Carta del presidente Cárdenas a Isidro
Fabela, delegado ante la Sociedad de Naciones, sobre la posición de México
respecto a la guerra de España.
México, 17 de febrero de 1937.
Sr. Lic. Isidro Fabela
Delegado de México
Ginebra, Suiza
Muy estimado señor licenciado y fino amigo:
Como complemento de la conversación que tuve el gusto
de celebrar con usted antes de su partida y como orientación para las pláticas
que pueda usted tener en Francia, así como para sus gestiones en Ginebra en
virtud de la comisión que le ha sido confiada, creo conveniente atraer su
atención sobre el espíritu de absoluto desinterés y de irreprochable lealtad
internacional con que el gobierno de México ha procedido y procede en lo que
respecta al actual conflicto de España. Es posible que -dada nuestra ausencia
del Consejo de la Sociedad de las Naciones- la forma en que dicho conflicto sea
tratado en la Liga, no haga indispensable una exposición detallada de usted
sobre la materia; pero, si el caso llegara a presentarse, sería necesario
explicar con precisión el alcance real de nuestra conducta, la cual, a nuestro
juicio, es la que deberían haber observado todos los países.
Conviene, ante todo, hacer ver hasta qué punto la
actitud de México en relación con España no se encuentra en contradicción con
el principio de "no intervención". Esta frase, muy utilizada en la
actualidad por la diplomacia europea y por la política interamericana, ha
venido a recibir, como consecuencia de las complicaciones internacionales
suscitadas por la rebelión española, un contenido ideológico muy diferente del
que orientó, por ejemplo, a la delegación mexicana que concurrió a la reciente
Conferencia de Paz de Buenos Aires, al proponer a la aprobación unánime de las
Repúblicas de nuestro continente el protocolo Adicional a la Convención sobre
Deberes y Derechos de los Estados firmada en Montevideo en 1933.
Bajo los términos "no intervención" se
escudan ahora determinadas naciones de Europa, para no ayudar al gobierno
español legítimamente constituido. México no puede hacer suyo semejante
criterio, ya que la falta de colaboración con las autoridades constitucionales
de un país amigo, es en la práctica, una ayuda indirecta --pero no por eso
menos efectiva- para los rebeldes que están poniendo en peligro el régimen que
tales autoridades representan. Ello, por lo tanto, es en sí mismo uno de los
modos más cautelosos de intervenir.
Otro de los conceptos que ha cobrado particular
connotación con motivo de la situación española, es el de la neutralidad
internacional. México, al adherirse en 1931 al Pacto constitutivo de la
Sociedad de las Naciones tuvo muy en cuenta el carácter generoso de su
estatuto, del que puede decirse que una de las conquistas jurídicas más
importantes ha sido la de establecer una clara separación -en caso de posibles
conflictos- entre los Estados agredidos, a los que se proporcionan todo el
apoyo moral y material que las circunstancias hacen indispensable, y los
Estados agresores, para los cuales se fija, al contrario, un régimen de
sanciones económicas, financieras, etc. La justificación de esta deferencia,
plausible en lo que concierne a los conflictos que puedan surgir entre dos
Estados libres y soberanos, se pone aun más de manifiesto en lo relativo a la
lucha entre el poder constitucional de un Estado y los rebeldes de una fracción
apoyada visiblemente como en el caso de España por elementos extraños a la vida
y a las tradiciones políticas del país.
La ayuda concedida por nuestro gobierno al legítimo de
la República española es el resultado lógico de una correcta interpretación de
la doctrina de "no intervención" y de una observancia escrupulosa de
los principios de moral internacional que son la base más sólida de la Liga. A
este respecto procede recordar que la ayuda material a que aludo, ha consistido
en poner a disposición del gobierno que preside el señor Azaña, armas y parque
de fabricación nacional y solo ha aceptado servir de conducto para la
adquisición, con destino a España, de material de guerra de procedencia
extranjera en aquellos casos en que las autoridades del país de origen
-conociendo la finalidad de la compra- manifiesten en forma clara su
aquiescencia y den, de acuerdo con los procedimientos normales, los permisos
reglamentarios.
Al participar a usted que de la presente carta he
enviado una copia a la Secretaría de Relaciones, ya que, cuando sea necesario,
habrá usted de solicitar de dicha dependencia las instrucciones relacionadas
con la participación de nuestro país en los trabajos de la Sociedad de las
Naciones, aprovecho la oportunidad para desear a usted el mejor éxito en el
desempeño de su cargo y quedo suyo, afectísimo amigo y atento seguro servidor,
Lázaro Cárdenas
Cartas al Presidente Cárdenas
Offset Altamira, México 1947
Offset Altamira, México 1947
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