María Torres / Diciembre 2012
Leo en la prensa que este será el primer año que
los madrileños nos tomaremos las uvas sin la presencia del luminoso del “Tío
Pepe” que preside la Puerta del Sol desde 1936. El edificio donde se encontraba
ubicado está siendo rehabilitado pero parece ser que dado su valor histórico
volverá a situarse en su azotea, pues a pesar de la normativa municipal sobre
la prohibición de la publicidad exterior, ha sido indultado, junto
con otros cuatro, debido a su valor histórico.
En 1935 la bodega González Byass cumplía
cien años y para celebrar este centenario propuso al Ayuntamiento
madrileño colocar un anuncio luminoso. Previo pago de una licencia de 796
pesetas, el anuncio de setenta toneladas y treinta mil vatios fue colocado en
lo alto del Hotel París en 1936, poco antes del inicio de la Guerra Civil,
acompañando la vida de los madrileños a la par que las campanadas de fin de
año. Este luminoso es uno de los elementos más antiguos de la Puerta del Sol,
anterior incluso a la placa del Kilómetro Cero (1950) y la estatua del Oso y el
Madroño (1967).
La botella de Tío Pepe fue diseñada por Luis Pérez
Solero, un publicista burgalés, contratado en 1934 como jefe de propaganda por
González Byass. El autor de la célebre botella de Tío Pepe y de su humanización
vistiéndola con traje y sombrero cordobés, acompañado de guitarra, así
como del slogan “Sol de Andalucía embotellado”, realizó varios esbozos de la
misma, uno de ellos con el Tío Pepe posando con el brazo en alto como homenaje
al fascismo que llegó a colocarse en la Puerta del Sol una vez terminada la
Guerra.
Alfonso Hoyos Sánchez, duque de Almodóvar, miembro del Consejo Nacional del Movimiento desde 1943 y propietario de las bodegas del Cardenal Mendoza, llegó a un arreglo con González Byass por el que le permitía el uso de la figura del “Tío Pepe” siempre y cuando no apareciera con la mano derecha alzada.
Alfonso Hoyos Sánchez, duque de Almodóvar, miembro del Consejo Nacional del Movimiento desde 1943 y propietario de las bodegas del Cardenal Mendoza, llegó a un arreglo con González Byass por el que le permitía el uso de la figura del “Tío Pepe” siempre y cuando no apareciera con la mano derecha alzada.
Así que Pérez Solero se vio obligado a
modificar el modelo hasta poner sus dos brazos en jarra tal como hoy lo
conocemos. Cuando estalló la guerra civil, Pérez Solero no disimuló
su simpatía por los sublevados y su “Tío Pepe” se convirtió en el “vino
de los soldados de España”.
Sus escritos en prensa, anuncios alegóricos y envíos
de vino a las tropas franquistas se prodigaron. Muchas casas bodegueras de
Jerez también contribuyeron. “Guitarra tiene el Tío Pepe / para dar
caza a los rojos/ pues, cuando canta al Pilar, / todos se postran con hinojos…” ,
escribe en una publicidad con ocasión de la Fiesta de la Raza. O esto otro: “Guitarra
tiene el Tío Pepe/ más su alegría se empaña/ viendo cómo los salvajes/ están
destrozando España“.
En diciembre de 1936, el general Moscardó, desde la
División Soria del Ejército del Norte, remite a la compañía escrito
agradeciéndole el envío de unas partidas de “Imperial Toledo“, ya que “si de
excelente calidad fue la defensa del Alcázar, es aún de mejor calidad el
‘Imperial Toledo’, como español y jerezano que era.
Lo cierto es que el luminoso de Tío Pepe, será
colocado de nuevo dentro de unos meses. Parece ser que está dispuesto a seguir
acompañándonos en la Historia. Innumerables acontecimientos no han podido
terminar con él y si logró salir ileso de los bombardeos durante la Guerra
Civil, a buen seguro será capaz incluso de superar los recortes que se
avecinan.
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