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1268. Tuits desde el infierno nazi



Este 2015 se cumplen 70 años de la liberación de los campos de concentración nazis y 75 años de la llegada de los primeros prisioneros españoles a Mauthausen.

Un prisionero español tuitea “en tiempo real” desde el campo de concentración nazi de Mauthausen

Sus tuits narran la historia real del deportado murciano Antonio Hernández Marín que pasó cuatro años y medio en el campo.

La iniciativa pretende dar a conocer el sufrimiento de los más de 9.000 españoles que pasaron por los campos nazis. Cerca de 5.500 fueron asesinados en ellos.

¿Alguien puede imaginar qué habría ocurrido si Twitter hubiera existido durante la Segunda Guerra Mundial? Conocer en tiempo real el sufrimiento de la población judía, el desarrollo de los sangrientos combates, las atrocidades cometidas por los nazis… Pues bien, las nuevas tecnologías nos van a permitir hacer un viaje imaginario en el tiempo y vivir el minuto a minuto en el corazón del infierno. Un español, Antonio Hernández Marín, va a tuitear su estancia en el campo de concentración de Mauthausen.

La iniciativa ha partido del periodista Carlos Hernández, sobrino de Antonio Hernández y autor del libro Los últimos españoles de Mauthausen que acaba de publicar Ediciones B. El objetivo es que los españoles conozcamos uno de los capítulos de nuestra historia más desconocidos: el internamiento, el sufrimiento y, en muchos casos, la muerte en los campos de concentración nazis de más de 9.000 de nuestros compatriotas.


A la hora y en el día en que ocurrieron los hechos.

Una de las cosas con que se encontrarán quienes decidan seguir a @deportado4443, es que sus tuits son escritos en el día y a la hora en que ocurrieron realmente, eso sí, hace más de 70 años. Su narración comienza el 21 de enero de 1941/2015; en el momento en que se encuentra, con otros 774 españoles en el campo de prisioneros de guerra de Trier en Alemania. Él no lo sabe, pero faltan 24 horas para que le envíen a Mauthausen.

Antonio Hernández relatará su terrible viaje hacia el campo que duró casi tres días, a bordo de un tren destinado al transporte de ganado en el que los cautivos no tenían agua ni comida. A su llegada a Mauthausen, el republicano murciano recibió el número de prisionero 4.443. 

Gracias a los mensajes de 140 caracteres, Antonio irá describiendo la vida en el campo, las torturas a las que eran sometidos por los SS, la solidaridad que existía entre los prisioneros españoles… Tuiteará durante la noche, cuando los SS entraban en las barracas para humillar a los prisioneros, durante el día mientras trabajaba en la temible cantera y publicará numerosas fotos reales que servirán para comprender mejor la cruda realidad que los españoles vivieron en los campos nazis.

La experiencia se prolongará durante algo más de tres meses en los que se resumirá su vida y la del resto de deportados españoles en dos centenares de tuits. Todo acabará el 5 de mayo de 1945/2015. Ese día, Antonio podrá narrar el momento más feliz de su vida, cuando vio entrar en Mauthausen a los soldados norteamericanos que liberaron el campo.


La historia de Antonio Hernández.

El periodista Carlos Hernández ha dedicado un año y medio a investigar la vida de su tío y del resto de españoles que pasaron por los campos nazis. Ha entrevistado a 18 deportados que permanecen con vida y ha buceado en decenas de archivos de España, Francia, Austria, Alemania y Polonia.  Su trabajo lo ha plasmado en el libro Los últimos españoles de Mauthausen y también en esta experiencia que ahora inicia en Twitter.

Gracias a este tiempo de investigación, hoy puede reconstruir el trayecto que llevó a Antonio Hernández desde su querida Murcia hasta una de las sucias barracas de madera del campo de concentración nazi. Jornalero primero y ferroviario después, Hernández se alistó en el cuerpo de Carabineros para defender la República. La dolorosa derrota le empujó al exilio y, más tarde, a enrolarse en el Ejército francés para afrontar una nueva guerra. Capturado por los alemanes, pasó varios meses en el campo de prisioneros de Sagan, junto a soldados franceses, británicos y holandeses. En enero de 1941, con el resto de los españoles, fue enviado a Mauthausen, donde perdió su identidad y se convirtió en un simple número, el 4.443. Trabajó como un esclavo en la construcción del propio campo y en su terrible cantera, hasta que a finales de 1944 fue trasladado a Gusen, el lugar en el que murió la mayor parte de los deportados españoles. Antonio Hernández consiguió mantenerse con vida y, junto a otros 2.000 compatriotas, asistir a la llegada de las tropas norteamericanas el 5 de mayo de 1945. Tras las puertas del campo le aguardaba una amarga libertad, marcada nuevamente por un exilio que ya no abandonaría hasta el momento de su muerte, en 1992.

La historia de Antonio Hernández es muy similar a la de los más de 9.000 españoles que pasaron por los campos nazis. A todos ellos está dedicada esta iniciativa.


Madrid, 21 de enero de 2015










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