Somos ahora tan españoles como los españoles. Estamos alentados
del mismo espíritu de lucha del pueblo español; y quiero recordar, aqui,
especialmente, a mis camaradas soviéticos, las palabras expresadas por mí en
nombre del pueblo y de los revolucionarios mexicanos en la Casa de los
Sindicatos.
Hablábamos delante del camarada Kalinin, de las condiciones de la
política internacional, de la situación palpitante del mundo; y yo, en nombre
de los revolucionarios de México y del pueblo mexicano, empeñaba la palabra de
que, a pesar de ser el nuestro un pueblo pequeño, de no ser una potencia
militar, de ser un pueblo retrasado en este sentido, empeñábamos, digo, nuestra
palabra, de que, en el momento decisivo, cumpliríamos nuestro deber. Y,
camaradas, el pueblo de México ha cumplido con su deber. Pero nosotros no hemos
perdido de vista tampoco a nuestros camaradas soviéticos, y sabemos que
ellos, pioneros de una nueva humanidad, han cumplido también con su deber. Y
estamos orgullosos y estamos satisfechos de nuestros camaradas soviéticos, de
ese magnífico ejemplo que nos han dado, como yo estoy seguro de que ellos lo
estarán también de nosotros.
Camaradas, camaradas españoles: heredamos de ustedes un espíritu y
una lengua; con ese espíritu y esa lengua vengo a decirles, en nombre del
pueblo mexicano, que en esta gloriosa lucha que están realizando por la
dignidad humana y el porvenir del mundo, México, como un solo hombre está con
ustedes. Está con ustedes en carne y en espíritu; y en cada gota de sudor de los
trabajadores mexicanos, dedicados a construir fusiles para España, viene una
parte de ese espíritu heredado de ustedes, camaradas españoles.
José Mancisidor
Delegado de México
Valencia, 4 de julio de 1937
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