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955. Despedida de la Legión Cóndor en León

Despedida a la Legión Cóndor - León, 22 de mayo de 1939 / Foto: Manuel Martín de la Madrid


"Y podéis decir, que porque habéis dado estas pruebas de amor, de generosidad, y de nobleza, podéis llevar el saludo más expresivo al pueblo alemán, a sus instituciones militares y a vuestro gran conductor el Führer, el hombre que en un momento de peligro supo querer y comprender a España".


María Torres / 22 Mayo 2014

El 22 de mayo de 1939 en León, Franco despidió oficialmente a la Legión Cóndor, la escuadra de la muerte y responsable de la pérdida de tantas víctimas civiles inocentes. El acto tuvo lugar en el aeródromo de La Virgen del Camino. Esta base aérea fue ocupada en la Guerra española por escuadrillas de aviadores nazis que ayudaron al dictador a sofocar el frente del Norte.

El sol quiso iluminar ese día las medallas, los discursos y las esvásticas, y resaltar las repetidas palabras de Franco es su discurso, "gloria" y "esplendor". Omitió la palabra "sangre", que tan adecuada hubiera sido al detallar las "hazañas" de su ejército y el de sus aliados. Omitió la palabra "muerte", que tan bien conocía y de la cual alcanzaría pleno conocimiento en los años sucesivos.

Yo no quiero omitir que mientras el golpista que se sublevó contra la legalidad republicana dispuso a su antojo de aviadores de bombardeo, caza, y reconocimiento en tierra y en mar, artilleros de los diferentes tipos de antiaéreos, tanquistas y especialistas en antitanques, técnicos en comunicaciones, instructores y mecánicos, gracias a la ayuda de sus amigos alemanes e italianos, la República, por el contrario,  solo contó y por breve plazo de tiempo, con el valioso contingente de los voluntarios por la libertad, que tuvieron que abandonar su causa solidaria con el pueblo español al aprobar el Comité de No Intervención el proyecto británico de retirada de fuerzas extranjeras el 5 de julio de 1938. 

La República cumplió con la retirada de las Brigadas Internacionales. Franco hizo oídos sordos en cuanto a la retirada del Cuerpo expedicionario italiano y la Legión Cóndor alemana.

Me pregunto cómo debe denominarse la ayuda de los alemanes e italianos a Franco. ¿Intervención? ¿Un favor entre colegas ideológicos? 

Quizás vosotros tengáis la respuesta después de leer los dos discursos que se transcriben a continuación.


Discurso de despedida del general Franco a los miembros de la Legión Cóndor

Señores Jefes, Oficiales, Soldados y artífices de la gran Alemania: En estos días de gloria y resurgir de España, cuando esta recobra su antiguo esplendor y su independencia, es para los españoles la Legión Cóndor una de las instituciones más queridas. No es un hecho aislado en la Historia de España la presencia de los hermanos de Alemania. España ha combatido contra otros pueblos y ha participado en la Historia de Europa; y en sus momentos de más gloria y esplendor, tuvieron los soldados alemanes una participación heróica y gloriosa. No están lejos los días por el recuerdo, aunque si por el tiempo, de aquel gran Monarca español nacido en tierras de Alemania y en cuyos Ejércitos, en cuyas glorias, al lado de los tercios españoles, estuvieron las legiones alemanas y las legiones italianas.

Por eso en nuestro periodo de decadencia surgieron idénticas soluciones y surge una afinidad de sentimientos, y lo mismo que entonces, cuando se estrechaban la mano soldados alemanes, italianos y españoles, fue ante el asalto comunista, a la llamada del pueblo español, cuando se volcaron nuevamente las legiones alemanes al ver invadida nuestra Patria por las gentes rojas de Muscú y por la horda comunista de Europa.

Esta afinidad en el pensamiento, ahora y en los tiempos pasados, resurge en sacrificio vuestro, en vuestras heroicas hazañas, en estas hazañas escritas en tierra española, donde tanta sangre ha sido vertida, donde tanta sangre habéis dejado, y donde, al brotar esta primavera las flores y las amapolas de la Paz, reconocemos a nuestros camaradas alemanes y a vuestra Nación y al Führer, el gran conductor de vuestro pueblo. 

Y no fue sólo esto, no fueron sólo vuestros sacrificios en los campos de batalla. Disciplinados vinieron también los artífices de los motores, vinieron los forjadores del acero a darse la mano con nuestros obreros, a hablarles de trabajo y también de una alegría. En esto hay también un sentimiento en nuestra patria, hay ese sentimiento de grandeza que forma los pueblos y en el que colaboran lo mismo el militar en la formación que el soldado en el taller, en el campo y en la fábrica.

Yo quiero deciros hoy, en los momentos de gloria y de triunfo que siento el orgullo de haber tenido este conjunto de jefes, oficiales y soldados a mis órdenes. Y lo mismo que tenemos una infantería, una caballería y una artillería que han formado a vuestro lado, siento el orgullo de que hayáis estado en España y siento el orgullo de haberos mandado.

Vais a partir para vuestras tierras, vais a llevar a la gran Alemania el saludo de un pueblo fraternal. Y podéis decir, que porque habéis dado estas pruebas de amor, de generosidad, y de nobleza, podéis llevar el saludo más expresivo al pueblo alemán, a sus instituciones militares y a vuestro gran conductor el Führer, el hombre que en un momento de peligro supo querer y comprender a España.

Legionarios de la Legión Cóndor, obreros de la gran Alemania, españoles que me escucháis: Unamos nuestro sentimiento hacia la gran nación amiga con un grito: ¡Arriba Alemania! ¡Viva España!


Discurso de despedida del general Wolfram von Richtofen,  comandante en jefe de la Legión Cóndor

Excelencia: Profundamente agradezco, en nombre de toda la Legión Cóndor, las hermosas palabras que Vuestra Excelencia acaba de dirigirnos, que, en estos momentos, admirado y querido Generalísimo, nos llenan de orgullo y serán un motivo más para quedar Unidos en el porvenir a la persona de Vuestra Excelencia y a la gran España. Con toda modestia, conforme al pensamiento de todos y cada uno de los  componentes de esta Legión, debemos decir que no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber, sagrado, por cierto, ante Vuestra  xcelencia y, España. Y ante el mismo Führer y Alemania, sirviendo a la gran idea que nos une a todos. En la hora del peligro, cuando  había que demostrar dónde se hallaban, los auténticos amigos de España, Alemania no podía faltar ni permanecer impasible. Con viva  simpatía vio todo nuestro pueblo la contienda, emprendida por Vuestra Excelencia, y comprendió Alemania que sólo el triunfo de las  armas de Vuestra Excelencia podría salvaguardar los altos valores culturales de la nación y librar a Europa de una cruenta lucha contra la disolución y el caos bolchevique.

La historia de la pasada guerra ha venido a hacer patente que la amistad del pueblo alemán no se limitaba a gestos o meras palabras, sino que se ha traducido en un inmediato y decidido apoyo y en una sincera aportación personal, de la cual nuestra presencia aquí constituye el más fehaciente testimonio. Los voluntarios alemanes retornan a la Patria con  admiración por los soldados de España. Hemos visto cómo los soldados de España luchaban sin reserva por la liberación de su desdichada y maltrecha Patria, y apreciamos en todo su valor vuestro magnífico espíritu, lleno de tantos sacrificios. Las armas, por muy modernas que sean, no tendrán nunca, sin ese espíritu, la plenitud de su rendimiento. Como ya hace ciento treinta años, sangre española y alemana ha sido vertida en la lucha común contra el adversario común.

Con honda emoción nos acordamos de nuestros compañeros que hallaron la muerte gloriosa lejos de su Patria, así como también la de nuestros compañeros españolesy murieron por la unidad, la libertad y la grandeza de su Patria española.

Desde tiempo inmemorial, una verdadera amistad une a nuestros dos pueblos. Esta amistad quedará aún más honda y sellada para siempre por la sangre vertida en común, en sacrificio, que hemos hecho en holocausto de nuestros ideales.

A la hora emocionante de la despedida, hacemos los más fervientes votes por Vuestra Excelencia y le expresamos el afecto fraternal de los legionarios de la Cóndor hacia este gran pueblo y a sus instituciones armadas, desde el jefe más alto hasta el último de sus soldados.

Y a este deseo y sentimientos damos expresión con nuestro viejo grito militar:

¡Por la unión hispanoalemana, sellada en el combate!
¡Por la España una, grande y libre!
¡Por el glorioso Generalísimo!
¡Hurra!


El General Aranda Mata, a la izquierda, despide a la Legión Cóndor
junto a Von Richthofen (Foto: Manuel Marín)
Millán Astray entre los asistentes. ((Foto: Manuel Marín)
Franco imponiendo condecoraciones. (Foto: Manuel Marín)
(Foto: Manuel Marín)







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