Con fecha 21 de agosto de 1964, Che Guevera escribe a León Felipe.
Maestro:
Hace ya varios años, al tomar el poder la Revolución, recibí su último,
libro dedicado por Ud. Nunca se lo agradecí, pero siempre lo tuve muy presente.
Tal vez le interese saber que uno de los dos o tres libros que tengo en mi
cabecera es “El Ciervo”; pocas veces puedo leerlo porque todavía en Cuba
dormir, dejar el tiempo sin llenar con algo o descansar, simplemente es un
pecado de lesa dirigencia.
El otro día asistí a un acto de gran significación para mí. La sala estaba atestada de obreros entusiastas y había un clima de hombre nuevo en el ambiente. Me afloró una gota del poeta fracasado que llevo de mí y recurrí a Ud., para polemizar a la distancia. Es mi homenaje; le ruego que así lo interprete.
Si se siente tentado por el desafío, la invitación vale.
Con sincera admiración y aprecio.
Cmdte. Ernesto Che Guevara
El otro día asistí a un acto de gran significación para mí. La sala estaba atestada de obreros entusiastas y había un clima de hombre nuevo en el ambiente. Me afloró una gota del poeta fracasado que llevo de mí y recurrí a Ud., para polemizar a la distancia. Es mi homenaje; le ruego que así lo interprete.
Si se siente tentado por el desafío, la invitación vale.
Con sincera admiración y aprecio.
Cmdte. Ernesto Che Guevara
Video donde podemos escuchar a Che Guevara citando el poema de León Felipe
Al Che Guevara, mi gran amigo
Siempre fuiste un condotiero apostólico y evangélico y un niño atleta y valiente que sabías dar el triple salto mortal y caer siempre en tu sitio. Ahora también has caído en tu sitio. Yo sé dónde estás, y ahí mismo, te mando un abrazo y estos versos:
El gran relincho
The most beautiful neigh of the world
La gente suele decir, los americanos,
los norte-americanos suelen decir:
León Felipe es un “Don Quijote”.
No tanto, gentleman, no tanto.
Sostengo al héroe nada más…
y sí, puedo decir:
que yo soy Rocinante.
No soy el héroe
pero lo llevo sobre el magro espinazo de mis huesos…
y le oigo respirar…
y he aprendido a respirar como él…
y a injuriar
y a blasfemar
y a maldecir
y a relinchar.
A mí me gusta mucho relinchar.
“¡Oh, hi-de-putas!... estos malos encantadores
que me persiguen”.
Cómo es aquel relincho, americanos?
Aquel que empieza:
¡¡Justi-í-í-í-í-cia!!
Aquí el acento cae sobre la í,
muy agudo y sostenido
como un vibrante y estridente cornetín:
¡¡Justi-í-í-í-í-cia!!
¡Qué bonito relincho!
A Rocinante le gusta mucho relinchar.
Y a mí también me gusta mucho relinchar.
Tenéis que aprender, americanos.
Venid, vamos a relinchar ahora,
ahora mismo todos juntos,
desde el capitolio de Washington…
fuerte, fuerte, FUERTE…
hasta que el relincho llegue a Vietnam
y lo oigan todos los vietnamitas
y a Cuba también
y lo oigan todos los cubanos,
como el cornetín
de la gran victoria universal,
hasta que lo oigan los hombres todos de la Tierra
como el cese definitivo de todas las hostilidades del
planeta.
¡¡Justi-í-í-í-í-cia!!
¡Oh, qué hermoso relincho!
The most beautiful neigh of the world.
León Felipe
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Primeramente, seas quien fuere, gracias por ésta bitácora, por éste otro Relincho que el freno de la brida que nos ponen en la boca para dirigirnos, no puede callar. La encontré, precisamente, preguntándole por el Gran Relincho a la canallesca e indispensable Internet, y aquí está, y lo paso al cofre de los tesoros escondidos, esos que relichan sin ser oidos. Fraternal saludo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, por buscarnos, por encontrarnos, y por caminar junto a nosotrxs por el árido camino contra la desmemoria. Salud!
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