Soy español sin ganas
Que vive como puede bien lejos de su tierra
Sin pesar ni nostalgia. He aprendido
El oficio de hombre duramente,
Por eso en él puse mi fe. Tanto que prefiero
No volver a una tierra cuya fe, si una tiene, dejó de ser la mía,
Cuyas maneras rara vez me fueron propias,
Cuyo recuerdo tan hostil se me ha vuelto
Y de la cual ausencia y tiempo me extrañaron.
Luis Cernuda (Díptico español)
Alguna ocasión se me ofreció para irme de España, pero
no se si, de haberlo aprovechado, llegaran a permitírmelo. En febrero de 1938,
un amigo inglés, el cual, sin saberlo yo, había gestionado desde Londres que el
gobierno de Barcelona me otorgara pasaporte con destino a Inglaterra, para dar
unas conferencias, me avisó que podía emprender el viaje. No creía que mi
ausencia durase más de uno o dos meses, creencia que sin duda me facilitó la
aceptación del proyecto. Pero mi ausencia ha durado ya, a estas fechas, más de
veinte años. A ese amigo, Stanley Richardson, que murió en Londres en
1940, durante un bombardeo, debo haberme salvado de los riesgos eventuales,
después de terminada la guerra civil, si su final me alcanza en España. Al
comienzo de aquélla estuve en ignorancia de la persecución y matanza de tantos
compatriotas míos, mas luego adquirí una conciencia tal de esos sucesos, que
enturbiaba mi vida diaria; hasta el punto de que fuera de mi tierra, tuve
durante años cierta pesadilla recurrente: me veía allá, buscado y perseguido.
Sufrir de tal sueño es cosa que, simbólicamente, me enseñó bastante respecto a
mi relación subconsciente con España.
Luis Cernuda, "Historial de un Libro"
El 14 de febrero de 1938 Luis Cernuda salió de España, para impartir unas conferencias en Londres, con las que pensaba
apoyar a la causa republicana. Jamás pudo regresar.
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