Lo Último

563. Nos han robado a Dios

Dios ha existido siempre, hijos míos
Antes
de que falanges y legiones
lo estampasen
en sus camisas y pendones.
Antes
de que bautizasen con su nombre
ejércitos
y trimotores.
Antes
de que clavasen su efigie en la puerta
de los cuarteles
y de las pensiones.
Antes
de que lo llevasen colgado del cuello,
en ricos medallones
los arzobispos,
las grandes prostitutas,
los generales iscariotes.

Antes
de que en la Bolsa fuese negocio
pronunciar su nombre.


Dios ha existido siempre para todos,
para el rico y el pobre,
como existió la tierra
antes de que se la repartiesen los ladrones.


Y Dios
era del hombre
como el agua y el viento.
Ahora, como el oro, sólo es de unos cuantos señores.
Y no se bendice al justo.
Bendice la rapiña,
la traición,
la trilita de los aviones...
Y hay un señor en Roma
que pone el visto bueno a estas bendiciones.

Oídme bien hijos míos,
oídme bien. Yo no soy
un profesor de odio.
Quisiera ser un profesor
de
 
amor.

Y no sé si vosotros
sois hijos del carpintero o del Dictador.
Sé que todos, todos los que me oís,
sois hijos legítimos de Dios.
Y os digo finalmente,
para acabar esta lección,
y en un tono sencillo,
sin demagogia y sin rencor,
que a unos hombres ayer
otros hombres nos lo robaron todo...
la patria, el esfuerzo y la canción.


León Felipe












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