María Torres / 12 Febrero 2015
El 12 de febrero de 1939, cuando
Cataluña ya había caído en manos franquistas, la República agonizaba y su
ejército había iniciado la retirada, cinco bombarderos Savoia-Marchetti SM.79 del 27º Grupo
de la Aviación Legionaria de Mussolini, partían desde la base aérea de Palma de Mallorca con destino a
Xátiva. El día era claro y la visibilidad perfecta. Su objetivo, la Estación de Ferrocarril.
A las 11:30 horas, los
Savoia-Marchetti vomitaban su carga mortal compuesta de 20 bombas de 250 kilos.
Cinco toneladas de explosivo caían sobre la Estación de Xátiva, justo en el
momento en que hacía su entrada un tren en el que viajaba la 49ª Brigada
Mixta con destino al Frente de Levante.
Los andenes de la estación se
encontraban repletos de personas que habían acudido a recibir a los
soldados. No había baterías antiaéreas que alertaran de la desgracia que estaba
a punto de producirse.
Los gritos de júbilo del público allí
congregado fueron silenciados por el sonido de los aviones y el ruido
ensordecedor de las repetidas explosiones.
El grueso de las bombas cayó sobre
el tren repleto de soldados. Un gran cráter se abrió en el pavimento.
Había cuerpos diseminados por toda la estación y alrededores. De los
árboles colgaban cadaveres y restos humanos.
La masacre arrojó la cifra de 123 muertos, la
mayoría miembros de la 49ª Brigada Mixta. Entre los civiles que
fallecieron ese día y en los posteriores, pues se contabilizaron más de doscientes
heridos, también había hombres, mujeres y niños.
Las víctimas fueron
enterradas esa misma tarde y tras el sepelio, muchos habitantes de Xátiva
huyeron al campo, temerosos de que pudiera volver a repetirse el bombardeo en
otros puntos de la ciudad.
Tres días después, el alcalde Jovino
Fernández, remitió el siguiente escrito al
Gobernador :
«Tengo el sentimiento de informar a V.E. que en la
mañana del domingo 12 del actual, sobre las 11 horas, fue objeto la estación
f.c. de esta Ciudad y edificios circundantes de un furioso y salvaje ataque de
aviación por bombardeo, ocasionando además el derribo del edificio de la
estación y otros varios. Cien muertos y doscientos heridos aproximadamente, la
mayoría de ellos de curiosos y familiares de soldados de la 49 brigada que
pasaba en un convoy, que igualmente fue alcanzado por las bombas, que fueron a
la estación para verles pasar. Las operaciones de auxilio a las víctimas
comenzaron en el acto por los servicios sanitarios de la población, a los que
se sumaron enseguida muchos elementos civiles y militares, todos los cuales
rivalizaron en tan humanitaria y piadosa labor.
La Ciudad, aparte del consternamiento
natural por un suceso de tal importancia, tan brutal como inacostumbrado, ha
conservado en todo momento gran serenidad, acudiendo al sepelio de las víctimas
el mismo domingo por la tarde y en cuya presidencia figuró el que suscribe, sin
que como consecuencia de lo acontecido se hayan producido incidentes.
Réstame hacer presente a V.E. que tal
acontecimiento no ha quebrantado la moral de ninguno ni del pueblo en general
que conserva su fe inquebrantable en el destino moral de nuestra Patria. Salud
y República. Játiva, 15 de febrero de 1939».
Los bombardeos franquistas del mes de enero contra la retaguardia republicana se intensificaron en febrero de 1939 en la zona costera valenciana, destruyendo
carreteras, puertos y puentes, y dejando un extenso número de víctimas.
Cerca de tres mil muertos es el balance de los bombardeos efectuados por la Legión Cóndor con base en Mallorca.
De ellos, 123 fallecieron en Xátiva el 12 de febrero de 1939.
No olvidamos. No perdonamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario