Expresos del
franquismo presentan listas de jueces, policías y militares en la querella que
estudia la jueza María Servini de Cubría
A. DEL CAMPO |
02/septiembre/2012 - ElPlural.com
Forman
parte de la generación que en los sesenta rozando apenas los veinte años de
edad, se enfrentó a la dictadura, sufriendo por ello el más diverso tipo de
represión: tortura, cárcel, exilio… También vieron morir a algunos de sus
compañeros. La Comuna, una asociación que agrupa a expresos del franquismo, ha
aportado sus duras experiencias a la querella que instruye la jueza María
Servini de Cubría. Unas ochenta personas presentarán su testimonio. Buscan
justicia para aquellos jóvenes que fueron, que destrozaron su vida en
comisarías, reformatorios y presidios… o que la perdieron.
“Nuestro objetivo es
recuperar una parte imprescindible de la historia reciente de nuestro país,
impedir su falsificación y exigir responsabilidades a quienes mantuvieron una
tiranía de la que fuimos víctimas directas”, explica a EL PLURAL. José María
Galante quien en nombre de La Comuna, acudió meses atrás a Buenos Aires junto
con otros compañeros, para aportar su testimonio. “Como gente que luchó por las
libertades, nos oponemos a una política de reconciliación basada en la
impunidad de los crímenes de la dictadura y en el mantenimiento, sin la menor
depuración, de un aparato de estado que fue su indeseada herencia”. Y añade: “A
mí, al día de hoy, nadie me ha pedido perdón por lo que me hicieron…”.
EL
TOP
El Tribunal de Orden Público
funcionó desde1963 a1977. “Hubo 8.943 procesados de los cuales solo 2.785
fueron absueltos. También se cometieron ejecuciones y asesinatos de variada
factura: En el periodo del que hablamos y en la cárcel (en prisión preventiva o
cumpliendo condena), asesinaron a Salvador Puig Antich y los cinco fusilados de
septiembre de 1975. En el periodo de detención mataron a Enrique Ruano. Hay que
sumar además los asesinatos de Arturo Pajuelo, los tres de Almería y en Euskadi
algunos casos más”, explica José María Galante.
Tortura,
adicciones y suicidios
No existe estudio alguno
sobre la vida posterior de estas personas, pero en la asociación detectan un
número muy alto de suicidios y adicciones lo que al parecer está relacionado
con la tortura. “En general sobre este tema no se habla, en todo caso con gente
muy próxima y que también ha pasado por el talego. Lo normal es que no
valoremos sus consecuencias, casi nadie reconoce haber sido torturado: “Sólo me
dieron unas hostias”, “sólo amenazaron con torturar a mi novia”, “no perdí el
conocimiento o lo perdí poco tiempo”. Otro fenómeno muy general es que la gente
no lo recuerda bien, en algunos casos recuerda muy poco y muy difícilmente”.
Terribles
“efectos prácticos”
Pero añade: “Sobre los
efectos prácticos se pueden escribir tratados. Conozco gente de la construcción
a la que destrozaron las manos y después sólo pudieron trabajar de vigilantes
de obra. A todo el mundo le cambió la vida. Eso sí, se de muy pocos casos afectados
personalmente por el estigma de haber estado en la cárcel y en su vida
familiar, normalmente, se resolvió en términos de solidaridad. Hablamos de
personas que por encima del 60 por ciento no han cumplido aún los 65 años”.
Adolescentes
golpeados por la carestía
Francisca Villar tenía 18
años y su novio Alfredo, 17. Cuenta en la querella que militaban en las
juventudes comunistas de Carabanchel y su delito fue intentar desplegar una
pancarta contra la carestía de la vida el 20 de febrero de 1975. Fue detenida
por la temida Brigada Político Social e interrogada por Antonio González
Pacheco “Billy el Niño”. Golpes, puñetazos, insultos… Recuerda que la
menstruación le vino adelantada, la humillante dificultad para que la
permitieran ir al baño entre vejaciones y que no le facilitaron compresas
durante varios días. Su familia la vio ya en la cárcel de Yeserías con aspecto,
de haber sido terriblemente apaleada.
La
BPS y el “pasillo”
“Mi primera detención, bajo
la acusación de “actividades subversivas”, se produce el 5 de octubre de1969,
ala una de la madrugada, en mi casa familiar. Me detienen dos miembros de la
Brigada Político Social (BPS) llamados Celso Galván y otro apodado “El Gitano”.
Al entrar en la Dirección General de Seguridad (DGS) me hacen el pasillo,
obligándome a pasar entre dos filas de agentes de la BPS y funcionarios de la
Policía Armada que me golpean con porras, vergajos, me dan patadas, puñetazos….
Después me fichan y encierran en una celda”. José María Galante tenía 21 años y
militaba en LCR en una España en que solo era legal el partido único.
Conesa, Billy el Niño y muchos más
El relato de las siguientes
detenciones de Galante pone los pelos de punta por la brutalidad y el
ensañamiento. Palizas salvajes, la cabeza sumergida en agua nauseabunda hasta
casi ahogarle, el tormento de la barra, colgado por las rodillas y golpeado desnudo
en las partes más vulnerables. “Desde entonces no puedo moverme como antes…” En
su denuncia, como en la de otros querellantes aparecen nombres comunes de
policías “comisario Conesa, y Billy el Niño”, señalados como especialmente
sanguinarios. Los querellantes aportan listas de torturadores, de jueces y de
militares que compusieron tribunales y consejos de guerra. Los testimonios de
otros querellantes son tan espeluznantes o aún más que el de Galante.
La
amnistía…en contra
“La amnistía, que fue la reivindicación
política central de las luchas en la etapa final del franquismo, en manos de
los legisladores de la transición se convirtió en una auténtica ley de punto
final para los crímenes cometidos durante cuarenta años. Y esa misma ley es hoy
la coartada que esgrime el poder judicial español en su defensa cerril de la
impunidad del franquismo”, afirma José María Galante quien añade: “Y es que la
Ley 46/1977 de Amnistía, hace desaparecer en dos apartados cualquier tipo de
responsabilidad por el enorme atropello sufrido por millones de personas”.
“Aparato
judicial incólume de la dictadura a la democracia”
¿Hay miedo a que estos
testimonios salgan a la luz? El representante de la Comuna cree que sí: “Tras
esos dos apartados también se nos hace desaparecer a las víctimas del
franquismo hoy vivas, porque reconocer que hay víctimas implica reconocer la
existencia de sus verdugos, y abre la posibilidad de exigirles
responsabilidades por sus crímenes contra la humanidad, que los principios de
la justicia internacional consideran imprescriptibles. Así se entiende que el
aparato judicial, que pasó incólume de la dictadura a la democracia, se oponga
con uñas y dientes a la apertura de un proceso en el que está directamente
implicado. Nunca mejor dicho aquello de que no se puede ser, a la vez, juez y
parte”.
Anoche acabé de leer el libro "trece rosas rojas" y aunque he leído mucho sobre este tema, y he escrito mucho también en mi blog, nunca acabo se sorprenderme.
ResponderEliminarEs una pena y una enorme injusticia todo lo que pasó, y que todavía tantos años después, siga sin hacerse justicia.
Un saludo desde Jaén.
Esto es memoria histórica ,que algun+s ,tenemos reciente en la memoria y,,saber mas :(EN LAS CÁRCELES DE FRANCO NO VI A DIOS ...)Bernardo López García
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