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1266. Recordando a George Orwell

Eric Arthur Blair (George Orwell)
Motihari Raj Británico, 25 de junio de 1903 - Londres, 21 de enero de 1950


Para comprender la situación del bando gubernamental es necesario recordar cómo comenzó la guerra. El 18 de julio, cuando estalló la lucha, es probable que todos los antifascistas de Europa sintieran renacer sus esperanzas: por fin, aparentemente, una democracia se levantaba contra el fascismo. Durante muchos años, los países llamados democráticos se habían sometido al fascismo reiteradamente. Se había permitido a los japoneses hacer lo que habían querido en Manchuria. Hitler había subido al poder y se había dedicado a masacrar a sus opositores políticos de todos los colores. Mussolini había bombardeado a los abisinios mientras cincuenta y tres naciones (creo que eran cincuenta y tres) apenas si hicieron oír sus piadosas quejas desde la distancia. Pero cuando Franco trató de derrocar un gobierno tibiamente izquierdista, el pueblo español, contra todo lo esperado, se levantó y le hizo frente. Parecía, y posiblemente lo era, el cambio de la marea. Varios hechos pasaron inadvertidos a la observación general. Franco no era estrictamente comparable a Hitler o a Mussolini. Su ascenso se debió a un golpe militar respaldado por la aristocracia y la Iglesia y, en lo esencial, especialmente al comienzo, no constituyó tanto un intento de imponer el fascismo como de restaurar el feudalismo. Ello significaba que Franco debía hacer frente no sólo a la clase trabajadora, sino también a diversos sectores de la burguesía liberal, precisamente los mismos grupos que apoyan al fascismo cuando éste aparece en una forma más moderna. Más importante que todo esto es el hecho de que la clase trabajadora española no resistió a Franco en nombre de la democracia y el statu quo, como podríamos haberlo hecho nosotros en Inglaterra: su resistencia se vio acompañada de un estallido revolucionario definido, y casi podría decirse que éste fue su carácter. Los campesinos se apoderaron de la tierra; los sindicatos se hicieron cargo de muchas fábricas y la mayor parte del transporte; se arrasaron iglesias y se expulsó o mató a los sacerdotes. El Daily Mail, entre los aplausos del clero católico, pudo representar a Franco como a un patriota que liberaba a su tierra de las hordas de «rojos» malvados."


George Orwell
Homenaje a Cataluña












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