El lunes,
día 7 de este mes de enero, estando el poeta murciano (sic) Miguel Hernández
pasando el día en las orillas del Jarama, fue detenido por la guardia civil, y
preguntado, primero, qué hacía por aquellos lugares. Miguel Hernández contestó,
sonriente, que era escritor y que estaba allí por gusto. El traje humilde,
modesto, de nuestro amigo, llevó a la guardia civil a tratarle con violencia,
conduciéndole al cuartelillo de San Fernando. Durante el trayecto, para ocultar
la vergüenza que provocaba en él la detención, Miguel Hernández, de rabia, fue
dándoles con el pie a las piedras. Entonces, le amenazaron de muerte,
diciéndole: "Si no por aquella mujer que viene andando detrás de
nosotros, te dejamos seco."
Al entrar en
el cuartelillo, y sin más explicación, el cabo le abofeteó. Siguieron
los golpes, hasta con unas llaves que le quitaron después de un
registro minucioso, en el que encontraron además, como terrible
prueba, una cuartilla encabezada con este nombre: "Juan de
Ocón."
Los guardias
civiles de aquel puesto no podían comprender que un hombre con aire
campesino escribiese un título para una obra de teatro. "Este es
un cómplice. Anda. Confiesa". Así, golpeado, insultado,
vejado, permaneció varias horas en el cuartelillo, hasta que pudo
telefonear a un amigo de Madrid, que respondió de su persona.
Enterados de
este atropello, lo denunciamos al ministro de la Gobernación, y protestamos, no
de que la guardia civil exija sus documentos a un ciudadano que le parezca
sospechoso, sino la forma brutal de hacerlo, pues en vez de
limitarse a comprobar su identidad, le golpease (sic) maltratándole
y hasta amenazándole de muerte.
Protestamos
de la vejación que representa el abofetear a un hombre indefenso. Protestamos de
esta clasificación entre señoritos y hombres del pueblo que la guardia civil
hace constantemente. En este caso que denunciamos, Miguel Hernández es uno de nuestros poetas jóvenes de más valor.
Pero, ¡cuántas arbitrariedades tan estúpidas y crueles como
ésta se cometen a diario en toda España sin que nadie se entere! Protestamos, en
fin, de esta falta de garantías que desde hace tiempo venimos sufriendo los
ciudadanos españoles.
Federico
García Lorca, José Bergamín, José María de Cossío, Ramón J. Sender, Antonio
Espina, Arturo Serrano Plaja, César M. Arconada, Pablo Neruda, María Teresa
León, Rosa Chacel, Miguel Pérez Ferrero, José Díaz Fernández, Rafael Alberti,
Manuel Altolaguirre, Concha Méndez, Luis Cernuda, Luis Lacasa y Pedro Salinas. (*)
El Socialista
El Socialista
16 de enero de
1936
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