Federico García Lorca en Radio Stentor de Buenos Aires. Marzo de 1934 |
No importa que hayan sido éstos
quienes
de plomo llenaron tu boca,
quienes
sellaron para siempre tus labios
con
latigazo de blasfemia y pólvora:
Tus
labios por los que la patria
nos
amanecía en frescor y aurora
en
todas tus mañanas estrenadas de versos,
Federico
García Lorca.
No
importa si han sido éstos
quienes
condecoraron tu gloria
con
laureadas de injuria y muerte
Federico
García Lorca.
Que
tú ya estabas asesinado
desde
que Ignacio militó en Loyola.
Ya
tu grito se alzó con los niños de Flandes
en
las mismas hogueras y en idénticas horcas
(el
Duque se atusaba rosarios y perillas
mientras
el Santo Oficio quemaba tus estrofas).
Ya
te han matado los encomenderos,
los
golilas y corchetes, las caspas y las costras,
los
memoriales y letras procesales,
los
autos de fe y las sopas bobas.
Ya
has muerto cuando otros miserables
firmaban
otra muerte de España en Bayona;
y
otra vez cuando la carlistada
soltó
sus lobos, como ahora;
y
otra con los fusilados de Torrijos,
y
con las milicias decimononas;
y
cuando te pusiste en el camino de las balas
que
de Martí y Rizal buscaban la vena generosa;
y
otra vez con los tísicos repatriados
que
vomitaba Cuba. Y aún otra
en
los barrancos de Marruecos,
donde
un rey putrefacto y muy mala persona
jugaba
un ajedrez de áulicas estrategias
con
lo mejor de nuestra sangre moza.
¡Ya
ves si has tenido muertes
Federico
García Lorca!
Que
a ti no te mataron un balazo aparente
sino
con silogismos y jaculatorias,
con
“ordeno y mando”, pragmáticas y mitras,
con
inciensos y hieles, espuelas y coronas,
con
olor a colillas de los cuartos banderas,
con
caderas renunciantes de madres superioras,
con
los entorchados de los rijosos coroneles,
con
los furores de las reinas chulonas
con
las hemofilias y los cánceres de oído
de
la purulencia borbónica,
con
los resecos tufos de conventos,
con
novenas, trisagios y 40 horas,
con
las majaderías enlevitadas
de
las academias marañonas,
con
mariconadas de los señoritos,
con
hipocondrías provincianas y beatonas,
con
las dispepsias de las clases pasivas,
con
las letras de “El Debate” y de “Patria Española”...
Ya
habían asfixiado tu aliento de malvas
todas
las solfataras de las antiguas roñas
y
ya te habían lapidado otras cien veces
con
todos los vetustos cascotes de la Historia
¡Ya
ves si estabas muerto antes de haber nacido
Federico
García Lorca!
¡Qué
piquetes de fusilamiento
qué
¡apunten! ni qué hostias!
¿Desde
cuándo acá los fusiles
matan
el aroma de las rosas?
¿Desde
cuándo los generales verdugos
ametrallan
el color de las amapolas?
¿Cómo
podrían frailes, beatas y señoritos
sacarle
al rubio Dauro tu nombre de la boca?
¿Y
con qué flotilla de aviones nazis
van
a matar en nuestra carne tu eucaristía portentosa?
Porque
es ahí donde siempre has vivido
Federico
García Lorca
y
donde siempre seguirás viviendo,
hasta
que empiecen y se acaben todas las horas
de
esta España que arranca y se inaugura de tu sangre
por
ti, para ti, de ti, hacia ti,
nuestro
Federico García Lorca.
Eduardo Blanco Amor, 1937
(Fragmento)
(Poesía
de Blanco-Amor, para el Recital poético de Mony Hermelo, en el Homenaje de
Escritores y Artistas a García Lorca, Buenos Aires-Montevideo, 1937).
consellodacultura.gal
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