Una serie de obreros y campesinos uniformados acaban de
llegar al pueblo de Guadarrama. Son los soldados de los regimientos traídos de
Valencia.
Uno de ellos nos cuenta lo sucedido en Valencia:
−Llevábamos un mes acuartelados− dice,− sin saber nada de
lo que ocurría, cuando nos mandaron salir a la calle; al principio el
público nos recibió con desconfianza, pues no sabía si íbamos sublevados, pero
al darse cuenta de que no era así estalló una ovación como no se ha conocido
jamás. Venían a abrazarnos, y algunos lloraban de alegría. La ovación duró
desde la plaza de Castelar hasta la estación.
Y por el camino la cosa ha sido más emocionante. En
todas las estaciones éramos recibidos con grandes ovaciones. En la estación de
Río Záncara fuimos obsequiados con vino. Y al llegar a Aranjuez nos recibió una
inmensa muchedumbre con banderas y transparentes. De Madrid no te hablo, nos
produjo una enorme emoción.
Y ya estamos aquí, deseando entrar en lucha con esa partida
de criminales.
−Hemos jurado −dice otro−, no afeitarnos hasta volver a
Valencia, y no volver a Valencia hasta no haber dejado a España limpia de
fascistas.
Milicia Popular
Diario del 5º Regimiento de Milicias
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Madrid, 4 de agosto de 1936
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