La investigación y el descubrimiento de
nuevas fuentes son tarea que no termina nunca. Hace unos meses planteé un
desafío, en El País, a los historiadores españoles y extranjeros
para que desmintieran, si podían, una tesis novedosa.
Los monárquicos alfonsinos, ligados a
Renovación Española y al “proto-mártir” Don José Calvo Sotelo, fueron quienes
más y mejor se las apañaron, merced a las cuantiosas ayudas económicas de Juan
March, para pertrechar a quienes iban a sublevarse el 18 de Julio con material
de guerra moderno de origen italiano. Esto cambia la interpretación sobre los
orígenes inmediatos de la guerra civil. Es un golpe rudo a las interpretaciones
franquistas y parafranquistas. Pero siempre es posible mejorar.
Como colofón del artículo con el que
comencé este blog hoy me complazco en anunciar el descubrimiento de uno de mis
alumnos, David Jorge, en una tesis doctoral, ya terminada, y que dentro de
pocos meses se leerá en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense.
David tenía como tema de investigación
la guerra civil y la Sociedad de Naciones. Uno de los huecos en la
historiografía apenas colmado por algunos tratamientos de paso de varios
historiadores. Esto no es una crítica. Escribían sobre temas más amplios y su
recurso a las fuentes fue limitado.
David ha conjugado fuentes primarias
republicanas, franquistas y de la propia Sociedad de Naciones (amén de otras
muchas). Los más ricos son estos últimos fondos, conservados en el archivo de
Naciones Unidas en Ginebra. La tesis derrumba varios mitos, impugna ciertas
interpretaciones (también de quien esto escribe, ¡faltaría más!) y amplía los
límites del conocimiento científico. En una palabra, cumple su función genuina.
Al leer el borrador me sorprendió una afirmación.
Antes del 18 de julio aviones de combate italianos habían despegado de
aeródromos del norte de Italia en dirección a otros del sur para saltar de aquí
hacia España.
Me quedé helado. Esto significaría, ni
más ni menos, que Mussolini apenas si habría tardado tiempo en dar órdenes para
que se ejecutara el primero de los contratos suscritos con Pedro Sainz
Rodríguez el 1º de julio en Roma. En realidad, no es para sorprenderse.
Preveía el suministro de doce aviones de bombardeo Savoia Marchetti 81 antes de
finales del mismo mes de julio.
David me explicó porqué había hecho tal
afirmación. En los fondos de la Sociedad de Naciones había encontrado una
comunicación del Gobierno republicano que transmitió aquella noticia
oficialmente al Secretariado. “The Manchester Guardian” del 16 de marzo
de 1937 también la había mencionado. Es posible que procediera de los
miles de noticias que corrieron por España y por el mundo tras el desastre
italiano en Guadalajara.
Por supuesto, el Secretariado de la
Sociedad no hizo el menor caso al Gobierno español. La información no se aireó
lo suficiente y pasó al olvido, a pesar de que Luigi Longo (comisario de las
Brigadas Internacionales) y un autor poco conocido como Nicolas Dzépély la
mencionaran. Probablemente se consideró propaganda y ya se sabe que en la
guerra la primera víctima es la verdad.
Solo que en esta ocasión probablemente
no fue tal el caso. Conociendo la existencia, hasta ahora ocultada contra
viento y marea, de los contratos del 1º de julio, ¿por qué no actuaría
Mussolini de forma absolutamente congruente con sus compromisos con los
monárquicos españoles?
Es obvio que los aviones contratados no
podrían ir a España de un tirón desde el campo de vuelo de la Società
Idrovolanti Alta Italia. Sí podían situarse lo más cerca de ella y Cerdeña o
Sicilia eran buenos lugares de partida. Todo esto significa que debió de haber
comunicaciones entre quienes iban a sublevarse y los italianos de los que,
hasta ahora, no se han encontrado rastros. Quizá pasaran por Goded, comandante
militar de las Baleares. Las islas eran un objetivo para los italianos y para
el financiador de la operación, Juan March. No en vano se habían contratado
varios hidroaviones que difícilmente operarían sobre los vastos campos de
Castilla la Vieja.
La presunción de que Mussolini no perdió
el tiempo sirve para robustecer el carácter imperialista de los motivos que le
incitaron a meter la nariz en los asuntos de España. Se adelantó por lo menos
casi un mes a Hitler y todo ello antes de que explotara la conspiración que
venía preparándose desde las elecciones de febrero.
Y, a partir de aquí, el análisis debe
hacerse más incisivo. ¿Quiénes internacionalizaron la sublevación? No los
republicanos, no los socialistas, no los anarquistas, no los comunistas.
Tampoco los mitificados falangistas de José Antonio Primo de Rivera. Lo
hicieron quienes no dudaban en desatar, si era necesario, toda una guerra. ¿Y
quiénes fueron? Calvo Sotelo y sus monárquicos, civiles y militares. Contra los
historiadores y propagandistas de medio pelo que siguen, erre que erre,
oscureciendo el pasado hay que reescribir la historia.
En el comentario de la viñeta hay un error de bulto. "El Fascio" no era una revista de Falange sino una publicación fundada en Marzo de 1933 por el director del diario La Nación, Manuel Delgado Barreto. La Falange se fundó en Octubre de 1933, siete meses después.
ResponderEliminarMuchas gracias por la aclaración.
ResponderEliminarProcedemos a rectificar el pie de foto.
Saludos.