Víctimas de los bombardeos franquistas sobre la ciudad de Madrid en el invierno de 1936 |
«Ci
yacet pulvis; cines et nihil.»
(Inscripción en la tumba del cardenal Portocarrero)
Aquí yacen ceniza, polvo y nada.
Cayeron en el centro de la lucha,
cayeron en el centro de la tarde
a la perfecta soledad, madura.
Aquí yacen ceniza y polvo y nada,
pero su sangre corre en nuestra sangre
que ceniza no es, ni polvo y nada.
Pero su sueño vive en nuestro sueño
que ceniza no es, ni polvo y nada,
que polvo no es y no es ceniza y nada.
Y su alegría está en nuestra sonrisa
que ceniza no es ni polvo y nada,
que nada no es ni polvo ni ceniza.
Aquí yacen ceniza y polvo y nada
los que fueron de carne, sangre y hueso,
y en nuestra carne y sangre y hueso nacen,
muerte fecunda en el vital proceso.
Polvo y ceniza y nada no es su muerte,
que la muerte, en la lucha no es la muerte,
no pongáis epitafios a su muerte.
Transformación constante, cielo y tierra,
el sol, el agua, el aire es epitafio,
en la paz y en la guerra de la tierra.
De la tierra vinieron y a la tierra
volvieron y la tierra los devuelve.
Son la Historia, que sigue.
Son la Revolución, que nunca muere.
Raúl González Tuñón
La muerte en Madrid, 1939
(Inscripción en la tumba del cardenal Portocarrero)
Aquí yacen ceniza, polvo y nada.
Cayeron en el centro de la lucha,
cayeron en el centro de la tarde
a la perfecta soledad, madura.
Aquí yacen ceniza y polvo y nada,
pero su sangre corre en nuestra sangre
que ceniza no es, ni polvo y nada.
Pero su sueño vive en nuestro sueño
que ceniza no es, ni polvo y nada,
que polvo no es y no es ceniza y nada.
Y su alegría está en nuestra sonrisa
que ceniza no es ni polvo y nada,
que nada no es ni polvo ni ceniza.
Aquí yacen ceniza y polvo y nada
los que fueron de carne, sangre y hueso,
y en nuestra carne y sangre y hueso nacen,
muerte fecunda en el vital proceso.
Polvo y ceniza y nada no es su muerte,
que la muerte, en la lucha no es la muerte,
no pongáis epitafios a su muerte.
Transformación constante, cielo y tierra,
el sol, el agua, el aire es epitafio,
en la paz y en la guerra de la tierra.
De la tierra vinieron y a la tierra
volvieron y la tierra los devuelve.
Son la Historia, que sigue.
Son la Revolución, que nunca muere.
Raúl González Tuñón
La muerte en Madrid, 1939
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