De izquierda a derecha. Emilio Prados, José Moreno Villa y Luis Cernuda en México años ciencuenta. Archivo Moreno Villa |
Converso
con vosotros porque estáis en mis venas,
en mi garganta y en mi frente.
Y porque yo, a mi vez, estoy
viviendo
en el gatillo de vuestro fusil.
Yo voy con vuestras balas
silbando
y recibo en silencio las que
nos tocan.
Pego mis alas con las del
buitre,
me aferró a los paquidermos
rampantes,
brinco en el potro y enfilo el
cañón.
Cuando quiero vivir converso
con vosotros.
No hay mejores amigos,
mejores hermanos,
mejores inteligencias.
Cuando la incertidumbre —pena
del exiliado—
quiere hundirme y secarme,
converso con vosotros.
Y a vosotros recurro cuando veo
que el curso de mi vida se ha
acortado.
Sois vosotros, amigos infinitos,
los que eleváis mi caduca
moral;
así como yo soy quien os ayuda
a levantar la vuestra si decae.
Es el pájaro quien alegra a la
rama
y es la rama quien alegra al
pájaro.
Es el río quien sostiene al
cauce
y es el cauce quien sostiene al
río.
Somos débiles y somos fuertes.
Por esto debemos conversar.
Converso con vosotros al
despuntar la luna
y al despuntar el día;
cuando enmudece la
ametralladora
y cuando bosteza el cañón.
Conversamos sin odios, sin
alardes ni llantos.
En paz, como el regato y el
pájaro que pasa.
En paz, como la muerte del que
cae de un tiro.
Y sé que hemos de hablar hasta
que un día
no crucen por el cielo balas,
sino canciones.
José Moreno Villa
México, enero de 1938
Hora de España, Marzo 1938
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