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2969. "Si el viento es Dios". A mi padre Francisco Comesaña


Francisco Comesaña, retrato de Camilo Díaz Baliño en la cárcel de Santiago de Compostela



Si el viento es Dios

A mi padre Francisco Comesaña

Carcelero, carcelero
ábreme esta ventanita
que quiero hablar con el cielo.
(Copla Tradicional)

Desde la cárcel
mi padre miraba el horizonte,
imaginaba el mar,
la lluvia caía sobre su memoria,
aquella lluvia de la infancia
sentado en la portiña.

Desde la cárcel salían los relámpagos,
los paredones esperaban
la sangre de los fusilamientos.
Hay un silencio que afila
su cuchillo en tiempo oscuro.
 
Es el escondite de un niño
que juega a desaparecer,
las sirenas se cruzan
los pies fríos congelan los minutos,
y las manos aprietan
sus puños de hambre.

Mi padre me advirtió que no existía Dios
cómo pensar que Dios está mirando
el siniestro rincón de sus 20 años
en el pozo de una cárcel fascista llena de rejas
y de ratas.

Voces que cruzan el andamio del miedo
me dijo
no, no está Dios en el centro del mundo,
llega la muerte, 
y las cenizas de nosotros
se pierden en el aire.

Si el viento es Dios
si el duelo es
ese manto que lo cubre,
si Dios es esa herida
que sangra y se desgaja
en cada gota de lluvia
que cae en su memoria,
por qué nunca lo vimos atravesar el muro
ni sentarse a los pies del frío
que cala hasta los huesos
ni romper los grilletes atados al garrote

Dios no estuvo, me dijo,
no lloró con nosotros
no estuvo en las lágrimas de madre,
ni en la zozobra de la espera,
ni viajó en ese tren
que llevaba nuestros cuerpos
desgarrados y sucios
hacia el final del pozo.


Mariángeles Comesaña







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