Durante una visita al campo de exterminio de Auschwitz, Felix Grande
descubrió 1.950 kilos de pelo de mujer que ocupaban un mueble de 14 metros.
"Cuando lo vi tuve que poner las manos en el cristal porque con los ojos
no me valía. Había cabello rubio, moreno, pelirrojo, todo mezclado,
decolorado por el paso del tiempo. De repente, me pregunté ¿de qué color es
este pelo? Era un color nuevo. No había existido antes".
1950 kilos de pelo
(Fragmento del poema La cabellera de la Shoá)
(Fragmento del poema La cabellera de la Shoá)
Mil novecientos
cincuenta kilos de pelo de mujer
pesando para
siempre sobre la pesadumbre craneana.
Mil novecientos
cincuenta kilos de pelo de mujer
partiendo en
dos mitades la historia de la Historia.
Cada cabello de
esta pelambrera
equivale a un
crujido de placenta.
Cada pelillo de
este Bulto
canta un
réquiem a los alvéolos del humo y la ceniza.
Cada uno de los
pelos de esta hecatombe capilar
llora con todos
su dos ojos al pie de la tijera
uno a uno
lagrimando el Poder del desprecio.
Y cada
cabellito de esta pelambre muda
en un discurso
universal de pena
y un párrafo de
luto colosal
y una
conversación sensual con el futuro
y un mitin
amoroso cebado de memoria.
En cada
anonimato de ese pelo
vuela con una
lágrima en el pico
la muchedumbre
de la consolación.
¡Baja a esta
cueva misericordiosa!
Esta es la
cabellera de la Shoá.
Calla más que
el silencio y está ciega.
Lo ve todo.
Retumba.
Félix
Grande
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