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2341. Homenaje a Pedro Chico Suarez, "El Perrero"

Pedro Chico Suarez
(Cehegí, Murcia, 11 de julio de 1877 - Caravaca de la Cruz, Murcía, 9 de Julio de 1941)


Este homenaje va dedicado a mi abuela Carmen Ruiz Carrasco y a mi abuelo Virgilio Chico Alajarín, por las lágrimas que te vi derramar abuela cuando el día de todos los Santos íbamos al cementerio a llevarle flores a tus padres y no podíamos llevarles flores a mis otros bisabuelos porque no sabíamos donde estaban. Mi abuelo ese día estaba pensativo, con la mirada perdida, ese día yo no alcanzaba ni siquiera a imaginar que les pasaba, yo era una niña. Yo preguntaba a mi abuelo por qué él no le llevaba flores a sus padres y él me decía que no sabía donde estaban enterrados, entonces yo, como niña que era le preguntaba por qué, y el me respondía “cosas de antes, de las que no quiero hablar”.

Ahora entiendo, que le doliera el alma, que se le desgarrara por dentro el corazón. Nunca hubo rencor en su mirada, sino resignación. Mi abuelo Virgilio sólo quería que esto no se repitiera más y que no sufriéramos nosotros lo que sufrió él y su familia por pensar diferente.

Ahora os voy a relatar la vida de un hombre bueno, de ideas increíbles que quería un mundo diferente, y que gracias a él y a muchos como él, estoy escribiendo estas letras, acomodada en mi casa, con mi familia y mi tranquilidad.

Pedro Chico Suárez, nació el 11 de Julio de 1877, un miércoles muy caluroso, en una humilde casa de Cehegín. Era el pequeño de la familia, su hermano mayor se llamaba Martín y le seguían Ramón, Catalina y Francisca. Era hijo de Pedro Chico Ibáñez, un jornalero que creía que los libros y el estudio daban la libertad, y que ser libres era lo mas hermoso.  Con su esfuerzo y tesón quiso dar un futuro mejor a sus hijos. Se casó con Luisa Suárez Menéndez, que era ama de casa, como la mayoría de las mujeres de su época.

Mi bisabuelo Pedro quiso ser guarda forestal, y su primer destino fue Alhama. Allí conoció a mi bisabuela María Rosario Alajarín Clares, con la que en 1899 contrajo matrimonio y se fueron a vivir a Lorca, concretamente a la Zarcilla de Ramos, donde nacieron la mayoría de sus once hijos.

Buscando una vida mejor, animado por la familia de mi abuelo, quiso el destino que se fuera a vivir a Cehegín, donde trabajó  de guarda municipal. Fue nombrado jefe de los municipales en 1931. Cuidó valiosamente el pueblo, ayudó a todos sus habitantes, tuvieran las ideas que tuvieran. Ayudaba a la gente que estaba enferma y que no tenían medios, proporcionándoles medicinas y apoyo para que no perdieran sus casas. Para los vecinos de este pueblo, mi bisabuelo era una gran persona.

Fue nombrado jefe de los municipales en el mandato de su sobrino Pedro Chico Cánovas, fundador del partido Socialista del pueblo y alcalde desde el 28 de abril al mes de septiembre de 1931, año para esta familia muy importante, en el que se resaltaba la II República y las ideas socialistas que años más tarde les costaría la vida.

Este sobrino de mi abuelo murió en Julio de 1936, en la sublevación de las tropas de Franco, cuando le dieron un tiro en la cabeza. Tres años después otro sobrino de mi abuelo, José Chico Cánovas, fue fusilado el 31 de junio de 1939 en el paredón del Arsenal militar de Cartagena y su hermano Ramón Chico Cánovas el 29 de octubre de 1940 corrió la misma suerte en el cementerio del Este de Madrid.

En el año 1934 destituyeron a mi bisabuelo del cargo de jefe de los municipales. Siguió en el Ayuntamiento en el Negociado de Multas. En esta etapa, tenía enemigos que ni él se imaginaba.

En las elecciones de 1936, seguía perteneciendo al Partido Socialista. Nunca renunció a sus ideas, las tenía más fuertes que nunca. Era ya una persona mayor, con 60 años, pero continuaba manteniendo la ilusión por un mundo mejor para sus hijos.

En 1940 mis bisabuelos vivían con mi tío Pepe, el único hijo que les quedaba, y la mujer de éste. Los demás había huido, porque esta familia tan socialista, no se salvaría de la barbarie.

A mi abuelo Virgilio se lo llevaron encarcelado acusado de quemar unas iglesias, cuando él no se encontraba en Cehegín. Estuvo en prisión hasta 1944 y por los pelos se libró de la pena de muerte. Otro hijo de mi bisabuelo, mi tío Bienvenido, uno de los pequeños, huyendo de la persecución fue confinado en Mauthausen el 3 de abril de 1941 y sobrevivió hasta la liberación del campo el 5 de mayo de 1945. Los demás hermanos también fueron encarcelados, distribuidos por España, con la “suerte”, de que no los mataron. Un sufrimiento detrás de otro, que dolor tan grande para mis bisabuelos, el no saber nada de sus hijos.

Fue un 27 de Febrero de 1940, cuando irrumpieron en la casa de mi tío preguntando por Pedro Chico Suárez. Él presentó con la cabeza bien alta y se despidió de su hijo y de su mujer, a la que ya no volvería a ver con vida. Tenía 63 años cuando se lo llevaron, y él sabía que ya no volvería.

El 21 de Noviembre de este fatídico año, mi bisabuela ya no puedo más y le dio un derrame cerebral. El sufrimiento de no saber nada de sus hijos y no tener a su lado al amor de su vida, se la llevó.

Mi tío Pepe, pudo lograr que mi bisabuelo acudiera al entierro y cuando entró por la puerta y vio a un pájaro enjaulado dijo: "dejar en libertad a este pájaro, que ni los pájaro se merecen estar entre rejas". Después se desmoronó, su mujer había muerto y él no había estado a su lado. Que tristeza tan grande, que impotencia, tenía mi bisabuelo, que veía inútil como otros se hacían cargo de todo, mientras él volvía a la cárcel. A su hijo, le animaban diciendo que no se preocupara que su padre saldría pronto de la cárcel, pero no fue así.

Volvió a la cárcel de Caravaca de la Cruz, el 26 de junio de 1941 y dieron orden de proceder con la comprobación de los hechos, con la declaración indagante, con mi bisabuelo. Al día siguiente, según cuentan, el recluso Pedro Chico Suarez padecía gripe y fue trasladado al Hospital de la Caridad de la misma localidad. Cuando su hijo se enteró, fue a verlo y las monjas se lo impidieron. Decían que tenía una enfermedad contagiosa. Insistió tantas veces que al final accedieron. Cuando lo vió apenas pudo reconocerlo. Estaba demacrado, tenía la cara transfigurada, llena de morados. Tan solo pudo permanecer con él unos minutos, los últimos que le vió con vida.

El 9 de Julio de 1941, mi bisabuelo Pedro Chico Suarez, falleció por tifus abdominal según la versión oficial.  Lo que yo deduzco, por la documentación de que dispongo, es que la causa de su muerte fueron las palizas que recibió.

En el cementerio de Caravaca de la Cruz se pierde el rastro de mi bisabuelo. Mi tío fue testigo de su enterramiento, pero en el número 96, donde nos habían dicho que se encontraban sus restos, no está, pues se encuentran los restos de una persona que falleció seis meses después. No sabemos si lo enterraron encima, si lo sacaron y lo enterraron en otro sitio. Hemos perdido su rastro y sentimos gran dolor de no poder traerlo a Cehegín y enterrarlo con algún hijo, porque a su mujer unos años después de que muriera, la echaron al osario común por ser roja, y no consta que esté enterrada en ningún sitio, ni en papeles de la Iglesia, como si no hubiera existido, la han borrado de la faz de la Tierra.

Este es mi pequeño homenaje a una parte de mi familia, que sufrió como tantas familias en España, las atrocidades del franquismo.


Ramona Corbalán Chico
Mayo 2017









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