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1144. Pau Casals y su carta a Charles De Gaulle

Pau Carles Salvador Casals i Defilló
(Vendrell, 29 de diciembre de 1876 - San Juan de Puerto Rico, 22 de octubre de 1973)


Carta de Pau Casals al General De Gaulle
25 de marzo de 1963


«Señor presidente: me permito escribirle porque me he enterado, por la prensa, de que su Gobierno parece tener la intención de tomar determinadas medidas con respecto a los refugiados políticos españoles que se vieron obligados a establecerse en Francia veinticuatro años atrás.

Como yo mismo soy un refugiado, y me siento solidario de mis compatriotas, considero un deber recordarle que cualquier medida de expulsión o confinamiento adoptada contra esos españoles sería recibida dolorosamente por todas las personas que permanecen fieles a ciertos valores humanos.

Mi general: durante los años sombríos de la ocupación hitleriana, desde la pequeña ciudad de Prades escuchaba sus llamamientos retransmitidos por la radio como unos llamamientos a la esperanza. No ignora usted quiénes eran entonces los que deseaban ardientemente la liberación de Francia, y los que, por el contrario, se alegraban de todas las victorias de los ocupantes. Permita que le diga que para todos nosotros sería un terrible desengaño que el mismo hombre que simbolizaba la esperanza adoptase unas medidas - ¡veinte años después!- contra aquellos que le sostenían con su entusiasmo y su acción. (En Annecy existe un monumento elevado a la memoria de los españoles que dieron su vida por liberar a Francia.) Quizá soy un romántico anticuado, pero, a mi entender, el destino de un solo justo es más importante que las combinaciones diplomáticas.

Conozco a Francia desde hace más de sesenta años, y nunca podría olvidar los maestros y los amigos que, en este país, me acogieron y me alentaron en momentos difíciles; sin embargo, lamentaría muchísimo verme decepcionado por un hombre al que tanto había admirado.»


Respuesta del presidente de la República francesa
9 de abril de 1963


«Mi querido maestro (Mon cher maître): ha tenido la amabilidad de comunicarme las inquietudes que le provocan los rumores que ha propagado cierta prensa.

Puedo asegurarle que estos rumores carecen en absoluto de fundamento, y que el Gobierno francés no tiene en modo alguno la intención de adoptar medidas discriminatorias contra los españoles refugiados en su territorio.
Celebro poder aprovechar la oportunidad que se me presenta con ese motivo para manifestarle mi profunda admiración por su gran talento, y le ruego que quiera aceptar, mi querido maestro, la expresión de mis sentimientos más distinguidos y más cordiales.» 









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