Arturo se casó con Julia el mismo día que fue fusilado por el régimen de Franco
ALEJANDRO TORRÚS - 26/08/2012 - Público.es
Arturo Lodeiro fue fusilado
el mismo día de su boda. De hecho, nunca llegó a ver a Julia Muñoz como esposa.
Se casó en articulo mortis. El 27 de abril de 1940, tras 10 meses encarcelado
por estar afiliado a la CNT, Arturo contrajo matrimonio con el que había sido
el amor de su vida, Julia. Ambos tenían una niña de dos meses. Apenas unas
horas después, a la edad de 35 años, fue ejecutado. ¿Delito? “No consta”, según
señala el certificado de Instituciones Penitenciarias que da fe de su entrega
al piquete de ejecución. “¡Lo mataron sin saber por qué! Es mi deber moral que
esta historia se conozca”, cuenta indignada Julia Mota, 68 años después de la
ejecución de su abuelo.
En su última carta, horas
antes de ser fusilado, Arturo daba cuenta a Julia de su última voluntad. “Adorada
esposa: En este momento realizo mi voluntad por lo cual puedo llamarte al final
de mi vida, esposa mía, y a mi niña, hija verdadera. A pesar de que los
momentos no son de los más agradables, al menos me cabe la alegría de haber
cumplido contigo como Dios manda. Ya, querida nenita, puedes llamarme esposo, y
cuando hables a nuestra Julina de mí, le digas que su papaíto la quería mucho
por ser hija tuya y por quererte como jamás quise. Tú, Julia mía, procúrate una
relativa y sana felicidad. No le des a mi nena un padre que sea malo”, escribe Arturo.
Julia encontró otro hombre y
cumplió la voluntad de su marido de darle a su hijo un padre que no sea “malo”.
A lo largo de 60 años, la viuda guardó cada una de las cartas que Arturo le
escribió en diminutos papeles de tabaco de liar que le entregaba cosidos en los
pantalones como si de diamantes se tratara. Algunas eran de amor, otras
trataban la realidad de la cárcel y otras, regañaban a Julia. “Nena,
te tengo dicho que no me mandes comida. Sé que tú no tienes y no puedo tolerar
que tú pases hambre. No vuelvas a hacerlo”, insiste Arturo a Julia.
“No le eduques en la
venganza hazle saber que tiene que querer”, escribe Arturo. Sin embargo, gran parte
de las diminutos mensajes de Arturo a su mujer iban dirigidos a la educación de
la pequeña recién nacida. “No le eduques en la venganza hazle saber la
necesidad que tiene de querer”, escribe el hombre, cerrajero de profesión,
quien insistió vehemente en que Julia no guardara rencor a nadie por su
ejecucción: “Ya sabes que no quiero rencores,
acepta esto con la mayor resignación y considéralo como lo que es, un error”.
Julia, su nieta, se crió
escuchando a su abuela recordar la bondad de Arturo. “Cuando le preguntaban a
mi abuela por él resumía su carácter con una anécdota. Un día de invierno
Arturo llegó a casa sin chaqueta y cuando mi abuela le preguntó que dónde
estaba el abrigo él respondió que se lo había dado a uno que tenía más frío que
él”, recuerda Julia, quien describe a su abuelo como un “hombre de ímpetu,
idealista y soñador”. Su abuela, Julia, no pudo siquiera recoger el cuerpo para
darle entierro. A los días de su muerte, el cadáver fue entregado a los padres
de Arturo, que desconocían que se había casado en prisión, para que fuera
enterrado en el panteón familiar. “En su tumba está escrito que murió el 10 de
mayo ocultando el fatal desenlace que tuvo mi abuelo”, señala Julia.
“Mi único objetivo cuando
difundo esta historia es que todo el mundo conozca lo que sucedió en España
durante esos años. Que la guerra no fue de igual a igual. Que los dos bandos no
son iguales. De pequeña pensaba que era una loca por como me sentía al pensar
en mi abuelo. Después encontré a más gente en esta lucha, unidos por una misma
causa y, aunque sean malos tiempos para la memoria, es mi deber que esta
historia se conozca”, concluye la nieta de Arturo Lodeiro y Julia Muñoz.
¡Qué fortaleza, templanza y sentido de la justicia más elevado tenía este hombre, y cuánto amor a su mujer y su hija! ¡Un espíritu admirable!
ResponderEliminarMe a gustado mucho este artículo, todavía tengo un nudo en la garganta. Muchas gracias, lo he compartido en facebook para que mas gente lo pueda leer.
ResponderEliminarPara mi es mas emotivo ya que soy esa hija que tenía dos meses, mi madre me contaba maravillas de como era mi padre; aunque yo nunca quise ver todos los documentos que ella tenía, "supongo que un poco para no hacerme daño", el día que ella se fue de este mundo al recoger todas sus cosas cuando vi que eso había que difundirlo tarea que encomendé a mi hija ya que ella se mueve mejor en estos medios.
ResponderEliminarGracias a todos.
Para mi es mas emotivo ya que soy esa hija que tenía dos meses, mi madre me contaba maravillas de como era mi padre; aunque yo nunca quise ver todos los documentos que ella tenía, "supongo que un poco para no hacerme daño", el día que ella se fue de este mundo al recoger todas sus cosas cuando vi que eso había que difundirlo tarea que encomendé a mi hija ya que ella se mueve mejor en estos medios.
ResponderEliminarGracias a todos.
Gracias a todos y en especial a Julia.
ResponderEliminarFuerza, somos muchos militando en la Memoria.
Un abrazo.