Ángel Pestaña Núñez (Santo Tomás de las Ollas, 14 de febrero de 1886 - Barcelona, 11 de diciembre de 1937) |
Un
alma de gigante apenas contenida
en el
estuche humano de la carne mortal;
un corazón más grande que esa gloriosa esencia
y un pensamiento sano de arrollador caudal.
Palabra mesurada que medita y pondera;
claridad meridiana en toda apreciación;
serenidad perfecta en semblante y figura
y un cerebro al que rige prodigiosa intuición.
No siente odio hacia nada, porque su vida es gloria
que supo conquistarse del ajeno rencor.
Como un Cristo moderno predica su entusiasmo,
y su credo se llama Humanidad y Amor.
Obrero infatigable de la causa del pueblo,
que trabaja incesante por su noble ideal;
la voz de la conciencia, vigilando su vida,
y el perdón en sus labios, como marcha triunfal.
Amigo del que sufre, del que sueña y anhela,
para todos conserva una breve lección.
Se ha templado su vida en fragua de amarguras,
y por eso conoce la voz del corazón.
Sencillo en su existencia, su oratoria es sencilla;
que hablar para el humilde no precisa primores.
Su prédica es tan llana como aquella del Cristo
que eligió por discípulos a pobres pescadores.
Austero de conducta, su vida es el ejemplo
de una existencia nueva para forjar España…
¡Aguafuerte glorioso!… Ya está el retrato hecho;
encuadradle en un marco. ¡Este es ÁNGEL PESTAÑA!
José Villarroel de Ancos
un corazón más grande que esa gloriosa esencia
y un pensamiento sano de arrollador caudal.
Palabra mesurada que medita y pondera;
claridad meridiana en toda apreciación;
serenidad perfecta en semblante y figura
y un cerebro al que rige prodigiosa intuición.
No siente odio hacia nada, porque su vida es gloria
que supo conquistarse del ajeno rencor.
Como un Cristo moderno predica su entusiasmo,
y su credo se llama Humanidad y Amor.
Obrero infatigable de la causa del pueblo,
que trabaja incesante por su noble ideal;
la voz de la conciencia, vigilando su vida,
y el perdón en sus labios, como marcha triunfal.
Amigo del que sufre, del que sueña y anhela,
para todos conserva una breve lección.
Se ha templado su vida en fragua de amarguras,
y por eso conoce la voz del corazón.
Sencillo en su existencia, su oratoria es sencilla;
que hablar para el humilde no precisa primores.
Su prédica es tan llana como aquella del Cristo
que eligió por discípulos a pobres pescadores.
Austero de conducta, su vida es el ejemplo
de una existencia nueva para forjar España…
¡Aguafuerte glorioso!… Ya está el retrato hecho;
encuadradle en un marco. ¡Este es ÁNGEL PESTAÑA!
José Villarroel de Ancos
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