5 de mayo de 1945. Durante
toda la mañana prosiguieron las negociaciones con nuestros nuevos guardianes
que no se atrevían a comprometerse y tenían miedo de deponer las armas; sin
embargo, teníamos la certeza de que, si el campo era atacado, no se opondrían a
que nosotros nos hiciésemos cargo de su defensa.
A las 13 h. 14 min., tres o
cuatro vehículos blindados con el distintivo americano se presentaron
inopinadamente. Se originó una oleada de entusiasmo en la enorme masa humana
recluida en el campo. Pero esas fuerzas aliadas no eran más que una avanzadilla
de la vanguardia americana y hacia las 17 h regresaron a su base, que se
hallaba situada a unos 30 kilómetros de Mauthausen, cerca de Linz, dejando al
campo en plena efervescencia.
El AMI recibió de inmediato
la orden de adueñarse a la fuerza de las armas y de asumir la responsabilidad
del orden dentro del campo.
La situación era bastante
confusa y peligrosa. La lucha había cesado en el oeste, dado que los alemanes
ya no ofrecían resistencia organizada a los americanos; pero, unos 50 o 60
kilómetros al este y al sureste, proseguía aún la lucha encarnizada. Poderosas
unidades SS, mandadas por Bachmayer y otros verdugos cuyas terribles hazañas
eran bien conocidas en el campo, se hallaban a menos de diez kilómetros de
distancia. Sabíamos sobradamente de lo que eran capaces y, caso de que se
batiesen en retirada, temíamos que se ensañasen con nosotros.
La policía de Viena se dejó
desarmar sin oponer resistencia. Sus oficiales huyeron y los agentes, más bien
satisfechos de salir tan bien parados, se alejaron de aquel lugar donde tantos
crímenes habían sido cometidos. No les fue hecho el menor daño. Incluso, varios
de ellos solicitaron constituirse prisioneros para no correr el riesgo de
encontrase con SS que les podrían pedir cuentas.
En menos que canta un gallo,
las torres de vigilancia y el frontón de la puerta monumental quedaron
cubiertos de carteles en honor de los ejércitos aliados y de banderas surgidas
como por arte de magia. En el mástil principal, donde unos días antes aún
ondeaba el siniestro estandarte negro con calavera, ondea ahora alegremente la
bandera de la República española. ¡Ah! ¡Ojalá hubieseis podido ver vosotros,
queridos camaradas que habéis perdido la vida en este infierno este grandioso
espectáculo que hubiese constituido vuestra venganza y vuestro eterno
consuelo…!
Triángulo Azul.
Los republicanos españoles en Mauthausen.
M. Constante y M. Razola
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Gracias por dedicarnos tu tiempo de cada dia.
ResponderEliminarSalud!
Triste historia la de los Republicanos en España y que nosotros no conocíamos del todo. Nosotros en Argentina pasamos algo muy parecido en la época de la Dictadura Militar.
ResponderEliminarGracias Mila Bravo por informarnos de esta terrible y triste historia.
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