María Torres / 18 de febrero de 2013
Niceto Alcalá-Zamora decía que "la
memoria parece grande por lo que muestra en recuerdos; lo es mucho más por lo
que ciertamente esconde". Nosotros no queremos esconder nuestro
recuerdo al primer presidente de la segunda República Española en el
aniversario de su muerte. Un hombre incomprendido que quizás no gobernó en el
tiempo que le correspondía, pero que sin lugar a dudas fue absolutamente
clarividente cuando Gil Robles le propuso a Franco como jefe del Estado Mayor y
se negó afirmando que "Los generales jóvenes son aspirantes a
caudillos fascistas".
Murió en el exilio, a las seis menos diez de la mañana
del 18 de febrero de 1949 cubierto por la bandera republicana y fue
enterrado sin honores con un crucifijo y dos puñados de tierra española. Sus
restos no regresaron a España hasta 1979, siendo sepultados en el cementerio de
La Almudena de Madrid en la más absoluta discreción.
*
"...puede estimársele como
de los principales responsables, por acción y por omisión, de haber forjado la
subversión roja, haber contribuido a mantenerla viva durante más de dos años y
a estorbar el triunfo providencial del Glorioso Alzamiento. Concretándose su
responsabilidad, en los periódicos históricos, y actos más destacados
siguientes: Su actividad de eficacia decisiva en la solución de impunidad dada
a la revolución roja en octubre de 1934; la sanción del Decreto de convocatoria
de elecciones para Diputados a Cortes del años 1936; sostener en la prensa de
París y concretamente en el diario ‘L’Ere Nouvelle’ una campaña difamatoria de
los ideales inspiradores del Glorioso Movimiento Nacional, que por las
circunstancias de lugar y tiempo, y por la significación política de su autor,
hubo de ser perjudicialísima a la Causa patriótica y asaz perniciosa, y por
último su permanencia en el extranjero desde antes del 18 de julio de 1936
hasta el momento presente, que es prueba irrefutable de su animadversión hacia
el contenido y los principios inspiradores del Alzamiento salvador de la
Patria” (…) “Fallamos: Que debemos condenar y condenamos a Don Niceto Alcalá
Zamora y Torres, a las sanciones: económica de pago de cincuenta millones de
pesetas, que comprende la totalidad de sus bienes; extrañamiento durante quince
años; y proponer al Gobierno acuerde la pérdida de su nacionalidad española de
conformidad con lo prevenido en el artículo 9º de la Ley de 9 de febrero de
1939; y subsidiariamente para el caso en que ésta última no se acordase, la
inhabilitación absoluta por quince años; que se harán efectivas en la forma
dispuesta en la Ley ya citada de 9 de febrero de 1939, en relación con el
Código penal común, adoptando para ello las medidas pertinentes. Notifíquese
esta sentencia al expedientado mediante edicto que se insertará en el Boletín
Oficial, en atención a ignorarse su actual paradero”.
Extracto de la sentencia del Tribunal Regional de
Responsabilidades Políticas, dictada contra Niceto Alcalá Zamora el 28 de abril
de 1941
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