Ernesto Guevara (Rosario, 14 de junio de 1928 - La Higuera, 9 de octubre de 1967) |
Che
Yo
tuve un hermano.
No
nos vinos nunca
pero no importaba.
pero no importaba.
Yo
tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No
nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.
Julio
Cortázar
Che Comandante
No
porque hayas caído
tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerios, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos,
Che Comandante,
amigo.
tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerios, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos,
Che Comandante,
amigo.
Con
sus dientes de júbilo
Norteamérica ríe. Mas de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de metal
sube, se disemina
en las guerrillas como tábanos,
y tu ancho nombre herido por soldados
ilumina la noche americana
como una estrella súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabías, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo,
Che Comandante,
amigo.
Norteamérica ríe. Mas de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de metal
sube, se disemina
en las guerrillas como tábanos,
y tu ancho nombre herido por soldados
ilumina la noche americana
como una estrella súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabías, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo,
Che Comandante,
amigo.
Estás
en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.
Cuba
te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro,
cada día soldado, cada día
gente llana y difícil
cada día.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro,
cada día soldado, cada día
gente llana y difícil
cada día.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.
Pasas
en tu descolorido, roto, agujereado traje de campaña.
El de la selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso pecho de fusil y palabra,
de ardiente vendaval y lenta rosa.
No hay descanso.
¡Salud, Guevara!
O mejor todavía desde el hondón americano:
Espéranos. Partiremos contigo. Queremos
morir para vivir como tú has muerto,
para vivir como tú vives,
Che Comandante,
amigo.
El de la selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso pecho de fusil y palabra,
de ardiente vendaval y lenta rosa.
No hay descanso.
¡Salud, Guevara!
O mejor todavía desde el hondón americano:
Espéranos. Partiremos contigo. Queremos
morir para vivir como tú has muerto,
para vivir como tú vives,
Che Comandante,
amigo.
Nicolás
Guillén
El gran relincho
The most beautiful neigh of the world
La
gente suele decir, los americanos,
los
norte-americanos suelen decir:
León
Felipe es un "Don Quijote"
No
tanto, gentlemen,
no tanto.
Sostengo
al héroe nada más ...
y
sí, puedo decir ...
y
me gusta decir:
que
yo soy Rocinante.
No
soy el héroe,
pero
le llevo sobre el magro espinazo de mis huesos
y
le oigo respirar ...
y
he aprendido a respirar como él...
y
a injuriar
y
a blasfemar
y
a maldecir
y
a relinchar.
A
mí me gusta mucho relinchar.
"¡Oh,
hideputas! ... estos malos encantadores que me persiguen"
¿Cómo
es aquel relincho, americanos?
Aquel
que empieza:
¡Justí-í-í-cia!!
Aquí
el acento cae sobre la í,
muy
agudo y sostenido
como
un vibrante y estridente cornetín:
¡Jus-tí-í-í-í-cia!!
¡Qué bonito relincho!
A
Rocinante le gusta mucho relinchar.
Y
a mí también me gusta mucho relinchar.
Tenéis
que aprender, americanos.
Venid.
Vamos a relinchar ahora,
ahora
mismo todos juntos,
desde
el capitolio de Washington...
fuerte,
fuerte, fuerte...
hasta
que el relincho llegue a Viet Nam
y
lo oigan todos los vietnamitas,
y
a Cuba también
y
lo oigan todos los cubanos,
como
el cornetín
de
la gran victoria universal,
hasta
que lo oigan los hombres todos de la tierra
como
el cese definitivo de todas las hostilidades del planeta.
¡Justí-í-í-í-cia! ¡Oh,
qué hermoso relincho!
The
most beautiful neigh of the worid.
León Felipe
Tristeza en la muerte de un héroe
Los
que vivimos esta historia, esta muerte y resurrección de nuestra esperanza
enlutada,
los
que escogimos el combate y vimos crecer las banderas, supimos que los más
callados
fueron
nuestros únicos héroes y que después de las victorias llegaron los vociferantes
llena
la boca de jactancia y de proezas salivares.
El
pueblo movió la cabeza:
y
volvió el héroe a su silencio.
Pero
el silencio se enlutó hasta ahogarnos en el luto cuando moría en las montañas
el
fuego ilustre de Guevara.
El
comandante terminó asesinado en un barranco.
Nadie
dijo esta boca es mía.
Nadie
lloró en los pueblos indios.
Nadie
subió a los campanarios.
Nadie
levantó los fusiles, y cobraron la recompensa aquellos que vino a salvar
el
comandante asesinado.
¿
Qué pasó, medita el contrito, con estos acontecimientos?
Y
no se dice la verdad pero se cubre con papel esta desdicha de metal.
Recién
se abría el derrotero y cuando llegó la derrota fue como un hacha que cayó
en
la cisterna del silencio.
Bolivia
volvió a su rencor, a sus oxidados gorilas, a su miseria intransigente,
y
como brujos asustados los sargentos de la deshonra, los generalitos del
crimen,
escondieron
con eficiencia el cadáver del guerrillero como si el muerto los quemara.
La
selva amarga se tragó los movimientos, los caminos, y donde pasaron los pies
de
la milicia exterminada hoy las lianas aconsejaron una voz verde de raíces
y
el ciervo salvaje volvió al follaje sin estampidos.
Pablo
Neruda
Che 1997
Lo
han cubierto/de afiches de pancartas
de voces en los muros
de agravios retroactivos
de honores a destiempo
de voces en los muros
de agravios retroactivos
de honores a destiempo
lo
han transformado en pieza de consumo
en memoria trivial
en ayer sin retorno
en rabia embalsamada
en memoria trivial
en ayer sin retorno
en rabia embalsamada
han
decidido usarlo como epílogo
como última thule de la inocencia vana
como añejo arquetipo de santo o satanás
como última thule de la inocencia vana
como añejo arquetipo de santo o satanás
y
quizás han resuelto que la única forma
de desprenderse de él
o dejarlo al garete
es vaciarlo de lumbre
convertirlo en un héroe
de mármol o de yeso
y por lo tanto inmóvil
o mejor como mito
o silueta o fantasma
del pasado pisado
de desprenderse de él
o dejarlo al garete
es vaciarlo de lumbre
convertirlo en un héroe
de mármol o de yeso
y por lo tanto inmóvil
o mejor como mito
o silueta o fantasma
del pasado pisado
sin embargo los ojos incerrables del che
miran como si no pudieran no mirar
asombrados tal vez de que el mundo no entienda
asombrados tal vez de que el mundo no entienda
que treinta años después sigue bregando
dulce y tenaz por la dicha
del hombre.
Mario Benedetti
El credo del Che
El Ché Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers)
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza
desapareciera con el viento
En vista de lo cual no le ha quedado al Ché otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers)
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza
desapareciera con el viento
En vista de lo cual no le ha quedado al Ché otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.
Roque Dalton
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