Ramón Gómez de la Serna Puig (Madrid, 3 de julio de 1888 - Buenos Aires, 12 de enero de 1963) |
"¿Con qué greguería desembarca
Usted?", contestó: "Ahora no es momento de greguerías".
Diario La Plata - 22 de septiembre de 1936
Fue una verdadera sorpresa para quienes estaban junto
al "Belle Isle", en el momento de su atraque, ver sobre uno de los
puentes la inconfundible figura del escritor español Ramón Gómez de la Serna.
La situación actual de España añadía interés a esta inesperada aparición del
humorista ya que su permanencia en Madrid le obligaba a conocer detalles del
movimiento armado que actualmente ensangrienta el suelo de la Madre Patria.
Apenas, pues, fue puesto el barco en libre plática tratamos de abordarlo,
encontrándole ya en medio de un grupo de personas que seguían con visible
curiosidad el curso del relato que Gómez de la Serna iba haciendo de los más
recientes acontecimientos.
-Hoy nos hemos enterado -decía- del fusilamiento de
las tres señoritas uruguayas [se refería a
Consuelo y María Dolores Aguiar Mella Díaz, dos hermanas del vicecónsul de
Uruguay en Madrid, que el 18 de septiembre fueron detenidas y fusiladas por
milicianos "descontrolados" al ser descubiertas mientras llevaban
comida a unas monjas escapularias escondidas en un convento. El dictador
uruguayo Gabriel Terra aprovecharía este lamentable suceso para romper
relaciones con la República. Las primeras noticias hablaron del fusilamiento de
tres hermanas: Consuelo, María y Dolores]. Crean Uds. que los
españoles somos los primeros en lamentar la tremenda desgracia ocurrida. No hay
contralor, esa es la palabra. El Gobierno de Madrid no puede atender el orden
interno de la ciudad con eficacia. Y siempre, en las penumbras de los parajes
desguarnecidos, hay desalmados que dan rienda suelta a su instinto de matar.
Vengo dolorido. Dolorido por esa España que se desmorona y que tardará siglos
en volver a ser la España que fue. Allí el intelectual corre un peligro
inminente. Puede ser eliminado en cualquier momento; por otra parte, el
intelectual queda señalado para siempre una vez que ha expuesto sus ideas y,
por lo tanto, perseguido por uno u otro bando mientras siga floreciendo el odio
que provoca el cisma. Allí el odio se respira: en el chauffeur que a uno le
lleva, en el mozo que a uno le sirve en el restaurant, en el transeúnte que nos
soslaya, en la misma gente que vive en los departamentos fronteros al nuestro.
Todo es recelo, todo es horror a que en pocos minutos el que traía el saludo
cotidiano aparezca con un fusil y nos lleva a "dar el paseíto" del
que no se vuelve.
-Yo me mantuve en mi casa a la expectativa. Salía
durante el día. Por la tarde ya me resguardaba. Llegué a fabricarme una
trinchera con colchones y ejemplares de un diccionario de muchos tomos. En el
patiecito posterior de la casa, eché y mantuve siempre pronta una cuerda llena
de nudos hechos por mí mismo, por la que pensaba descolgarme en cuanto cediese
la trinchera que guarnecía la entrada. Felizmente, mi condición de cofundador
del "P.E.N. Club" español hizo que pudiese argumentar lo del congreso
de Buenos Aires para obtener un pasaporte expedido por el Gobierno de Madrid.
Salimos de allí el 15 de Agosto. Ahora la cosa era peor; había que atravesar
España. Ya en pleno Madrid, en la estación de Mediodía, hubiera pasado trabajos
para franquear el acceso a los andenes si uno de los guardias allí apostados,
radio-oyente de mis cotidianas charlas por el micrófono, no me hubiese
facilitado la salida. Desde allí, en tren, hasta Cádiz, y después, en un barco
de carga italiano, hasta Marsella. De Marsella a Burdeos y en Burdeos nos
metimos en el "Belle Isle" que, después de una accidentada travesía,
nos ha traído al Río de la Plata, del que es oriunda mi mujer y donde yo
encuentro, después de tanto ambicionarlo, como una apariencia de España, con
nuestro propio idioma y las gentes semejantes a las nuestras. Ahora voy a
Buenos Aires donde pienso reanudar mi carrera de escritor y charlista por
radio. Ya estoy contratado por una estación argentina. Mis colaboraciones para
los diarios extranjeros, las atenderé desde allí.
-Es difícil vaticinar cuándo terminará esta lucha. Lo
indudable es que la República Española tiene fuerzas vitales suficientes como
para salir intacta, corresponda a quien corresponda la victoria. No creo que
allí haya temor de gobierno comunista. La misma "Pasionaria" ha
declarado que España no está preparada para ese género de gobierno. Tampoco
creo que se precipite la monarquía, en caso de triunfar los que luchan contra
el actual gobierno. El hecho de haberse alejado la fecha de término de la
guerra, que al comenzar pareció próxima, hizo que se modificara poco a poco la
ideología que les animaba.
-Lo de España, en conclusión, es un tremendo drama
pasional en el que los intelectuales van a quedar desplazados durante mucho
tiempo. Cuando la violencia de la vida obra con el rigor que está obrando en
España, todas nuestras ideas se espantan en vuelo hacia horizontes que,
afortunadamente, existen en algún sitio.
Dimos por terminada la entrevista. El señor Gómez de
la Serna y su señora esposa, Dña. Luisa Sofovich, destacada intelectual
argentina que acaba de publicar "La gruta artificial", fueron
huéspedes del poeta Jules Supervielle, en cuya casa cenaron anoche. El
"Belle Isle" partirá para Buenos Aires a la hora de salir nuestro diario.
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