Una
malformación genital intrascendente para la cirugía del siglo XXI, observada al
momento de su nacimiento, aconsejó a sus progenitores inscribirla en el
Registro Civil con el nombre de Teresa, para evitar burlas indeseables sobre
todo cuando se integrara en el servicio militar.
A este mítico personaje con vida de novela, lo llamaban La Pastora porque desde la infancia se ganaba la vida apacentando ganado. Por su capacidad de sobrevivir al hambre, al frío y al asedio del cazador -la Guardia Civil- merecería otro apodo, el de Lobo del Maestrazgo.
A este mítico personaje con vida de novela, lo llamaban La Pastora porque desde la infancia se ganaba la vida apacentando ganado. Por su capacidad de sobrevivir al hambre, al frío y al asedio del cazador -la Guardia Civil- merecería otro apodo, el de Lobo del Maestrazgo.
Teresa Pla Messeguer nació en
1917 en el Mas de La Paliza, una casa de pastores de Vallibona, Castellón, en
el seno de una familia muy humilde en recursos, conocimientos e información. Lo
que en el momento de su nacimiento su familia vio como una anomalía genital, no
era otra cosa que hermafroditismo. Creció rodeada de seis hermanos de los que
sufrió el desprecio y las burlas por su anomalía física. Sólo fue a la escuela
quince días y a los once años, al quedarse huérfana de padre, la pusieron a
trabajar sola en el monte como pastora, por lo que creció con escasa relación
social.
Dotada de un físico vigoroso
de hechuras masculinas se acostumbró a usar la violencia para hacerse respetar.
En el pueblo pronto le colocaron el cartel de “marimacho”. Un día llegó a sus
oídos que en el baile del pueblo unos cuantos muchachos tratarían de levantarle
las faldas para comprobar que había debajo. Ella, que siempre iba vestida de
negro, se presentó ese día en el baile con un hacha bajo el abrigo y de esta
disuasoria forma, dejó zanjada la curiosidad de los chavales.
Sin embargo, esta mujer a la
que también apodaron “Teresot”, capaz de cargar con ovejas de ochenta kilos, y
a la que no le quedó más remedio que hacerse dura para defenderse de las
agresiones del resto, mostraba una gran ternura hacia los niños y animales.
Una invernal tarde de 1947,
cuando estaba pastoreando con su rebaño se encontró con un grupo de seis
guardias civiles que iban a incendiar la masía “El Cabañil” donde se
encontraban dos maquis perseguidos. Lo que sucedió en el encuentro forma parte
de la memoria de Teresa, pero lo que sí se sabe es que fue repetidamente
violada, y aterrorizada huyo al monte.
Allá por el año 1936, cuando
empezaba uno de los capítulos más oscuros de la historia de España, nacía
también un grupo de guerrilleros que se sublevaron en los dominios del
generalísimo. Eran los maquis, resistentes del bando republicano que, sabedores
de la dura represión que Franco ejecutó después de la guerra, decidieron no
entregarse y luchar en las montañas. Estos revolucionarios también dejaron su
huella en tierras castellonenses. Para respiro de Franco, la ayuda
internacional que los maquis esperaban nunca llegó y su posición se derrumbó
como los muros del poblado que habitaron en Refalgarí, nombre del campamento
que acogió a Teresa Pla y que fue descubierto por la Guardia Civil y asaltado
el 24 de mayo de 1948, Sus integrantes, de ideología libertaria y comunista,
llegaron a formar la agrupación guerrillera antifranquista más importante del
PCE.
Teresa se unió a los maquis
de la Agrupación de Guerrilleros de Levante y Aragón, formación en la que se
mantendría durante veinte meses y en la que se sintió por primera vez apoyada.
Entonces quiso ser hombre, porque se sentía como tal y la ayudaron a asumir su
identidad masculina. Cambio su nombre por el de Florencio, las faldas por los
pantalones, se cortó el pelo e incluso la enseñaron a leer, algo que apreció
mucho.
Al inicio realizó funciones
de guía en un territorio que conocía como la palma de la mano. No tenía
formación cultural ni política, pero había presenciado muchas atrocidades
perpetradas por la Guardia Civil contra los masoveros que ayudaban a los
maquis.
Existen rumores de que
durante ese tiempo asesinó a veinte guardias civiles, siete alcaldes y un
ermitaño. Estos hechos siempre fueron negados por Teresa, que según cuentan era
incapaz de matar a una mosca, y que ella atribuye a “El Cintorra”.
Tras la muerte de Francisco,
un compañero con el que desertó del maquis oficial, 'La Pastora' sobrevivió en
completa soledad tres años en una cueva y también sola emprendió un viaje a pie
hasta Andorra, donde trabajó de pastor y se dedicó al contrabando de tabaco y
nilón.
Delatado por otro
contrabandista que le debía dinero, la policía andorrana lo detiene el 5 de
mayo de 1960 y lo entrega a la española. Se somete a dos juicios, uno en
Tarragona y otro en Valencia (vulnerando uno de los principios básicos de
cualquier Estado de Derecho: “non bis in ídem”). Lo condenaron a 30 años de
prisión en Tarragona y a pena de muerte en Valencia. Esta última pena después
sería conmutada por una de prisión.
Su paso por la cárcel merece
mención especial, ya que al estar inscrito en el Registro Civil con sexo
femenino lo envían a un penal de mujeres y lo mantienen recluido en un calabozo
sin contacto con el exterior. Tras un examen por los forenses militares, fue
trasladado a una prisión de hombres, donde permaneció diecisiete años.
Salió en libertad el 22 de
septiembre de 1978, con el único objetivo de conseguir su inscripción como
hombre en el Registro Civil, hecho que finalmente logra.
Encontró un último refugio en
Olocau (Valencia) gracias a Marino Vinuesa, un compasivo funcionario de
prisiones que lo acogió en su casa y le ayudó con el papeleo de cambio de
identidad. Madrugaba mucho, paseaba con sus dos queridas perras y no le gustaba
ver la televisión.
Sólo concedió una entrevista y murió en 2004, a los 87 años sin una
queja, ni molestar a nadie.
Seguramente, jamás hubiera
podido imaginar que hablarían de él cuando ya hubiera muerto.
Interesante historia que deja al descubierto la fortaleza de un ser humano en contra de la " maldad,envidia e incomprensión" de otros que por no ser "iguales" no dejan vivir sus vidas.
ResponderEliminarBesitos.
Una historia impresionante. Me conmovió
ResponderEliminarGracias por tu comentario Anónimo.
ResponderEliminarEs una historia terrible. Difícil no conmoverse. Te recomendamos la lectura del libro.