,
con esta ruda voz que ahora me brota
del mar de mi garganta.
-El crimen fue en Granada-
dijo el maestro Antonio.
Y yo digo: En Granada fue la aurora
decidida del mundo.
Aquella madrugada
sintió el fascismo resbalar los secos
gusanos por su entraña.

Muerta estaba la noche, petrificada, lívida;
muerta la aurora, igual que un agua presa;
muerta la luz, en su atúd de sombras;
y muertos te mataron a ti, que eras la vida
y la espiga y el árbol y la yerba y la rosa.
Viviste plenamente tu vida de poeta,
de poeta del pueblo,
y has muerto exactamente a la hora justa,
cuando tu muerte es vida para el pueblo.
Yo te digo, Federico, hermano,
que aguardas desvelado
con el oído atento, bajo la tierra pálida,
el disparo de luz de la victoria:
descansa en buena hora.
Cada obrero español, cada soldado
tiene ya abierto, por sus propias manos,
su agujero en la tierra, que es trincheras o es fosa.



Pedro Garfias

         







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