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2266. Carta del presidente Cárdenas sobre la posición de México respecto a la guerra de España

Lázaro Cárdenas y la guerra de España. Grabado del Taller Gráfica Popular. Autor Alberto Beltrán


Carta del presidente Cárdenas a Isidro Fabela, delegado ante la Sociedad de Naciones, sobre la posición de México respecto a la guerra de España.

México, 17 de febrero de 1937.
Sr. Lic. Isidro Fabela
Delegado de México
Ginebra, Suiza


Muy estimado señor licenciado y fino amigo:

Como complemento de la conversación que tuve el gusto de celebrar con usted antes de su partida y como orientación para las pláticas que pueda usted tener en Francia, así como para sus gestiones en Ginebra en virtud de la comisión que le ha sido confiada, creo conveniente atraer su atención sobre el espíritu de absoluto desinterés y de irreprochable lealtad internacional con que el gobierno de México ha procedido y procede en lo que respecta al actual conflicto de España. Es posible que -dada nuestra ausencia del Consejo de la Sociedad de las Naciones- la forma en que dicho conflicto sea tratado en la Liga, no haga indispensable una exposición detallada de usted sobre la materia; pero, si el caso llegara a presentarse, sería necesario explicar con precisión el alcance real de nuestra conducta, la cual, a nuestro juicio, es la que deberían haber observado todos los países.

Conviene, ante todo, hacer ver hasta qué punto la actitud de México en relación con España no se encuentra en contradicción con el principio de "no intervención". Esta frase, muy utilizada en la actualidad por la diplomacia europea y por la política interamericana, ha venido a recibir, como consecuencia de las complicaciones internacionales suscitadas por la rebelión española, un contenido ideológico muy diferente del que orientó, por ejemplo, a la delegación mexicana que concurrió a la reciente Conferencia de Paz de Buenos Aires, al proponer a la aprobación unánime de las Repúblicas de nuestro continente el protocolo Adicional a la Convención sobre Deberes y Derechos de los Estados firmada en Montevideo en 1933.

Bajo los términos "no intervención" se escudan ahora determinadas naciones de Europa, para no ayudar al gobierno español legítimamente constituido. México no puede hacer suyo semejante criterio, ya que la falta de colaboración con las autoridades constitucionales de un país amigo, es en la práctica, una ayuda indirecta --pero no por eso menos efectiva- para los rebeldes que están poniendo en peligro el régimen que tales autoridades representan. Ello, por lo tanto, es en sí mismo uno de los modos más cautelosos de intervenir.

Otro de los conceptos que ha cobrado particular connotación con motivo de la situación española, es el de la neutralidad internacional. México, al adherirse en 1931 al Pacto constitutivo de la Sociedad de las Naciones tuvo muy en cuenta el carácter generoso de su estatuto, del que puede decirse que una de las conquistas jurídicas más importantes ha sido la de establecer una clara separación -en caso de posibles conflictos- entre los Estados agredidos, a los que se proporcionan todo el apoyo moral y material que las circunstancias hacen indispensable, y los Estados agresores, para los cuales se fija, al contrario, un régimen de sanciones económicas, financieras, etc. La justificación de esta deferencia, plausible en lo que concierne a los conflictos que puedan surgir entre dos Estados libres y soberanos, se pone aun más de manifiesto en lo relativo a la lucha entre el poder constitucional de un Estado y los rebeldes de una fracción apoyada visiblemente como en el caso de España por elementos extraños a la vida y a las tradiciones políticas del país.

La ayuda concedida por nuestro gobierno al legítimo de la República española es el resultado lógico de una correcta interpretación de la doctrina de "no intervención" y de una observancia escrupulosa de los principios de moral internacional que son la base más sólida de la Liga. A este respecto procede recordar que la ayuda material a que aludo, ha consistido en poner a disposición del gobierno que preside el señor Azaña, armas y parque de fabricación nacional y solo ha aceptado servir de conducto para la adquisición, con destino a España, de material de guerra de procedencia extranjera en aquellos casos en que las autoridades del país de origen -conociendo la finalidad de la compra- manifiesten en forma clara su aquiescencia y den, de acuerdo con los procedimientos normales, los permisos reglamentarios.

Al participar a usted que de la presente carta he enviado una copia a la Secretaría de Relaciones, ya que, cuando sea necesario, habrá usted de solicitar de dicha dependencia las instrucciones relacionadas con la participación de nuestro país en los trabajos de la Sociedad de las Naciones, aprovecho la oportunidad para desear a usted el mejor éxito en el desempeño de su cargo y quedo suyo, afectísimo amigo y atento seguro servidor,


Lázaro Cárdenas
Cartas al Presidente Cárdenas
Offset Altamira, México 1947










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