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452. Tuvieron voto, pero seguían sin voz

Hace 79 años las mujeres votaron por primera vez en las elecciones legislativas del 19 de noviembre de 1933. Unos días antes lo habían hecho las mujeres vascas en el referéndum del Estatuto de Autonomía.


María Torres / 19 noviembre 2012

El camino recorrido hasta llegar a ese día no había sido fácil. La Constitución española de 1.931 supuso el reconocimiento de la igualdad de sexos. Gracias a la lucha de muchas mujeres y la defensa insistente y brillante de Clara Campoamor -que se enfrentó a los que entonces pensaban que la mujer no estaba preparada o los que temían que su voto estuviese demasiado influenciado por la Iglesia-, se consiguió que el Pleno del Congreso de los Diputados aprobara el 1 de octubre de 1931 el derecho de las mujeres al sufragio por 161 votos frente a 121, ratificado el 1 de diciembre de ese mismo año en una votación aún más ajustada: 131 votos a favor frente a 127. Se consagraba por tanto la “igualdad” entre hombres y mujeres y permitía a las mujeres mayores de 23 años participar en las votaciones, no sólo como candidatas sino también como electoras.

No fue hasta 1933, dos años después de su aprobación, cuando seis millones de mujeres (más de la mitad del censo electoral) ejercieron este derecho y por primera vez en las elecciones celebradas ese año se vieron mujeres depositando el voto frente a las urnas. Seguían siendo de categoría inferior respecto al marido y no tenía personalidad jurídica, pero al menos podían votar.

Los hombres tenían miedo de cómo votarían las mujeres, y así lo señalaba Matilde Huici en el diario madrileño El Sol : "...que entre ellos y las mujeres de sus familias y las de sus electores se interpone otro hombre -el cura- por el cual ellos se confiesan vencidos."  En diario Ahora, publicado en Madrid el 2 de octubre de 1.931, apareció un artículo en la portada que decía que no se debería haber concedido el voto a las mujeres, ya que la resolución: "nos lanza a una aventura, cuyas consecuencias son difíciles de prever. Añadir a las muchas incógnitas que ofrece el porvenir una nueva, no nos parece razonable." Y "entran en la política activa ...elementos apartados hasta ahora prudentemente de ella."

Uno de los hombros que apoyaban el voto femenino, Don José Ortega y Gasset, que había votado a favor del mismo, escribió un artículo en El Sol donde reforzaba que: "No hay ningún peligro para la República con la concesión del voto a la mujer. Tantas reaccionarias y beatas como en España, o más, hay y ha habido en Inglaterra, Alemania, etc., y sin embargo ellas han dado una nota siempre liberal en su actuación."

En las elecciones del 19 de noviembre de 1933 ganó la unión de partidos de derechas, la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), dirigida por José María Gil Robles. Muchos pensaron que se confirmaba la teoría de Victoria Kent, que se opuso al voto femenino en aquellos momentos por considerar que estaría influenciado por la iglesia. No olvidemos que tres años después, y también con el voto de las mujeres, ganó con sobrada mayoría el Frente Popular.

Tras el estallido de la Guerra Civil, llegó la dictadura que ahogó este gesto democrático y borró las esperanzas de un cambio para las mujeres hasta el año 1975.




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