El Patrimonio de la República
representa un tesoro incalculable
Desaparecida la Monarquía española, los que
fueron bienes de la Corona, o mejor dicho, Patrimonio Real, han pasado a ser
Patrimonio de la República. Primero se hizo cargo de ellos una Comisión
incautadora, hasta que en abril último ha quedado constituido el "Consejo
de Administración del Patrimonio de la República", que depende también de
la Dirección General de Propiedades.
Son de muy diversa condición los bienes de
la República y constituyen un tesoro tan fabuloso, que nadie se ha atrevido a
valorar. Hay encerrados en los palacios objetos de valor inapreciable, que, sin
duda, no tienen igual en el mundo.
¿Cuáles son los bienes de la
República?
En lo que fue Real Sitio de El Pardo posee
la República, además del Palacio Real, que contiene una valiosísima colección
de tapices y muebles de la época, otros cuatro palacetes, que fueron en otro
tiempo recreo de príncipes. Los nombres de La Quinta, El Chalet, La Casita y La
Zarzuela, están ya incorporados a la Historia de España.La iglesia de El Pardo
es también propiedad de la República y una considerable cantidad de casas,
alquiladas en su mayor parte a los empleados del citado ex Real Sitio.
En Aranjuez posee, además del Palacio, la
llamada Casita del Labrador y los jardines famosos, una considerable extensión
de terreno convertida en huerta y varias casas.
En El Escorial, el Palacio de Felipe II, a
más del Monasterio, Panteones y también algunas casas repartidas por la
población.
En La Granja posee el Palacio y jardines en
los que culmina el máximo afrancesamiento que representó el reinado de Felipe
V.
Los pinares de San Ildefonso constituyen
también para la República una considerable riqueza forestal.
En Sevilla disponían los reyes del Alcazar,
los jardines y varias casas alquiladas a particulares. Como al implantarse la
República el Gobierno provisional cedió el Alcázar al Ayuntamiento de aquella
población, sólo han quedado incorporados al Patrimonio los jardines y las casas.
En Baleares cuenta con un Palacio y el
famoso castillo de Bellver.
La parte del patrimonio sita en Madrid, que
ya había sido disminuida durante la monarquía en beneficio del Estado y del
Municipio, lo ha sido aún más al proclamarse la República, puesto que la Casa
de Campo fue cedida al Ayuntamiento para recreo y expansión del pueblo de
Madrid.
El palacio y el coto de Riofrío también son
propiedad de la República, y aún no sabe el Consejo de Administración qué
destino ha de darse a estas fincas. El verano anterior, por disposición del
Gobierno se alojaron en el citado palacio varias colonias escolares.
En cuanto al coto de Gredos, en el que no
existe palacio, sino simplemente un refugio, que servía de alojamiento al rey y
a su séquito, parece seguro que se encargará de él el Patronato Nacional de
Turismo a fin de que sea conocida aquella sierra que es uno de los lugares más
pintorescos del mundo.
El palacio de Oriente completa el cuadro de
joyas artísticas patrimonio de la República española.
Los palacios de Pedralbes, Miramar y La
Magdalena, situados en Barcelona. San Sebastián y Santander, no han pertenecido
nunca al Patrimonio Real, sino que eran propiedad particular del ex rey
El Estado español se Incautó de ellos, y en
el palacio de Pedralbes, cedido a Barcelona, hay ya instalada una magnifica
residencia de señoritas estudiantes.
Miles de millones en joyas de
arte
—¿Cuánto valdrán los bienes que constituyen
el Patrimonio de la República?
Pregunta es esta a la que nadie nos ha
sabido contestar. Quizá pudiera llegarse a una tasación de las fincas rústicas,
las casas y aun de los palacios, dejando a un lado, naturalmente, el valor
moral, y ateniéndose sólo al valor intrínseco.
¿Pero quién se atrevería a aventurar una
cifra sobre lo que hay encerrado en estos palacios? ¿Qué precio se puede poner
a una colección de Gobelinos, a los cuatro Stradivarius, a las quince Tablas de
Juan de Flandes, al "Felipe de Borgoña" de Van der Veyden? Es de todo
punto imposible, como es imposible también valorar hasta las alhajas
cotizables. Repasando los inventarios se observa que figuran los objetos con
diferentes tasaciones. Por ejemplo, un relicario cuajado de diamantes, aparece
justipreciado el año 1910 en 124.000 pesetas; seis años después, en 262.000
pesetas, y todavía hay al margen una nota a lápiz que dice que ambos tasadores
se han quedado cortos.
El presidente del Consejo de Administración
del Patrimonio de la República habla del empleo que se ha de dar a dichos
bienes
Inmediatamente después de proclamarse la
República —dice el señor Bugeda— los bienes del que fue Patrimonio de la Corona
pasaron a depender de la Dirección general de Propiedades, la cual nombró una
Comisión incautadora, que cumplió a maravilla su cometido; pero dada la cuantía
y diversidad de los bienes era menester disponer de un organismo más amplio y,
a este fin, responde el recientemente nombrado Consejo de Administración del
Patrimonio de la República, organismo dependiente de la Dirección general de
Propiedades, compuesto de catorce consejeros, un presidente y un secretario,
perteneciente al Cuerpo de Abogados del Estado.
El Consejo tiene actualmente como asesor
general a don Manuel B, Cossio.
—¿Qué labor inmediata se propone
realizar este organismo?
—Hasta ahora apenas ha tenido tiempo de
otra cosa que de constituirse. De aquí en adelante acometerá la ímproba tarea
de organizar en debida forma el tesoro inestimable que representa el Patrimonio
de la República.
—¿Qué piensa hacer el Consejo de los
palacios reales?
—Aun no está decidido plenamente. El
Palacio Nacional, abierto ya al público, es casi seguro que se convierta en
Museo. Es menester que todo el mundo, conozca el tesoro artístico encerrado en
el ex regio alcázar.
—Y el palacio de la Granja ¿Se va a convertir
en residencia veraniega del Presidente?
—Sí, esto ya está decidido. Allí se
instalará el Presidente de la República durante el verano y la Casa de Oficio
servirá de alojamiento al personal civil y militar del Jefe del Estado.
Hay que realizar en el citado palacio de la
Granja importantes reformas, pues debido al incendio del año 18 y al estado de
abandono en que lo tenían los ex reyes lo hemos encontrado, en una situación
verdaderamente lamentable.
—Y el palacio de Riofrío, ¿seguirá
destinado al alojamiento de colonias escolares?
—De eso aún no se ha tratado
definitivamente. Con arreglo a la ley el Gobierno puede decidir sobre el
destino que ha de darse a este palacio. Desde luego el Consejo de
Administración vería con buena simpatía que se destinase como el año pasado, al
alojamiento de estas colonias.
—¿Y en Aranjuez y El Pardo?
—Lo más probable es que estos palacios se
destinen al fomento del turismo. En el de El Pardo se podía crear un Museo del
Tapiz; pero aún no está resuelto. Los palacetes es posible que se destinen a
fines culturales. Desde luego el Consejo está decidido sostener la parte
artística del Patrimonio con el rango que merece y a hacer que los tesoros de
la República sean conocidos no sólo en toda España, sino en el mundo
entero.
La parte prosaica del
Patrimonio
—¿Qué harán ustedes con las pequeñas
fincas, casas, huertas, etcétera, etcétera?
—Desde luego explotarlas de manera
racional, si es posible directamente Interesando a los obreros en la empresa y
procurando sacar el mayor rendimiento posible, a fin de poder aumentar la
retribución de los empleados del Patrimonio, que es en la actualidad muy
escasa.
A este fin hemos comenzado a revisar los
arrendamientos de fincas rústicas y urbanas. El producto de las flores y frutos
de Aranjuez también se destinará a mejorar la situación de los empleados. Nadie
tiene idea de los sueldos miserables que venían cobrando los empleados de la
antigua Casa Real. La República tiene intención de ser más generosa.
—Claro — continúa el señor Bugeda— que
tampoco producían antes las fincas lo que era justo. Los arrendatarios pagaban
antes por huertas productivas y alquileres de casas relativamente buenas unas
cantidades irrisorias. El Consejo de Administración tiende a poner en orden
todo esto.
La biblioteca
—¿A qué piensa dedicar el Consejo la
biblioteca del Palacio de Oriente?
—Aun no está decidido; pero es posible que
se dedique a altos estudios, pues evidentemente no es una biblioteca popular.
Actualmente los bibliotecarios que nos ha enviado el Ministerio de Instrucción
Pública se están dedicando a una intensa labor de catalogación, puesto que no
estaba hecha. Es sin duda, después de la Nacional, la mejor biblioteca de
España, Cuenta con más de trescientos mil volúmenes y las encuadenaciones
constituyen verdaderas joyas.
Allí se ve claramente toda la evolución de
la encuadenación y hay libros que representan verdaderos tesoros.
Un tesoro en frascos antiguos
Otro tesoro representa la Farmacia de
Palacio, además de una de las cosas más curiosas con que contará el futuro
Museo de la República.
Colocados en maravillosa anaquelería, se
ven los más caprichosos tarros de transparente porcelana del Retiro, única
colección que existe en España, junto a los de Talavera y otros de incalculable
valor, procedentes de la antigua fábrica de cerámica de La Granja, Todos
ostentan coronas, escudos de armas, leyendas y máximas.
Hay además plantas medicinales de
todas clases, y una habitación llamada "Cuarto de las quinas" ofrece
al visitante curiosidades sin fin.
De todo posee la República en este
vastísimo patrimonio, que representa miles de millones. Desde palacios
imperiales adornados de objetos preciosos, hasta huertas y casitas humildes
repartidas por los que fueron sitios reales, y que rentan un insignificante
puñado de pesetas al año.
Desde el punto de vista
turístico
—En este respecto el Consejo aún no ha
decidido nada. El señor Ramos, subsecretario de la Presidencia, que forma
parte del Consejo como presidente del Patronato Nacional de Turismo, es el
encargado de proponer al Consejo las Iniciativas que estime oportunas.
El Consejo se reune con mucha frecuencia y
todos sus miembros, con un desinterés y entusiasmo verdaderamente admirables,
están dispuestos a laborar sin descanso por la buena administración de los
bienes de la República.
*
«La República podría preparar
una ruta turística sin igual en el mundo»
Don Ramón del Valle-Inclán,
nombrado conservador general del Patrimonio Artístico de España, sueña con
hacer de los Reales Sitios una ruta turística sin igual en el mundo. Con su
palabra cálida y maravillosa nos va descubriendo lo que él cree que debe hacer
la República en el aspecto estético.
—El Palacio de Oriente y los
antiguos Sitios Reales —El Escorial, El Pardo, Aranjuez y La Granja— requieren
una dirección atenta, no solo a conservarlos en su ser natural, sino a depurar
y resaltar su significación histórica y artística. El Palacio de Oriente,
repito, los Reales Sitios y los Alcázares de Toledo y Segovia pudieran
constituir el núcleo turístico más significativo de España. ¡Y todo ello en un
radio que no pasaría de 80 kilómetros!
—¿No seguirían adscritos los Alcázares de Toledo y Segovia a la
función que hoy tienen?
—¡Claro! —responde don Ramón—. Pero rescatados algunos
salones, para decorarlos con tapicería, armas, muebles y cerámica de la época
de los trastamaras.
—¿Un poco en forma de museo?
—Sí; pero bien entendido que
en ningún caso habían de colocarse los objetos hacinados, dando la impresión de
Exposición, sino procurando una impresión emocionada de lo que fueron nuestras
artes suntuarias en aquella hora singular del genio español que cifró la trina
influencia: cristiana, arábiga y caldea. A esta evocación que asigno a los Alcázares se une la
máxima evocación de los ámbitos de Segovia y Toledo. El Escorial, calificada
prenda de aquella jactancia imperial y austera con que se agigantó el alma
nacional durante los Austrias, daría constancia de otro de los más significados
momentos de la Historia de España, cuando la piedra berroqueña —la materia
propia y germina de la arquitectura nacional— se define colmada de eternidad y
de belleza hispánica. Paralelamente, la lengua de Castilla lograba su más alta
expresión en el libro de «Los nombres de Dios».
—Y , naturalmente, ¿El Pardo…?
—Con su severa arquitectura —ataja don Ramón—, en soledades de
encinar y olivar, completa la evocación de aquel período austríaco que, con
sagaz conocimiento, califica el cultísimo Azaña de «larga digresión». ¡Hora
cesárea, enorme y colonial, más extranjera al sentimiento hispano que el
imperial Gobierno de Roma!
—¿Y los palacios de La Granja, Oriente y Aranjuez?
—Estos, con sus perfiles de afrancesamiento y cortesana ceremonia, tan
reveladores del cambio que nos trajeron los últimos reyes extranjeros,
completarían la alta lección de lo que han sido las tres dinastías: Trastamaras, Austrias y Borbones. En La Granja culmina el máximo
afrancesamiento, que representa el reinado de Felipe V . En el Palacio de
Oriente, la conjunción de las influencias italiana y francesa, trascendidas a
unidad por las sugerencias que fatalmente impuso el medio nacional. En Aranjuez
habría de procurarse colmar de sentido histórico su gracia romántica, creando
un museo evocador de aquel período que corre desde la abdicación de Carlos IV
hasta el destierro de la Reina Gobernadora. Pudieran llevarse a este museo los
cuadros de Bayeu, de López, de Esquivel, de Villamil, de Lucas y de tantos
otros, repartidos en la actualidad sin discernimiento por las oficinas de Intendencia y oscuridades
de sótanos y corredores.
—¿Le parece a usted bien que en Riofrío se disponga
alojamiento para colonias escolares?
—No, de ningún modo. Sería echar a perder
el Patrimonio, sin provecho para nadie. Pues ni aun los niños se encontrarían
bien, ya que esos palacios se construyeron para un fin completamente distinto.
Convertir los que fueron Sitios Reales en asilos, cantinas escolares,
reformatorios y hospicios constituiría una barbaridad, solo comparable con la
que se cometió en tiempos de Mendizábal convirtiendolas iglesias en cuarteles. ¡Se cubriría de oprobio el régimen
republicano! En Riofrío se puede y se debe hacer un museo de cacerías. Sobra
material y quedaría maravilloso solo con reunir allí una colección de armas
—que la hay variada y numerosa—, tapices alusivos, trajes, etc., etc.
Don Ramón
queda un momento pensativo, sin dejar de acariciarse la barba, y poco después
añade:
—Sería de un efecto magnífico que dentro de poco, con motivo del
aniversario de la Constitución, por ejemplo, se invitase a venir a España a
algunos representantes de los pueblos de habla española. Para entonces ya debería estar dispuesta esta gran ruta turística que yo imagino,
y estos pueblos quedarían maravillados al conocer el tesoro del país que les
dio su lengua, su espíritu y su civilización. Pero si los que fueron Reales
Sitios están llamados a convertirse en instituciones de caridad, mi ánimo se
consterna, porque esto me parece un utilitarismo más repugnante que la furia
destructora de Atila. Atila, llorón y humanitario, dedicado a las obras de
misericordia.
Josefina Carabias
Ahora, 5 de Junio de 1932
Poco de esto sabia me voy he aprendido mas
ResponderEliminarLa política me encanta pero de España no se mucho mas