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1499. Comentarios al Congreso de Ginebra

Isabel Oyarzábal Smith (Málaga, 12 de junio de 1878 - Ciudad de México, 1974)


Isabel Oyarzábal asistió en 1920 al VIII Congreso de la Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer celebrado en Ginebra desde el 6 al 12 de junio, como delegada  de ANME (Asociación Nacional de Mujeres Españolas), organización en la que ingresó en 1918 y de la que llegó a ser presidenta.

ANME era una organización feminista fundada en 1918 por María Espinosa de los Monteros. Se autodefinía como asociación feminista de centro y entre sus afiliadas se encontraban María de Maeztu, Clara Campoamor y Victoria Kent. 

Transcribimos a continuación “Comentarios al Congreso de Ginebra”, un artículo de Isabel Oyarzáal publicado en El Sol, el 16 de junio de 1920.


Comentarios al Congreso de Ginebra

De las reuniones del Congreso de Ginebra se desprende una impresión determinante y fundamental que, a su vez, da origen a innumerables derivaciones.

Tal impresión es la de que el feminismo se ha convertido, de ideal más o menos arraigado y preponderante, en incontrovertible y potentísima realidad. Durante largos años el movimiento feminista se limitó a ser un apostolado que alimentaba una esperanza abstracta y puramente utópica; hoy es una fuerza cuya trascendencia no puede quedar por más tiempo ignorada. Jamás pudimos soñar nosotras mismas, feministas españolas, el alcance enorme que en el mundo ha adquirido el movimiento. En todos los países de Europa, menos ocho, entre estos España, se ha logrado el derecho al sufragio femenino.

En muchos de aquellos toma parte la mujer en la vida política de la nación como miembro del Parlamento, y se ocupa de la administración local. Solo Alemania cuenta con 4000 mujeres en sus Consejos municipales. En algunos de dichos países fue la guerra o la revolución la que coronó en grado tan extraordinario las esperanzas feministas: así, Alemania, Austria, las nuevas Repúblicas limítrofes de Rusia, Turquía, Bélgica, Checoslovaquia y Polonia; en otras fue la fuerza de la mujer, puesta a prueba en distintas ocasiones, la que triunfó. La mujer ha aceptado esta reivindicación de sus derechos con plena conciencia de su significado, poniendo, sin pérdida de tiempo, su clara perspicacia y abnegada voluntad al servicio de la patria. Los graves problemas que hoy amenazan convertir a la humanidad en enorme y macabra asamblea de esqueletos, la han obligado a atacar, apenas investida de sus nuevas responsabilidades, problemas de aterradora dificultad, tales como el hambre y sus terribles consecuencias, la falta de viviendas y la carencia de trabajo de las mujeres que fueron empleadas en las fábricas durante la guerra, y que han sido sustituidas por los soldados al ser estos desmovilizados.

Una de las sesiones más interesantes de este Congreso ha sido aquella en que las mujeres concejales de Inglaterra, Checoslovaquia, el Transvaal, Alemania, Austria, Dinamarca, Suecia, Noruega y Norteamérica hablaron de las medidas adoptadas desde su advenimiento a los consejos municipales para contrarrestar los efectos de tan terribles males; entre otros, la vigilancia ejercida en el reparto de los alimentos en los países en donde estos escasean, limpieza de las ciudades, y la inspección sanitaria ejercida en los establecimientos y en las viviendas. La concejala de Liverpool declaró que, en vista de la falta de casas en dicha capital, había trabajado sin descanso hasta lograr la edificación de viviendas por el Ayuntamiento, habiendo conseguido ya la construcción de 6.000 casas, a las que seguirán otras 14.000 en breve plazo.

También revistieron excepcional interés las conferencias a favor de la igualdad de remuneración del trabajo de la mujer y del hombre. La absoluta igualdad de derechos entre ambos sexos es una de las cuestiones fundamentales que se defienden en este Congreso, hasta el punto de que varias delegadas han protestado, en nombre de sus asociaciones, contra las restricciones impuestas al trabajo de la mujer por la Conferencia Internacional del Trabajo de Washington, tales como la prohibición del trabajo nocturno.

Esta aspiración a la absoluta igualdad fue causa de que se provocaran discusiones en las reuniones en que se organizaban los trabajos para la obtención de pensiones a la maternidad y a la viudez. Los hombres apoyan su derecho a un mayor salario en su calidad de mantenedores de la familia. Con tanta o más razón pueden defenderlo las madres.

El Congreso, preocupándose del futuro objeto de la Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer, cuyo principal objeto (el del voto femenino) ha sido conseguido casi totalmente ya, ha decidido ampliar la acción de la Alianza y emprender la defensa de todos los derechos de la mujer. Para ello se procurará afirmar la posición de la mujer dentro de la Liga de las Naciones y elaborar una Carta de la Mujer que abarque asuntos de tan vital importancia como: la represión de la esclavitud en Asia, África y ciertos puntos de la Europa oriental; el reconocimiento de la capacidad civil de la mujer en el matrimonio; la conservación de su nacionalidad; el derecho sobre los hijos; la igualdad de educación y de trabajo; la supresión de la trata de blancas, a la que, de hoy en adelante, y en atención a las mujeres de distinta raza que se unen a la Alianza, se llamará Trata de la Mujer, etc.

Una de las características del Congreso es la sobriedad de los discursos, la seriedad con que se delibera, la entusiasta cohesión que en las conclusiones se advierte. Las discusiones son a veces tenaces, jamás ruidosas, comentándose con júbilo fraternal cada nueva victoria lograda en los países distintos.

La presencia de la delegada de Crimea, esposa del presidente de dicho estado tártaro, ha interesado profundamente por ser dicha señora la primera mujer mahometana que asiste a un congreso. Dicha delegada habló de las condiciones de igualdad que ha logrado la mujer en su país y de la escasa influencia que, en realidad, ejerce la ley, favorable a la poligamia en los hogares.

España forma parte de varias comisiones nombradas para estudiar los distintos problemas. El Consejo Supremo Feminista de España, por ejemplo, trabaja en las que han sido constituidas para mejorar las condiciones de las madres, mediante la obtención de pensiones a la maternidad y para estudiar el porvenir de la mujer en la prensa.









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