Bajo estos mismos títulos ha publicado el
diario valenciano '"La Verdad" la siguiente información:
Un subdito extranjero que se encontraba en
Vigo cuando estalló la sublevación y consiguió trasladarse a América, después
de haber permanecido en aquella ciudad viendo los sucesos ocurridos en la
misma, nos escribe enviándonos detalles de las circunstancias en que se ha
efectuado el fusilamiento de los líderes socialistas Enrique H. Botana, ex
diputado de las Constituyentes; el alcalde de aquella ciudad, Emilio Martínez
Garrido; los diputados socialistas de la actual legislatura Ignacio Seoane y
Demetrio Bilbatúa; el médico Ubaldo Gil y otros destacados elementos
izquierdistas de aquella ciudad.
Nos dice que todos ellos se mantuvieron
optimistas, no creyendo que pudiera ejecutarse la sentencia, y aún después de
su condena a muerte creían que no sería ejecutada. Y dice el comunicado:
Producía profundo horror. Conocida que fué
la sentencia, se lanzaron al público unas hojas pidiendo la conmutación de la
pena; los pliegos se cubrían rápidamente con la firma de todas las clases
sociales, a excepción, naturalmente, de los falangitas, quienes, al ver que la
gestión obtenía un considerable éxito, dado el gran número de firmantes,
hicieron pública amenaza contra los que la solicitaran, por cuyo motivo las
gentes, atemorizadas, no firmaron más. Llegado el momento de la ejecución,
hicieron el recorrido desde la capilla hasta el cementerio de Pereiró cantando
"La Internacional" y dando vivas a la República Uno de los condenados
a muerte, Ubaldo Gil, dirigió cálidas arengas al público que presenciaba el paso
de los condenados, haciéndolo también al pelotón de soldados que iba a
ejecutarles.
Colocados los diez reos frente a las tapias
del cementerio, se hizo una descarga, cayendo muertos, a excepción de Botana, a
quien no había alcanzado ninguna bala, según se afirma, porque los soldados
desviaron la puntería del cuerpo de aquél. Pero una segunda descarga le privó
de la vida.
Falange había hecho saber de un modo
directo a todos los abogados vigueses que quienes defendiesen a los diez
procesados a cuya sentencia se hace referencia, sufrirían dolorosas
consecuencias.
El Colegio de Abogados, integrado por
fascistas, dirigió un singular escrito al comandante militar en el que, después
de hacer grandes elogios del ejército salvador —salvador para ellos, dice
nuestro comunicante— y haciéndoles saber que en estos momentos deberían ser los
militares los únicos encargados de la defensa de los sentenciados, y por tanto,
que ellos, los abogados, se abstendrían de aceptar la defensa de cualquiera que
lo solicitara.
Antes de conocer esta decisión del Colegio
de Abogados, se habían comprometido dos conocidos letrados vigueses a defender
a los sentenciados, pero comprendiendo la difícil situación que el acuerdo del
Colegio les creaba y dispuestos, sin embargo, a cumplir con su deber, optaron
por el sacrificio, haciendo saber a los procesados que, fuesen cuales fuesen
las consecuencias, les defenderían ante el Tribunal.
Con posterioridad a la vista de este
proceso habían de verificarse otros, de cuya defensa también se habían
encargado estos abogados, quienes hicieron saber a los mismos el presentimiento
de que ingresarían en la cárcel inmediatamente después de la vista del proceso.
Y en efecto, tal como habían previsto, sucedió.
Nos dice también esta carta que el ex
diputado de las Constituyentes, Eugenio Arbones, el médico Morgado, Inocencio
Taboada y otros más, hasta veintiuno, fueron sacados una noche de la cárcel,
llevándolos al cementerio de Lavadores, en Puxeiros, siendo fusilados en la
Carretera.
Agrega que a los asesinados los dejan
siempre cuarenta y ocho horas en el lugar de la ejecución para aterrorizar, de
este modo, a las gentes campesinas que van a la ciudad.
Añade que la cantidad de fusilamientos es
aterradora, haciendo salir de sus domicilios a los infelices que han de
asesinar impunemente.
También manifiesta que estuvo a punto de
ser fusilado el periodista Avelino Rodríguez Elías, redactor del "Faro de
Vigo", que ejercía el cargo de cónsul del Paraguay en aquella ciudad.
Gracias a la intervención de los cónsules se consiguió no fuera ejecutado.
Tanto él como su familia fueron enviados al Paraguay.
Dice asimismo que el conocido medico de
aquella población, el doctor José Ramón de Castro, que fué detenido en los
primeros momentos, alcanzó su libertad mediante la entrega de cien mil pesetas,
para la suscripción del Ejército.
Ahora, 22 de diciembre de 1936
Entre todos la mataron y ella sola se murio...........la Republica
ResponderEliminarFue infame y traidor lo que hicieron los que se alzaron contra la nefasta II república, pero éstos no pudieron hacerlo peor... Y lo peor es que aún hay imbéciles que creen que la nefasta II república fue ejemplar en su conjunto...
ResponderEliminarEl error de la República fue no abrir más checas
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