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1951. Santiago Alvarez Gómez

Aunque primero me afilié al Partido Socialista aquello duró muy poco. Llegó a mis manos Mundo Obrero y entré en contacto con gente comunista y de esa manera cambie enseguida de rumbo. A través de él me puse en contacto con Madrid, con el Partido Comunista.

Entonces no había todavía Partido Comunista organizado en la provincia de Orense, había un comité regional en Vigo, y me invitaron a que me dirigiera allí, lo hice y me contestaron que contactase en Orense con un veterinario, que después fue secretario del Partido, una persona excelente y un gran orador, un gran organizador. A través de él, Avelino Álvarez, me hice comunista y después fui el organizador del Partido en toda aquella comarca. Tenía entonces diecisiete años. Esto fue ya en el 31, al socaire de esa etapa en la que ingresaron gente como Irene y Cesar Falcón y otros intelectuales, que se hicieron del partido porque se cansaban de ver que el gobierno socialista tenía muchos defectos, que no se resolvían los problemas, que no se hacía la reforma agraria que era necesaria, que seguía habiendo mucho paro obrero.

Me hice comunista a partir de esas coordenadas y empecé a organizar el Partido en mi pueblo, con los amigos y compañeros de mi edad y a partir de ahí el Partido se empezó a extender por toda la comarca. Tuvimos organizaciones en toda la zona aquella y hacíamos propaganda, pintábamos paredes, repartíamos pasquines. Al principio no sabíamos muy bien que íbamos a hacer en una comarca en la que el proletariado agrícola era muy reducido. La gente tenía su propiedad, pero con el problema de la baja del precio del vino y con las dificultades que había, eso nos daba elementos para empezar. También la reducción del precio del ganado, que era un elemento importante, y poco a poco fuimos adquiriendo conocimientos.

Al comienzo, cuando íbamos a los pueblos la gente se reía de nosotros, a veces nos abucheaba, pero la tenacidad es un factor esencial y en muchos pueblos donde antes nos abucheaban o nos tiraban piedras, al poco tiempo lográbamos crear una célula del Partido y conseguimos un ambiente favorable para nosotros. Éramos chicos jóvenes, majos, la gente conocía a nuestros familiares y sabía que no éramos delincuentes, que éramos gente trabajadora, que por el día estábamos en las viñas, en el campo, y que por la noche nos quitábamos la tierra de los zapatos y nos íbamos a las aldeas para explicar lo que había que hacer para luchar y demás. Así se creó aquel Partido Comunista, que cuando empezó la guerra en el 36 tenía unos quinientos militantes en toda la comarca.

Participamos en la solidaridad con la revolución de Asturias en el año 34. Fue la primera vez que a mí me metieron en la cárcel con otros compañeros, algunos comunistas, otros socialistas o galleguistas. Estuvimos algún tiempo detenidos, aunque no nos llegaron a procesar. Nuestra detención fue sin embargo un elemento muy importante, porque la comarca reaccionó en solidaridad con nosotros y mucha gente que no nos conocía venía a vernos a la cárcel y nos traían comida o garrafones de vino. Una solidaridad impresionante, hasta tal punto que mi madre, que estaba muy triste por mi detención, cuando fue a verme a la cárcel y vio que había tanta gente que nos iba a visitar y nos llevaba cosas de comer y de beber, se sintió impresionada y, claro, sintió un cierto orgullo de que su hijo y sus compañeros hicieran esa movilización sin pretenderlo, simplemente por una reacción a favor nuestro y en contra de las autoridades y de la fuerza pública.

Era cuando se preparaba la idea del Frente Popular y cuando salimos de allí nos planteamos la tarea de extender el Partido y de organizar el Frente Popular. En la mayoría de los pueblos obtuvimos unos resultados importantes en las elecciones, aunque en el resto de la provincia las ganó la derecha. En aquellos tiempos nosotros nos transformamos ya en un punto de referencia para muchísima gente de los pueblos, que nos trataban con creciente simpatía. Cuando hacíamos mítines asistía mucha gente, porque los vecinos de los pueblos veían que todos éramos gentes como ellos. También organizamos los sindicatos, primero la UGT, y luego, cuando vimos que dadas las condiciones de la comarca había que prestar atención a los campesinos, no simplemente a los obreros agrícolas, se creó en Orense la Federación Campesina en abril del 36, a la que se afilió la mayor parte de la población rural.

Con todo ello nos hicimos la fuerza hegemónica políticamente de la comarca y por eso ganamos en muchos sitios las elecciones que hubo el 16 de febrero del 36. Como allí anteriormente, el 13 de abril del 31, había ganado la derecha en las municipales, al ganar el Frente Popular se crearon comisiones gestoras en los ayuntamientos. En mi municipio también se creó una gestora del Frente Popular. La mayoría del grupo éramos nosotros, pero pensamos que poner un alcalde comunista era un poco extremo y entonces propusimos un alcalde socialista, que era de izquierdas, un amigo nuestro. Yo era el primer teniente de alcalde y creamos un ayuntamiento realmente del Frente Popular que resolvió uno de los problemas más urgentes que había en el pueblo.

En esos pueblos el problema más importante para la gente era el reparto del consumo, una cuota que se pagaba todos los trimestres y que, naturalmente, según quien hiciera el reparto dependía mucho la cuota que le ponían los agentes a cada uno. Cuando gobernaban los caciques, quienes pagaban el pato eran los pobres, la gente humilde, pero al crear la junta del Frente Popular, vino el presupuesto municipal e hicimos una gran batalla política de discusión y debate y nosotros propusimos dejar exentos de consumo a toda la vecindad que no tuviese los ingresos adecuados hasta un límite determinado. Primero tuvimos muchas dificultades con los galleguistas, que estaban emparentados con la gente más burguesa, también con algunos socialistas, que pensaban que de todas maneras a los que hubiesen votado por la derecha era a los que había que cargarles el consumo.

Nosotros partimos de la base de que, independientemente de por quién hubiesen votado, a la gente pobre había que eximirla totalmente del consumo y el presupuesto municipal había que cargarlo en las cinco o seis familias muy ricas que había, y a la clase media, digámoslo así, dejarla con un poco menos de consumo del que tenían. Después de una batalla dialéctica en el ayuntamiento con galleguistas y socialistas logramos que triunfase nuestra tesis por mayoría democrática y se aplicó esa política. Eso fue un acontecimiento sensacional, porque la gente humilde que había votado por la derecha vio que nosotros no teníamos una política de venganza ni de represión contra ellos, sino que éramos los que realmente defendíamos a los pobres. Entonces nos hicimos sumamente populares y los comunistas éramos el punto de referencia de la masa de la población.

Tras varias batallas políticas importantes, como el 1° de mayo de aquel año, que organizamos una gran manifestación que recorrió toda la provincia, en el 36 tuve que salir para Madrid, porque recibí una carta del comité provincial de Orense diciendo que yo había sido seleccionado para ir a la escuela leninista de Moscú, donde había cursos de un año para cuadros del Partido. Pero como había triunfado el Frente Popular, la dirección del Partido Comunista de España había decidido crear una escuela de preparación de cuadros en Madrid, y los que estábamos seleccionados para ir a Moscú pasábamos a ser participes de esa escuela, que estaba en el barrio de Salamanca, en la calle Díaz Porlier.

Lo hablé con mi familia, con harto sentimiento de dejarla sola, porque en ese momento en mi casa el único hombre era yo, pero mi madre tuvo esa actitud que tienen las madres con los hijos, me dijo: mira hijo, si esa es tu vocación hazlo, porque nosotras, aunque pasemos dificultades, de todas maneras no nos vamos a morir de hambre, así que lo que te pedimos es que no nos olvides, que te acuerdes de nosotras y tal. Y el 2 de junio de 1936 salí en un autobús para Madrid, que llegó al otro día por la mañana a la calle Piamonte, donde estaba la Casa del Pueblo y donde estaba la redacción de Mundo Obrero, que era el punto de referencia. Empecé el cursillo, pero duró solamente mes y medio, porque el 18 de julio empezó la guerra.


Santiago Álvarez
"Comunistas. (Memorias de lucha y de clandestinidad)"


Santiago Álvarez Gómez nació en San Miguel de Outeiro (Orense), el 11 de febrero de 1913 y falleció el 29 de abril de 2002.









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