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802. Recordando a Pedro Salinas

Pedro Salinas, el poeta del amor y el compromiso murió en el exilio. Desde que abandonó España en 1936 enfermó de nostalgia. Jamás pudo regresar.

Queremos recordarle hoy, con una de las cartas que dirigió en diciembre de 1936 a su mujer, Margarita Bonmatí, desde el Wellesley College, la universidad americana en la que trabajaba como profesor.



Wellesley, 11 de diciembre 1936

Leyendo estos días los periódicos, viendo las fotos de las casas hundidas en Madrid por el bombardeo se me rompe algo dentro. Me dices que abandone la idea de volver a España, y eso tan natural, tan lógico, me suena a sorpresa. En mis clases hablo de España, de su tierra de Castilla, de Andalucía, y no puedo darme cuenta de si existe todo eso, aún, o no. Además, Marg, tú no sabes lo que es enseñar el español, así tan lejos de España, en estos momentos. El idioma es al fin y al cabo, la esencia de un país, en mi memoria ¿No crees tú que en el idioma se conservan y guardan, como en una memoria, las esencias de un país? A veces explicando en clase un autor, salta a mi vista una palabra de esas cargadas de enorme significación espiritual española, y me estremezco. Hoy, para mí, el idioma es la mejor memoria de mi país, y como lo estudio y lo explico resulta que sin querer, sin desear acordarme, lo estoy recordando a todas horas. Se me ha ocurrido últimamente (ya te explicaré otro día lo que es) escribir un librito para ganar algún dinero, un objeto práctico: pero luego al pensar en ello, he visto que yo mismo me engañaba, y que el fin del libro era recordar España. Tú quizá no comprendas lo horrible que es para mí hacerme la idea de no oír estas palabras españolas dichas por cualquiera, en la calle, en el campo, ya más. Siempre, después de vivir en el extranjero me ha emocionado al volver a España, el oír mi lengua, el encontrarla otra vez, hablada por el que sea, por el vendedor de periódicos, por el ser más humilde. (Recuerdo, ahora, de pronto, la maravillosa charla de Isabel, la criada de Sevilla).¿Es posible, Marg, que no vuelva a España nunca? Mira, te diré en confianza, casi en secreto, que ahora que se me presenta ocasión de pasar otro año aquí, siento como una gana íntima de irme a Europa, mejor dicho a España. Sé que es un disparate, sí, pero cuando pienso en ciertas cosas de allí, en ciertos lugares y luces, en los jardines del Alcázar de nuestro octubre del 35, en el Escorial, me dan ganas de rendirme. ¡Y es tan tremenda la perspectiva del lanzamiento de una nueva vida profesional, aquí! Aún no nos damos cuenta de lo que hemos perdido. Cuando se haga la paz (?) veré que no tengo ni carrera, ni puesto, ni dinero, ni nombre, que me falta todo eso que he ganado en 40 años de vida y se ha vuelto humo. Pero que me falta, y eso es lo peor, ese algo impalpable, del aire, de la luz, del modo de hablar, de los paisajes y los cielos, que se llama España. Y nuestra casa...¡Pero más vale no hablar de eso! Tendré ánimo, no temas Marg por nosotros.


Pedro

Cartas de Viaje (1912-1951)
Pedro Salinas










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