Fernando Macarro Castillo (Marcos Ana) (Alconada, Salamanca, 20 de enero de 1920 - Madrid, 24 de noviembre de 2016) |
No
enterrarán tu nombre...
Arderá
en mi palabra,
lo
subiré a mis labios de la pena más viva,
escarbaré
en el llanto
y
hundido en sus raíces te subirá en sus hombros
mi
voz al nuevo día.
Ha muerto Marcos Ana, hijo de jornaleros, que un día decidió ingresar en las
Juventudes Socialistas Unificadas y que con tan solo 15 años decidió marcharse
voluntario al frente a luchar contra el fascismo.
Se hizo comunista y le
hicieron preso de larga duración después de condenarlo a muerte. Vivió las
horas más inciertas de su existencia, pero ni la cárcel ni la sombra de la
muerte pudieron con él. Fue un profesor de optimismo que jamás consideró su
vida perdida.
Le
robaron la juventud y la mitad de su vida y se hizo poeta en el territorio
hostil de una celda. Apretó el corazón, memorizó la geometría de un patio bajo
un cielo de estaño, donde su corazón giraba clavado, desnudo, clamando. Tan solo tenía un patio y un trozo de cielo.
23
años de encierro, nueve mil días y nueve mil noches en los que sus poemas
volaron como palomas mensajeras y atravesaron las celdas, los patios y los
muros, llevando su nombre y el grito de la libertad a través del mundo y sembrando la tierra con una
simiente infinita.
En
1961 llegó la precaria libertad, la única que podía conseguir en España, y se dispuso a estrenar la vida. La que
había perdido, la que se dejó en los patios y en las celdas ya no podía
recuperarla. Puso a caminar su reloj desde el segundero de la incertidumbre e
inició la tarea de su destino: continuó luchando contra la infamia y la mentira,
expandió su voz encarcelada y en él volvieron a vivir muchos de los
que cayeron.
Se ha ido Marcos Ana sin ver triunfar los ideales por los que luchó, por los que
lucharon también toda una generación. Se ha ido sin rencor, con el corazón abierto.
Nos ha dejado su poesía y su ejemplo. Nos ha dejado su memoria que seguirá viva en nosotros. Nos ha dejado "lágrimas que tienen estatura de estrellas indomables y es de acero o de roble su ternura". Nos ha dejado tanto ...
Y recordad:
¡Camaradas,
a las doce
todos
los pulsos en hora!
Que la tierra le sea leve y la memoria fiel.
ResponderEliminarImprescindible,Marcos Ana!
ResponderEliminarHasta siempre compañero!
Salut i llibertat!
MARCOS ANA, ¡¡¡PRESENTE!!!
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