Este 2015 se cumplen 70
años de la liberación de los campos de concentración nazis y 75 años de la
llegada de los primeros prisioneros españoles a Mauthausen.
Un prisionero
español tuitea “en tiempo real” desde el campo de concentración nazi de
Mauthausen
Sus tuits narran la
historia real del deportado murciano Antonio Hernández Marín que pasó cuatro
años y medio en el campo.
La iniciativa pretende dar
a conocer el sufrimiento de los más de 9.000 españoles que pasaron por los
campos nazis. Cerca de 5.500 fueron asesinados en ellos.
¿Alguien puede
imaginar qué habría ocurrido si Twitter hubiera existido durante la Segunda
Guerra Mundial? Conocer en tiempo real el sufrimiento de la población judía, el
desarrollo de los sangrientos combates, las atrocidades cometidas por los
nazis… Pues bien, las nuevas tecnologías nos van a permitir hacer un viaje
imaginario en el tiempo y vivir el minuto a minuto en el corazón del infierno.
Un español, Antonio Hernández Marín, va a tuitear su estancia en el campo de
concentración de Mauthausen.
La iniciativa ha
partido del periodista Carlos Hernández, sobrino de Antonio Hernández y autor
del libro Los últimos españoles de Mauthausen que acaba de
publicar Ediciones B. El objetivo es que los españoles conozcamos uno de los
capítulos de nuestra historia más desconocidos: el internamiento, el
sufrimiento y, en muchos casos, la muerte en los campos de concentración nazis
de más de 9.000 de nuestros compatriotas.
A la hora y en
el día en que ocurrieron los hechos.
Una de las cosas
con que se encontrarán quienes decidan seguir a @deportado4443, es que sus
tuits son escritos en el día y a la hora en que ocurrieron realmente, eso sí,
hace más de 70 años. Su narración comienza el 21 de enero de 1941/2015; en el
momento en que se encuentra, con otros 774 españoles en el campo de prisioneros
de guerra de Trier en Alemania. Él no lo sabe, pero faltan 24 horas para que le
envíen a Mauthausen.
Antonio
Hernández relatará su terrible viaje hacia el campo que duró casi tres días, a
bordo de un tren destinado al transporte de ganado en el que los cautivos no
tenían agua ni comida. A su llegada a Mauthausen, el republicano murciano
recibió el número de prisionero 4.443.
Gracias a los mensajes de 140
caracteres, Antonio irá describiendo la vida en el campo, las torturas a las
que eran sometidos por los SS, la solidaridad que existía entre los prisioneros
españoles… Tuiteará durante la noche, cuando los SS entraban en las barracas
para humillar a los prisioneros, durante el día mientras trabajaba en la temible cantera y publicará numerosas
fotos reales que servirán para comprender mejor la cruda realidad
que los españoles vivieron en los campos nazis.
La experiencia
se prolongará durante algo más de tres meses en los que se resumirá su vida y
la del resto de deportados españoles en dos centenares de tuits. Todo acabará
el 5 de mayo de 1945/2015. Ese día, Antonio podrá narrar el momento más feliz
de su vida, cuando vio entrar en Mauthausen a los soldados norteamericanos que
liberaron el campo.
La historia de
Antonio Hernández.
El periodista Carlos Hernández ha dedicado un año y
medio a investigar la vida de su tío y del resto de españoles que pasaron por
los campos nazis. Ha entrevistado a 18 deportados que permanecen con vida y ha
buceado en decenas de archivos de España, Francia, Austria, Alemania y
Polonia. Su trabajo lo ha plasmado en el libro Los últimos
españoles de Mauthausen y también en esta experiencia que ahora inicia
en Twitter.
Gracias a este tiempo de investigación, hoy puede
reconstruir el trayecto que llevó a Antonio Hernández desde su querida Murcia
hasta una de las sucias barracas de madera del campo de concentración nazi.
Jornalero primero y ferroviario después, Hernández se alistó en el cuerpo de
Carabineros para defender la República. La dolorosa derrota le empujó al exilio
y, más tarde, a enrolarse en el Ejército francés para afrontar una nueva
guerra. Capturado por los alemanes, pasó varios meses en el campo de
prisioneros de Sagan, junto a soldados franceses, británicos y holandeses. En
enero de 1941, con el resto de los españoles, fue enviado a Mauthausen, donde
perdió su identidad y se convirtió en un simple número, el 4.443. Trabajó como
un esclavo en la construcción del propio campo y en su terrible cantera, hasta
que a finales de 1944 fue trasladado a Gusen, el lugar en el que murió la mayor
parte de los deportados españoles. Antonio Hernández consiguió mantenerse con
vida y, junto a otros 2.000 compatriotas, asistir a la llegada de las tropas
norteamericanas el 5 de mayo de 1945. Tras las puertas del campo le aguardaba
una amarga libertad, marcada nuevamente por un exilio que ya no abandonaría
hasta el momento de su muerte, en 1992.
La historia de Antonio Hernández es muy similar a la
de los más de 9.000 españoles que pasaron por los campos nazis. A todos ellos
está dedicada esta iniciativa.
Madrid, 21 de
enero de 2015
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