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2752. Vosotros no caísteis

Un soldado republicano montando guardia en la Ciudad Universitaria de Madrid. Foto Chim


¡Muertos al sol, al frío, a la lluvia, a la helada,
junto a los grandes hoyos que abre la artillería,
o bien sobre la yerba, que de puro delgada
y al son de vuestra sangre, se vuelve melodía!

Siembra de cuerpos jóvenes, tan necesariamente
descuajados del triste terrón que los pariera,
otra vez y tan pronto y tan naturalmente
semilla de los surcos que la guerra os abriera.

Se oye vuestro nacer, vuestra lenta fatiga,
vuestro empujar de nuevo bajo la tapa dura
de la tierra que al daros la forma de una espiga
siente en la flor del trigo su juventud futura.

¿Quién dijo que estáis muertos? Se escucha en el silbido
que abre el vertiginoso sendero de las balas
un rumor, que ya es canto, gloria recién nacido,
lejos de las piquetas y funerales palas.

Y los vivos, hermanos, nunca se les olvida.
Cantad ya con nosotros, con nuestras multitudes
de cara al viento libre, a la mar, a la vida.
No sois la muerte, sois las nuevas juventudes.


Rafael Alberti
(En Madrid, diciembre de 1936)








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