Los años de la barbarie
Vuelven los años de la barbarie...
Todo se torna gris en mi memoria.
Reconstruyo instantáneas
de la vida robada de los míos:
Mi abuela cose y llora.
Mi padre juega con un álbum de
cromos,
mi abuela cose y llora.
La bisabuela María quiere ver el
mar,
y canta nanas
encerrada en su mente de niña
perdida.
Mi abuela cose y llora.
De mi abuelo tan sólo están sus
cartas,
una silla vacía y un olor a
presidio.
Mi abuela cose y llora...
Así pasan los días en los hogares de
los vencidos.
Oyendo canciones que no son las
suyas,
consignas que no son las suyas,
mandamientos que no son los suyos.
Todo es gris en la memoria heredada,
daguerrotipo cruel de una derrota.
Vuelven los años de la barbarie,
de la mordaza,
de la impotencia.
Han sacado de nuevo las banderas,
para que recordemos que nunca se
fueron del todo,
que nunca ganaron los nuestros.
Yo he sacado de nuevo la memoria
herida,
la que me legaron como un tesoro,
y la enarbolo
para conjurar a la barbarie
que se empeña, otra vez, en
regresar.
Corazón helado
Traigo el corazón helado,
y un nudo en la garganta,
y un sabor a pólvora quemada en mis
labios.
Traigo la verdad de los míos,
sus lágrimas de sal y su dolor
profundo e infinito;
porque la sombra de la memoria
también es alargada…
Poemas incluidos en El hilo de la memoria, Unaria ediciones.
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