«Tornarem a sofrir, tornarem a lluitar,
tornarem
a véncer»
María Torres / 1 marzo 2015
1 de marzo de 1936. Lluis Companys ha viajado en tren desde que
salió del penal del Puerto de Santamaría. El penúltimo trayecto de su periplo es
la Estación de Castelldefels. Allí le espera el coche presidencial, un
Hispano-Suiza descubierto, que realizará el resto del trayecto hasta Barcelona,
escoltado por dos motoristas.
Toma asiento en el vehículo. Está enfermo y cubre su
boca con un pañuelo. A su lado, Carles Pi i Suñer, Alcalde de Barcelona.
La comitiva llega a Barcelona. Su destino es la Plaza
de la República (Ahora Sant Jaume). Le reciben más de setecientas mil personas
con desbordada alegría. Barcelona es una fiesta. Ondean miles de banderas,
llueven flores, bandadas de palomas sobrevuelan sobre los asistentes que emiten
un grito unánime: «¡Visca Companys! ¡Visca Catalunya!».
Desde el balcón del palacio
de la Generalitat, Lluis Companys, embargado por la emoción, pronuncia el
siguiente discurso (1):
¡Catalanes! ¡Catalanes!:
Comprenderéis que tengo que hacer un esfuerzo para
superar la emoción de estos instantes y poderos dirigir la palabra. Es mi
pueblo, nuestro pueblo, es esta Plaza y es este balcón ... ¡Volvemos a retomar
nuestra labor tras horas dolorosas y amargas!. Por la voluntad, por el
afecto y por la simpatía de la sagrada ola popular, estamos otra vez aquí.
Venimos para servir a los ideales. Llevamos el
alma empapada de sentimiento; nada de venganzas, pero sí un nuevo espíritu
de justicia y reparación. Recogemos las lecciones de la
experiencia. Volveremos a sufrir, volveremos a luchar y volveremos a
ganar. (Grandes aplausos.)
Difícil es la tarea que nos espera; pero yo digo
que estamos posesionados de nuestra fuerza, que nos llevará adelante por Cataluña
y por la República. (Aplausos)
Desde que hemos salido del exilio, hermanos queridos,
nos hemos encontrado por tierras de Andalucía y por tierras de Castilla bajo el
manto comprensivo de la República, hemos encontrado palabras clamorosas de
afecto. Yo recojo ahora su voz, y de todo corazón les envío nuestra
simpatía y nuestra solidaridad para construir una República libre, de acuerdo
con la voluntad del pueblo. ¡Ciudadanos! ¡Catalanes! Yo no quiero, en el proceso y en el curso de las
horas históricas que vivimos, yo no quiero terminar mis breves palabras de
saludo, sin rendir homenaje a la memoria santa y al espíritu inmortal de
Francesc Maciá. (Grandes aplausos que duran largo rato) ¡Ciudadanos,
salud! Mis fuerzas se agotan. Quiero, sin embargo, recordar a
los que en aquella jornada dolorosa murieron. Todos los mártires del
ideal. Y quiero terminar sólo con un grito que condense nuestros amores,
con el grito de la tierra siempre eterna e inabatible; con el grito de
nuestra voluntad y de nuestro sentimiento; con el grito de: ¡Viva!,
¡Viva!, Viva Cataluña!
(La ovación y los vivas del público, al terminar el
discurso del Presidente, continuaron durante muchos minutos)
*
*
Catalans! Catalans!
Comprendreu que he de fer un esforç per a superar l’emoció d’aquests
instants i poder-vos dirigir la paraula. És el meu poble, el nostre poble, és
aquesta Plaça i és aquest balcó... !Tornem a reprendre la nostra tasca després
d’hores doloroses i amargues! Per la voluntat, per l’afecte i per la simpatia
de la sagrada onada popular, som altra vegada ací.
Venim per servir els ideals. Portem l’ànima amarada de sentiment; res de
venjances, però sí un nou esperit de justícia i reparació. Recollim les lliçons
de l’experiència. Tornarem a sofrir, tornarem a lluitar i tornarem a guanyar.
(Grans aplaudiments)
Difícil és la tasca que ens espera; però jo dic que estem possessionats de
la nostra força, que ens portarà endavant per Catalunya i per la República.
(Aplaudiments)
D’ençà que hem sortit de l’exili, germans estimats, ens hem trobat per
terres d’Andalusia i per terres de Castella sota el mantell comprensiu de la
República, hem trobat paraules clamoroses d’afecte. Jo recullo ara la seva veu,
i de tot cor els envio la nostra simpatia i la nostra solidaritat per tal de
construir una República lliure, d’acord amb la voluntat del poble. Ciutadans!
Catalans! Jo no vull, en el procés i en el curs de les hores històriques que
vivim, jo no vull acabar les meves breus paraules de salutació, sense retre
homenatge a la memòria santa i a l’esperit immortal de Francesc Macià... (Grans
aplaudiments que duren llarga estona.) Ciutadans, salut! Les meves forces
s’esgoten. Vull, però, recordar els qui en aquella jornada dolorosa varen
morir: En Compte, l’Alba i tots els màrtirs de l’ideal. I vull acabar només amb
un crit que condensi els nostres amors, amb el crit de la terra sempre eterna i
inabatible; amb el crit de la nostra voluntat i del nostre sentiment; amb el
crit de: Visca!, Visca!, Visca Catalunya!
(1) Publicado en el diario La Humanidad, 3 de
marzo de 1936
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