Decidieron resistir. Era un
golpe al enemigo en su avance hacia Cataluña que no se podía desperdiciar.
Y Beltrán, magnífico de energía rotundo de serenidad y decisión
inquebrantable: —Resistiremos. Haremos una retirada militar, y con
escaloñamiento de línea, sin perder ni una tabla de material, hasta las
posiciones que es preciso cubrir y donde queden sólidamente nuestras líneas.
Y la consigna se clava en los valles verdes de torrentes bravios.
La división no quiere ceder su pedazo de España. En el campo no se abandona ni
un metro de hilo telefónico, ni un palo de camilla, ni una cincha de mulo, y
mucho menos —¡no, no!— un fusil. Rebaños enormes de vacas son cargadas por los
mismos combatientes a través de los valles y de los desfiladeros.
La resistencia rotunda, la fijación absoluta de la línea principia
en últimos de marzo. Los primeros combates fuertes de esta etapa se encienden
en Nabal y Compodearse. Los fascistas tienen muy en memoria la batalla de
Biescas, donde atacaron dos divisiones de sus fuerzas y donde se dejaron más de
3.000 bajas entre las pidras y los matorrales.
El ultimátum
Con fecha 12 de mayo, desde los aviones italianos lanzaron los fasciosos unos flamantes impresos, en un paréntisis de descargas de bombas. Se
daba dos días de plazo a los hoinbres de la División para entregarse
íntegramente. "Una ocasión, que es la última, os ofrezco; si sois
españoles y deseáis una vida digna, elegid".
¡Si sois españoles! Ya saben ellos si lo son o no los de la 43°. La
respuesta fué para los primeros batallones que se acercaron a nuestros
parapetos.
Pasaron los dos días, y los de la 43°, que son españoles, habían
elegido luchar hasta la última respiración, porque no, no deseaban esa
"vida digna" que se les ofrecía.
Visita del Jefe del Gobierno
El Presidente del Consejo, el Jefe del Gobierno legítimo español,
vino a la avanzada de la 43º. Llegó inesperadamente, un día, con absoluta
naturalidad. Había un orgullo recíproco del gobernante que visita a los
soldados de la patria y los soldados de la patria que ven entre ellos al
gobernante que rige el país que todos nosotros, crispadamente, queremos salvar.
Muy cerca de allí un morterazo alcanzó a un sargento y le causó varias heridas.
Entonces, el jefe del Gobierno quiso ascenderle, sobre el mismo campo donde
había caído, a teniente con la emoción y el apretón de manos del jefe legítimo
en nuestra guerra.
El periódico de la División
El periódico es una hoja que cada día tiene su cuerpo y su color,
un hecho y una prueba de eficacia del Comisario de la División. Sin duda, lo
que más vale de él, es su pié de imprenta. Ese "Imprenta en campaña de la
43º División". El almacén de tipos es muy limitado y hay que deshacer una
forma para conseguir con los mismos tipos la otra página.
Lo fundamental es que la hoja diaria va a las trincheras con un
resumen de lo que ocurre en España y en el extranjero y con una arenga
encendida y siempre a tono. Leemos en esta hoja.
... "Y deíenderemos el monte y el cerro, la cota y el
altozano, el bosque y el matorral, el río, el arroyo, el desfilarodo estrecho y
el valle amplio, la cordillera riscosa y la llanura dilatada y uniforme, la
iglesia y la ermita..."
El Jefe, Antonio Beltrán
Le llamaban el "esquinazau", era un obrero mecánico. En Jaca junto a Galán y a García Hernández, puso a prueba su valor y sus
sentimientos limpiamente republicanos. Los jueces de los entorchados pidieron
para él pena de muerte, y la circunstancia de no ser militar le libró de la
muerte y le llevó a la cárcel hasta que vino la República y fué puesto en
libertad. Luego permanece luchando con la vida en Francia, hasta que suenan los
primeros tiros de la sublevación militar. Sin perder un día pone la proa a
España y se mete en las milicias. Sus aptitudes de mando se acusan muy pronto.
Organiza el batallón alpino de Sabadell. Después se confía al
"esquinazau" el mando del batallón "Cíncovillas" que se
formó en Caspe y es todo un capítulo de rancio historial dentro de nuestros dos
años de guerra. Su primer mando de brigada lo tiene al hacerse cargo de la 72
hasta que el 26 ó 27 de marzo, por efecto de un acuerdo tácito y unánime se
pone al frente de la División 43.
Un día se trataba de ocupar una cota de 2.000 metros. El enemigo
contaba con buenos medios para defenderse. Beltrán aseguró tajante:
—Es preciso llegar arriba.
—Pero sino se puede...
—Es preciso llegar.
Y se puso a la cabeza, llevándose detrás, peña arriba, peña
arriba, a toda la gente.
Gestas
En una de las cotas, 18 hombres mandados por el sargento Fajanés,
lucharon frente a 7 compañías. Los facciosos subían, pero la ametralladora y
los fusiles de arriba aprovechaban exactamente las ráfagas y los disparos.
Llegaron muy cerca. Por eso después, agotada toda la capacidad de ataque, no
pudieron aguantar allí, ni aún para retirar sus heridos.
Ha seguido y sigue la pelea sin que consigan mellar moral, ni casi
materialmente, el bloque de la 43º, los bombardeos desde el aire, el derroche
diario y cuantiosísimo de proyectiles enemigos de cañón y mortero.
Son los hombres de la 43° División los que resistieron en la cota
423 el ataque de 2.000 hombres y una preparación de 1.500 cañonazos y 600
proyectiles de mortero.
Los ataques más fuertes fueron los del 14 y del 15 de Abril. El
histórico día 14 estos enemigos de la República volcaron todo su esfuerzo para
arrojar a los leales de sus peñascos. Por todas las barrancadas, por todas las
gargantas, avanzaban serpientes de ejército. Los fascistas acosan a los
españoles hasta sus parapetos. Llegan a poner el pie en las trincheras. Pero
los defensores de la montaña luchan con sus bombas, con las manos, con la
fiebre de las máquinas, con las culatas de los fusiles. Iruretagoyena, el jefe
negro, antipatriota y oscurantista, maldice. Por la noche, los defensores del
valle recogen sus heridos y entierran sus muertos. Son pocos, pero eran los
mejores hijos de España.
El escenario de la lucha
Vamos para el buen tiempo y se olvidarán los días de gran
temporal y de gran nevada. Hay que ver o que imaginar los convoyes de
aprovisionamiento en los días así, para que nuestro espíritu de hermanos en la
guerra acompañe suficientemnte a los soldados de la 43°.
Caravanas ondulantes de mulos. Hundiéndose, pisoteando el fangal
de nieve chapoteada por animales sudorosos. Los soldados no tienen el esfuerzo
físico de las bestias. No, en modo alguno; tienen también la voluntad de los
valientes en la lucha. Por eso se les oye un "salud" sano y lleno de
energía
La lucha
Un batallón y otro sitiaban a dos secciones nuestras en las
alturas de Campodarbe. Los soldados españoles resisten clavados en las piedras.
Resisten hasta el último peine, hasta la última bala y también hasta la sangre
del último hombre. Nadie se entrega. Nadie retrocede. Hay un caso heroico de
uno que murió en nuestras trincheras. Estuvo sentado en la ametralladora hasta
que no quedaba un solo proyectil. Después, con calma rápida, la inutilizó y,
abrazado a ella, para que no fuese nunca útil al enemigo, se lanzó por el
despeñadero de un barranco.
España ha estado defendida y está defendida por hombres así.
Los hombres
El Jefe de la 130 es herrero, el de la 72 ferroviario y el de la
102, catedrático. Los Comisarios de las tres brigadas son: Lorenzo Berdala,
maestro, Antonio Serrano, periodista, hombre de procedencia intelectual y Ramón
Pérez Funes, secretario de un sindicato resinero. Una mezcla justa de
actividades sindical-obrera e inquietudes intelectuales.
Ese que está ahí con su uniforme del Ejército Popular, capitán
interino en la División, era uno de los muchos curas rurales que extendían su
lección por toda España. Se paseaba con su sotana y decía su misa en el pueblo
de Copernal. Vivió en contacto con el pueblo, por eso al empezar la guerra se
apartó de los que se habían sublevado y se fué con los que se defendían contra
la más injusta de las agresiones. Ambrosio Ayuso ha sido comisario y ahora es
capitán interino. Está en actitud del hombre que no quiere ocuparse más que de
ganar la guerra, porque comprende que puede hacerse una religión de esta
defensa, de toda ética y toda justicia.
Los guerrilleros
Un día se agazaparon y pudieron disparar sobre la guardia civil.
Otro hiceron fuego contra un grupo de jefes fascistas que llegaban a uno de los
pueblos de la zona enemiga. Por dos veces se han metido en el pueblo de Jaca.
Sin más ruido que el de las pisadas difíciles en el terreno de peñascos y cepos
de maleza, van los hombres a quienes no les aprieta el corazón. A la mañana, el
enemigo acusará un golpe de sorpresa.
La banda de música
La División tiene una banda, que va a tocar a los mismos
parapetos. Tanto, que el otro día un cañonazo ha dejado a tres de ellos
perdidos para siempre. La banda, después, interpretó, la más triunfal de sus
partituras. Faltaban tres voces, pero los demás tremolaban la música de patria
con brío y firmeza superados.
Facetas de la actualidad española, La Habana, Julio de 1938
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