De Xosé Álvarez Castro, autor de Pontevedra nos anos do medo. Golpe militar e represión (1936-1939), para Búscame en el ciclo de la vida.
En los años veinte del pasado siglo llegó a Pontevedra una familia rusa, de origen judío, formada por Avrun Kiva Elewitch Zbarsky Geller [Abraham Zbarsky], su esposa Scheiva Mendeleva Kuper [Sofía Kuper] y sus hijos Elías y Jacobo; otros parientes también se establecieron en Galicia. Todos eran odontólogos y tuvieron que sufrir la oposición de los colegios profesionales del ramo; se oponían a la legalización de sus títulos académicos y a la obtención de autorizaciones para ejercer la profesión, pues veían en la llegada de profesionales extranjeros una fuerte competencia, amén la existencia de una trama de falsificación de títulos. A esta oposición hay que sumarle la desconfianza de las autoridades hacia los inmigrantes rusos por el temor a que fuesen agentes bolcheviques encubiertos.
Abraham Zbarsky ejerce en Pontevedra desde el año 1925, su esposa Sofía tiene clínica en Vigo; Elías se establece en Ferrol y Jacobo comparte clínica en Vigo con su tío Simeón Kuper.
Abraham Zbarsky era militante del PSOE, directivo de la Sociedad Filarmónica y persona muy querida y respetada en Pontevedra. Cuando llegan a la ciudad las noticias del levantamiento militar en el norte de África se constituye, en el gobierno civil, el Comité de Defensa de la República y se organiza la resistencia de cara a una posible salida de las tropas. Abraham es uno de los dirigentes políticos que acude al gobierno civil; varios policías, singularmente el inspector Antonio Iglesias, le acusan de estar de manera continuada en el despachos del gobernador, aseguran que es el que puede influír más eficazmente en los dirigentes del Frente Popular porque los controlaba; su influencia, decían, se asentaba en el hecho de ser “Jefe de una organización Soviética y Judía” que poseía cuantiosos fondos con los que les facilitaba subvenciones y, de este modo, los tenía a su servicio. La Guardia Civil lo consideraba comunista, miembro de la junta del Socorro Rojo, masón y propagandista. Como puede apreciarse, la veracidad y la mesura estaban ausentes en aquellos días.
Lo detienen en la tarde del 21 de julio y encuentran en su casa dos armas antiguas inútiles y una pistola moderna para la que tenía licencia. Le abren una causa militar (565/36) que sobreseen provisionalmente, pero queda detenido como preso gubernativo en el lazareto de la isla de san Simón. Con el socorrido pretexto de ser trasladado a la cárcel de Ponte Caldelas, lo sacan del lazareto (una de las habituales sacas o “raposas”) y su cadáver aparece en el cementerio de San Mauro el 29 de diciembre de 1936. Tenía 54 años.
Algunas fuentes apuntan a que fué asesinado en el cuartel de la Guardia Civil pontevedresa, con la habitual moto encendida para evitar que se oyesen los disparos; indican que el motivo sería que Abraham había amenazado con llevar a la Sociedad de las Naciones el caso de su hijo Jacobo, fusilado días después del golpe. La versión oficial de lo sucedido la encontramos en una comunicación enviada por el comandante Velarde, jefe accidental de la Guardia Civil, al juez instructor:
Al ser conducido en la noche de ayer por fuerza del puesto de esta Capital el preso Abrahan Zbarsky Celler (sic), según orden al efecto, desde el Lazareto de San Simón a la cárcel de esta Capital al, llegar al punto conocido por “La Fracha” y debido a una avería que tuvo el coche que lo conducía hubo necesidad de parar para repararla, en cuyo momento el conducido aprovechando la oscuridad de la noche intentó fugarse, no consiguiéndolo por que (sic) a los primeros disparos de la fuerza fué gravemente herido falleciendo a los pocos momentos, siendo transportado su cadáver al depósito del cementerio de esta Localidad.
Tengo la distinción de participarlo a V. para su debido conocimiento.
Dios guarde a V. muchos años
Pontevedra 30 de Diciembre 1.936
El primer Jefe accdtal,
Joaquín Velarde Velarde.
Abraham no era la primera víctima de la familia Zbarsky ejecutada por los golpistas: su hijo Jacobo Zbarsky Kuper había sido fusilado en los primeros días tras el golpe. Jacobo, de 22 años, odontólogo, militante socialista, estaba cumpliendo el servicio militar como brigada de la escala de complemento; el 19 de julio fué nombrado por el gobernador civil jefe de las milicias antifascistas, que tenían la misión de oponerse al golpe y defender la legalidad republicana. Tras la rendición del gobernador parece ser que se opuso a esta decisión y llegó a amenazar de muerte a aquel, al igual que hicieron varios de los milicianos que allí se encontraban y que consideraban una traición la decisión de rendirse a los militares. Detenido en la madrugada del 21 de julio, se le abrió causa sumarísima (281/36).
El consejo de guerra comienza a las 11 y media de la mañana del siete de agosto de 1936, en el salón de actos de la Diputación y con asistencia de mucha gente. Preside el tribunal el coronel de artillería Mario Sánchez Sánchez, el militar dubitativo en las horas del golpe y que sería expulsado del ejército junto con el comandante militar, general Iglesias. De ponente actúa el capitán Villavicencio, del cuerpo jurídico, de fiscal el tristemente conocido Ramón Rivero de Aguilar, fiscal movilizado de la Audiencia de A Coruña y como defensor, el capitán Manuel López de Roda y Arquer, de infantería, defensor también en otras causas más conocidas.
La acusación es la de tomar parte activa en la formación de milicias oponiéndose a la declaración del estado de guerra, actuar como jefe de las fuerzas resistentes, amenazar con una pistola al gobernador si se rendía, hacer disparos de pistola a un hidroavión de la base Janer (Marín) que volaba sobre la ciudad... Varios testigos ( policías y portero del gobierno civil) corroboran las mismas y otras lo exculpan.
Rivero de Aguilar en su informe habla "elocuentemente de la política del llamado Frente Popular que conducida al comunismo violaba la Constitución, y convertía la libertad en crímenes, violaciones, asaltos y toda suerte de delitos. [...] El procesado ha sido uno de los principales dirigentes de los elementos marxistas, mancillando el uniforme que vestía, traicionando a España que le abriera los brazos como a un hijo, y que por todo ello pide en nombre de la Justicia la pena de muerte" (Diario de Pontevedra, 7-8-36).
La estrategia del defensor, muy habitual en López de Roda, se centró en destacar la poca edad del acusado (22 años) que lo hacía víctima fácil de las doctrinas revolucionarias, las actuaciones y la militancia eran anteriores a la declaración del estado de guerra, etc. En el peor de los casos, no lo considera merecedor de la pena de muerte sinó de prisión mayor. Es curiosa la argumentación del fiscal sobre el momento de la declaración de guerra y que anula de raíz cualquier tipo de formalidad jurídica: declara que moralmente (?) el estado de guerra se implantó en toda España el 17 de julio, olvidando la necesidad de que el bando se publicase en cada población.
El tribunal dicta condena a muerte. Antes de ser fusilado deposita sus pertenencias para que sean entregadas a su madre: un cinturón, un peine, un reloj de pulsera, un espejo, un monedero conteniendo ciento siete pesetas con cuarenta y cinco céntimos y una carta dirigida a su madre, que transcribimos a continuación:
Pontevedra, 9 de agosto de 1936.
Queridos míos: Querida madre, perdóname este último gran disgusto que te doy. Dentro de 3 horas moriré, tú bien sabes cuanto te quiero, sin embargo no he querido ver a ninguno de vosotros por última vez, porque si así lo hiciera no tendría el valor de afrontar mi suerte.
Mis últimos pensamientos serán en todos vosotros, sobre todo en ti, madre mía.
Estoy tranquilo, creo que esta tranquilidad me acompañará hasta el último momento.
Piensa, madre mía, que si pierdes un hijo, por ningún ideal más justo. Yo puedo sacrificar mi vida, te queda otro hijo y mucha más familia que harán todo lo posible por consolarte.
Os beso y abrazo a todos queridos, sobre todo a ti, madre.
Tu hijo, que siempre te ha querido y te querrá mientras viva.
A las cinco de la mañana del diez de agosto fué fusilado en el campo de tiro de artillería (Figueirido) luego de rehusar los auxilios espirituales que se le ofrecían. Recibió cuatro balazos en el tórax y abdomen y dos en la región parietal. Sepultado en el cementerio de San Mauro llevaba como prendas de vestir, camisa blanca, traje azul oscuro y zapatos negros.
Además de la incautación de bienes, otros miembros de la familia también serán perseguidos: Elías Zbarsky Kuper, junto con su tío Simeón Kuper fueron detenidos en Vigo el 21 de julio ocupándole a Simeón varios impresos y una pistola de fogueo. Uno de los impresos era una llamada de la Alianza Obrera dirigido a los “camaradas soldados” de Vigo en el que daba cuenta de la sublevación de varias guarniciones contra el gobierno legítimo y les recordaba que no estaban obligados a acatar las órdenes de sus jefes, pues el gobierno decretara el licenciamiento de las tropas cuyos mandos se levantasen contra la legalidad republicana. Otras octavillas ocupadas se referían a la huelga en la fábrica de Singer. Además le ocupan una maleta con libros “de genuina propaganda soviética”.
Un informe del Estado Mayor afirma las ideas izquierdistas de la familia Kuper y la condición socialista significada de Abraham Zbarsky, así como el fusilamiento de Jacobo:
Toda esta familia pertenece a la Organización de espionaje soviético cuyo Jefe parece ser el DAINOW antes citado; conceptuados así no solo por este Servicio, sino también por la Central de Madrid [...] avalándolo asimismo los informes facilitados por las Policías Portuguesa, Alemana, etc, etc. donde son conocidos como tales agentes soviéticos.
A pesar de todas las acusaciones, se declara el sobreseimiento provisional. Según algunas fuentes, Simeón y Elisa Kuper y su sobrino Elías fueron canjeados en el año 1938 y abandonaron España.
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