Presentración de Francisco Martínez López, "El Quico", en el acto organizado por el colectivo Levada Libre de Tui, homenaje a la guerrilla antifranquista, el 30 de abril de 2017
Bienvenidos, benvidos compañeiras y compañeiros, militantes de la memoria.
Aquí estamos un año más cultivando, cuidando, mimando la Memoria, reivindicando
esta frágil conquista que tantos enemigos tiene al acecho. La recuperación de
la Memoria debe ser nuestra revolución permanente. No podemos permitir que la
memoria republicana se pierda. Hay que peinarse el llanto, la rabia, los
vientos de impunidad y convertirlos en militancia porque como bien decía el
gran Machado: "ni el pasado ha muerto, ni está el mañana -ni el ayer- escrito".
Durante casi cuarenta y dos años desde la muerte
del dictador, hemos recibido lecciones baratas de democracia, lecciones de olvido,
de ceguera, de injusticia, de borrón y cuenta nueva. Echamos de menos un gesto
institucional de respeto y reconocimiento para todos aquellos que lucharon
contra el fascismo. Una democracia debe fomentar la búsqueda de la verdad
histórica. Nunca se hizo, y seguimos teniendo una patria triste, deshecha y una
Historia amarga en suspenso, pero la Memoria y la transmisión de la misma a las
generaciones futuras nos hará renacer.
El Estado español, tierra de impunidad, reposa
sobre un inmenso osario sin letreros ni cruces. Ya advirtió el poeta visionario
León Felipe, que detrás de Franco llegarían los enterradores y arqueólogos. La Memoria
es capaz de excavar, escudriñar, interrogar a esos huesos sin nombre, a esos héroes
anónimos sepultados por múltiples capas de olvido. La Memoria es capaz de
señalar a los verdugos y espero, esperamos, que la Memoria también sea capaz de
destapar la Verdad, de ejecutar la necesaria Justicia y dotarla de su verdadero
sentido y de otorgar la ansiada Reparación. Alimentémonos de esa esperanza,
porque si la matamos, será caer en la misma negación contra la que luchamos.
Francisco Martínez López, "El Quico", memoria viva de la
resistencia antifranquista y a quien tengo el honor de presentar hoy, lleva años
luchando, armado y desarmado para que el pasado no caiga en el olvido. Ese
olvido en el que está trenzada la historia de los
guerrilleros antifranquistas. La tibia Ley de la Memoria Histórica les dio la
espalda. Aún en el año 2011 el Diccionario Biográfico de la Academia de la
Historia los definía como «bandoleros y terroristas». La democracia, al igual que con el resto de
las víctimas del franquismo, no les ha otorgado ningún reconocimiento jurídico.
Pero nosotros sabemos que no es así, que forman
parte de nuestra historia, que su vida fue unida al compromiso ineludible de la
lucha por la libertad. Derrocar al régimen franquista fue el objetivo por el
que lucharon y murieron. Se les persiguió
encarnizadamente, se les torturó, se les aplicó la ley de fuga y sufrieron
junto a sus familiares innumerables vejaciones.
Quico fue un niño de la
República, hijo de campesinos; seguía siendo un niño de once años cuando los
militares golpistas se sublevaron en 1936. En la retina de ese niño quedó
grabado para siempre la tortura que infringieron a sus padres, la simulación
del fusilamiento de su hermano, el asesinato de su maestro. Brotó la rebeldía y
con esa edad comenzó a ser enlace del
Servicio de Información Republicana. Luchó como guerrillero en la Segunda Agrupación del
Ejército Guerrillero de Galicia-León hasta 1952, año en el que se exilia en
Francia. Su propio partido le pone cuatro años en cuarentena, aunque más
adelante recupera la actividad militante dentro del PCE. A partir de 1977
abandona los cargos de responsabilidad en el partido para dedicarse, según sus
palabras, "al trabajo de exhumación de la memoria del movimiento
guerrillero junto con otros antiguos guerrilleros", convirtiéndose en un
guerrillero contra el olvido, porque como dice tiene que “contar la lucha de
un pueblo al que la Transición abandonó"
Es un superviviente, un actor
real de la lucha antifranquista, una fuente primaria como dirían los
Historiadores, por eso siente que su obligación moral es contarlo, tomar parte
activa en la transmisión de una memoria sin adulterar.
Han pasado los años pero la
batalla contra la libertad, la democracia, la fraternidad y la paz no ha
finalizado y Francisco Martínez López, consciente de ello, sigue luchando por
los mismos principios democráticos, sigue defendiendo con la misma intensidad
la lucha y la dignidad de sus compañeros resistentes contra la barbarie y el
fascismo.
Hoy rendimos homenaje a Quico
y a todos los guerrilleros. Honor y gloria a los que fueron capaces de no bajar
los brazos aunque tuvieran que empuñar un arma. Me pregunto de dónde sacaron la
fuerza para seguir luchando en esa paz ficticia, peor que la guerra, que sonaba
a tiro y acribillaba sin aviso.
Abrid los ojos, prestad la
máxima atención, porque ahora tendréis ante vosotros a un hombre coherente y lleno
de sabiduría, un limpio espejo en el que mirarse.
Aprovechad este momento, que
quede bien grabado en vuestras pupilas y en vuestro corazón, porque lo vais a
recordar toda la vida.
María Torres
30 de Abril de 2017
Invervención de Francisco Martínez López, "El Quico" en Tui, 30 de abril de 2017
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